Las Instituciones Financieras Internacionales (IFIs) tienen una influencia significativa en los proyectos de gran infraestructura y desarrollo energético en el hemisferio. Muchas de ellas financian proyectos que aceleran el cambio climático: grandes represas que emiten gas metano, minas que perturban sumideros de carbono, y plantas energéticas que usan de forma ineficiente y altamente contaminante tecnologías basadas en carbón y aceite.
Ese financiamiento está, por ejemplo, detrás del enorme proyecto de la mina de oro “La Colosa” en Colombia, el cual podría afectar a páramos de gran altitud, liberando tremendas cantidades de dióxido de carbono retenidas gracias a esos ecosistemas
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Grupo del Banco Mundial (GBM) y su institución miembro, la Corporación Financiera Internacional, llevaron a cabo un proceso de investigación para rediseñar sus estrategias de inversión energética. AIDA participó del mismo y presionó a estas IFIs para que priorizaran el desarrollo limpio y sostenible de las fuentes de energía. Les exhortó a:
Considerar el cambio climático y los derechos humanos en cada etapa del proceso;
Incorporar las normas más estrictas sobre derechos humanos, equidad social, eficiencia energética y planeación de recursos naturales en la toma de decisiones;
Establecer objetivos agresivos pero alcanzables de reducción de las emisiones de dióxido de carbono permitidas para los proyectos con los que trabajan; y
Priorizar la eficiencia energética y de las fuentes de energía renovables mientras se desalienta la continua fiabilidad en el uso de combustibles fósiles.
Asimismo, AIDA participó en la consulta pública a la que llamó el BID para hacer comentarios a la actual política del Mecanismo Independiente de Consulta e Investigación (MICI). Pese a que el MICI no es perfecto, es el único sistema de quejas disponible para las personas perjudicadas por las actividades financiadas por la institución. AIDA, junto con otras organizaciones de la región, enviaron una carta con dichos comentarios, lo que significó una gran oportunidad para aumentar la transparencia, rendición de cuentas y eficacia del mecanismo.
A la par del BID y las instituciones que son parte del GBM, está el Banco Nacional de Desarrollo de Brasil (BNDES) que, aunque no es oficialmente una IFI, se comporta como tal y ejerce una enorme influencia en la región. La entidad se ha consolidado con una fuerza financiera que le ha permitido salir de su país y participar en grandes proyectos de inversión en más de 11 países de América Latina.
Lo preocupante es que el BNDES no cuenta con salvaguardas socioambientales y políticas de transparencia y participación acordes a su tamaño e influencia, sino que se rige por estándares mucho más bajos que las IFIs que actúan en la zona. No tiene mecanismos que aseguren la protección del ambiente y de las comunidades afectadas por los proyectos que financia, ni un sistema efectivo para atender quejas o reclamos. De hecho, los proyectos apoyados por el BNDES han estado llamando la atención de ambientalistas y defensores de derechos humanos en la región desde hace años.
Por ello hemos enfocado parte de nuestro trabajo en influir en esta entidad y lograr en ella la pronta implementación de políticas socioambientales adecuadas. Lo interesante y esperanzador es que no estamos solos en esta tarea. En noviembre de 2012, creamos una coalición llamada “BNDES na Mira”, que reúne a más de 90 personas de más de 25 organizaciones de la región. El grupo es el reflejo de la necesidad que existe de trabajar unidos para lograr resultados ambiciosos, pero necesarios.
Al mismo tiempo y como parte de una capacitación constante a nuestro equipo y al grupo en general, estamos elaborando un documento que explicará los mecanismos internos del BNDES y permitirá entender su proceso de toma de decisiones y los puntos de presión, así como generar los posibles contactos que nos ayuden a incidir dentro y fuera del Banco.
Finalmente, y para combatir la falta de reconocimiento de que el BNDES es una IFI y que por tanto debe cumplir con las responsabilidades que ello implica, AIDA está trabajando en un tercer documento que desarrollará ese argumento y ofrecerá una comparación entre las políticas de salvaguardas y transparencia del BNDES y las de otras IFIs que operan en la región, como el Banco Mundial y el BID.
Además, como parte del grupo, participamos de diversos talleres y seminarios para continuar fortaleciendo el trabajo conjunto, el intercambio de información, la elaboración de estrategias comunes para el futuro y un posible canal de comunicación a largo plazo con representantes del Banco.
Al mover enormes cantidades de dinero para proyectos y programas en el continente, la influencia que podemos ejercer a través de las IFIs y el BNDES puede derivar en importantes reducciones de las emisiones que causan el cambio climático. Estas instituciones tienen la posibilidad de optar por nuevas herramientas para reorientar su camino hacia un desarrollo verdaderamente sostenible, y así ayudar a proteger nuestra salud y el ambiente del cambio climático. AIDA continuará examinando e incidiendo en las IFIs y en el BNDES, como una IFI más, de manera constante y en especial durante sus procesos de reformulación de políticas internas.