La pandemia del nuevo coronavirus está sofocando al sistema de salud del municipio de Altamira (Pará), en la región del Xingú. Los profesionales de la salud y la población en general carecen de medicamentos, equipos de protección personal y, sobre todo, de camas suficientes ante el aumento de demanda de los enfermos.   

La ciudad de Altamira solo cuenta con nueve camas en la unidad de cuidados intensivos (UCI) y está situada a 816 kilómetros de Belém, en el noreste de Brasil. Estas camas son las únicas disponibles para atender las crecientes necesidades de 115 mil habitantes locales y de otras ciudades de la región que, en total, suman más de 400 mil personas. Esto incluye a los habitantes ribereños e indígenas de la zona que deberían ser atendidos en esos hospitales. 

Ya no hay más UCI disponibles y tampoco pruebas para detectar la COVID-19. Las camas de la UCI son utilizadas para adultos. El siguiente hospital más cercano está en Santarém, a 500 kilómetros de Altamira. A esto se suma que los habitantes de esta ciudad ya sufren impactos a su salud e integridad personal por la hidroeléctrica Belo Monte y, ahora, por la mina Belo Sun.  

68 médicos informaron de esta situación al Consejo Médico Regional. 

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