En las décadas de 1970 y 1980, la apertura de las carreteras y la fiebre del oro trajeron consigo enfermedades como el paludismo y el sarampión, causando la muerte del 13% de la población Yanomami. Ahora, los miles de mineros que se encuentran en el Territorio Indígena Yanomami (TIY) son vectores de transmisión del nuevo coronavirus, poniendo en riesgo de contaminación masiva a una población ya muy vulnerable. 

La actividad minera se ha intensificado con el incremento de la cotización del oro en el mercado internacional. Ello, sumado a otros factores —entre ellos el desmantelamiento de la política ambiental, que ahora es antifiscalización, promovido sistemáticamente por el actual gobierno federal, y la reiterada posición del propio presidente a favor de la minería— ha impulsado la invasión de tierras indígenas. 

Los 20.000 mineros instalados en el TIY son hoy el principal vector de transmisión de la pandemia. Según un estudio, casi el 40 por ciento de los yanomami que viven cerca de las zonas de minería ilegal en ese territorio indígena podrían estar infectados con la COVID-19. 

Es el territorio indígena más vulnerable del país. Casi la mitad de su población vive en comunidades ubicadas a menos de cinco kilómetros de una zona de minería ilegal. El Instituto Socioambiental (ISA) calculó diferentes escenarios de transmisión de la pandemia en esas áreas. En el peor de ellos, de un total de 13.889 indígenas, 5.603 yanomami (el equivalente al 40 por ciento) pueden infectarse con el virus. Si la letalidad es del doble de la población no indígena, entre 207 y 896 yanomami (el 6,4%) pueden morir como resultado de la COVID-19. El 19 de abril se produjo la primera muerte en el Territorio Indígena Yanomami. 

Debemos movilizar a la comunidad internacional y presionar al gobierno brasileño para que saque a los invasores ilegales de ese territorio. Esta medida es indispensable para que los yanomami puedan entrar en aislamiento social y garantizar su supervivencia. 

Solidarízate con el grito de ayuda de los Yanomami contra una vieja pesadilla, ahora más mortal. 

#ForaGarimpoForaCovid 

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