En AIDA trabajamos para proteger los océanos. La tarea no es fácil, más teniendo en cuenta las graves amenazas que enfrentan nuestros mares: desde el cambio climático hasta la contaminación con toneladas de desechos plásticos.
Pero quienes conforman el equipo de nuestro Programa de Biodiversidad Marina y Protección Costera tienen razones de peso y la fuerza suficiente para no cesar en sus esfuerzos.
¡Conoce sus motivaciones!
Gladys Martínez, abogada sénior
“Mi motivación más grande es pensar que cualquier esfuerzo que haga por proteger los océanos beneficiará a mis hijos y al resto de los niños y niñas, a las generaciones presentes y futuras. Cuidarlos es garantizar la vida porque los océanos son, en verdad, los pulmones del planeta”.
Jugando en la arena, nadando, buscando peces entre rocas o caminando en la playa para recibir el atardecer. En todos los recuerdos bonitos de la infancia de Gladys, está el mar.
Camilo Thompson, abogado
“Me motiva saber que tenemos la oportunidad de cambiar y que una sonrisa se dibujará en nuestro rostro si respetamos la naturaleza y cuidamos los océanos, el ecosistema que más equilibrio le da al planeta. En estos tiempos de grave degradación ambiental, no podemos seguir destruyendo corales, sobreexplotando peces ni dañando entornos costeros que están estrechamente ligados al mar. La oportunidad es aquí y ahora”.
Camilo vive actualmente muy cerca del mar, en La Paz, ciudad costera de Baja California Sur, México. Lo disfruta mucho.
Magie Rodríguez, asesora legal
“Siempre me ha parecido interesante la inmensidad de los océanos y lo poco que los conocemos. Me gusta pensar que puedo ayudar a conocer todo los que nos pueden ofrecer y a conservar la vida que albergan. Aunque conforman la mayor parte del planeta, por años hemos descuidado, llenándolos de basura y vaciando sus recursos. Muchos luchan por proteger los entornos terrestres, pero muy pocos hemos volcado la mirada a los mares”.
Cuando estaba en el colegio, hace más de 10 años, Magie conoció la playa donde desemboca el río Tárcoles, el más contaminado de Centroamérica, y vio toda la basura que su caudal lleva al mar. Entonces decidió que tenía que hacer algo para evitar que todas las playas de su país, Costa Rica, estén igual de contaminadas.
María José Gonzalez-Bernat, asesora científica
“Quiero que las generaciones futuras disfruten de la majestuosidad de los océanos. Es mi mayor motivación. Los océanos son una de las principales reservas de biodiversidad del mundo, fundamentales para mantenerlo saludable. Son fuente de alimento e ingresos económicos para millones de personas. Su importancia económica, ambiental y social me mueve a seguir investigando estos entornos y las formas de promover su conservación y uso sostenible. Me motiva también trabajar en esta tarea con gobiernos, organizaciones y comunidades de pescadores”
Uno de los recuerdos que más atesora María José es el de la primera vez que buceó. Su memoria aún conserva los diferentes tonos de azul y la diversidad de animales y plantas multicolores que vio al sumergirse.