Tras 15 años de trabajo legal por parte de AIDA para establecer el nexo entre daños ambientales y vulneración de derechos humanos, y en una decisión que incorpora muchos de los argumentos provistos por AIDA en testimonio oral y escrito, la Corte Interamericana de Derechos Humanos reconoce el derecho a un ambiente sano como fundamental para la existencia humana, adopta la protección ambiental como parte de la obligación de los Estados de proteger los derechos humanos, y reconoce el vínculo entre cambio climático y derechos humanos.