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Seminario virtual "Nuevo Acuerdo Climático Global: Resultados de la COP21"

Tras dos semanas de negociaciones en París, Francia, la 21ª Conferencia de las Partes (COP21) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático concluyó con un nuevo acuerdo global para enfrentar el cambio climático. ¿Qué resultados dejó la cita climática de París? ¿Qué se decidió sobre financiamiento, mitigación, adaptación y protección de los derechos humanos? En este seminario virtual, realizado el 17 de diciembre de 2015, representantes de la sociedad civil respondieron a ésas y otras preguntas, e hicieron un análisis puntual del nuevo acuerdo climático global. Los panelistas debatieron en torno a los siguientes temas: Financiamiento. Adaptación. Derechos humanos. Mitigación. Grabación Presentaciones

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COP21: Incorporando el Cambio Climático dentro de las Instituciones Financieras

Las instituciones financieras juegan un rol crucial en la lucha global contra el cambio climático. Para que los países de todo el mundo busquen con éxito un desarrollo bajo en carbono y resiliente al clima, necesitan disponer de importantes cantidades de financiamiento. El Acuerdo de París —que se prevé sea finalizado esta semana para el cierre de la COP21—seguramente promoverá el financiamiento climático a nivel mundial. Pero el financiamiento climático representa solo un pequeño porcentaje de todos los flujos financieros globales. Por tanto, el grado en el que las consideraciones de cambio climático sean incorporadas dentro de las instituciones financieras, tendrá un efecto importante en la rapidez de la transformación de la economía mundial como respuesta al cambio climático. Astrid Puentes Riaño, Codirectora de AIDA, fue parte del panel que abordó esta realidad el 7 de diciembre, durante el evento paralelo a la COP21 denominado Incorporando el Cambio Climático dentro de las Instituciones Financieras. El evento comenzó con una presentación que desveló los Cinco Principios Voluntarios que habían sido acordados para este año por 26 instituciones financieras de cuatro continentes, las cuales manejan en conjunto 11 billones de dólares. Estos principios incluyen compromisos para manejar riesgos climáticos, mejorar el rendimiento climático, dar cuenta de la acción climática, adherirse a estrategias de cambio climático, y promover objetivos climáticos inteligentes. Luego de las palabras introductorias del Director General de la Agencia Francesa de Desarrollo y del Vicepresidente del Grupo del Banco Mundial, el grupo principal de cinco panelistas fue invitado a discutir sus acciones y puntos de vista sobre la iniciativa. La importancia de la presencia de Puentes Riaño en el panel fue de inmediato aparente: no solo era la única mujer, también era la única voz en representación de la sociedad civil. Los otros panelistas incluían a representantes de las principales instituciones financieras públicas y privadas, como el Banco de Desarrollo de América Latina y el Banco Europeo de Inversiones, y al titular del Ministerio de Ambiente y Turismo de Namibia. Las presentaciones hechas en nombre de las instituciones financieras fueron breves pero alentadoras en cierto grado. Sus representantes se preciaron de los miles de millones de dólares que estaban comprometiendo para la lucha contra el cambio climático, y de otros pasos que estaban dando para reducir el impacto climático de sus inversiones. El representante del Banco Europeo de Inversiones, por ejemplo, puso de relieve su nuevo estándar de rendimiento de emisiones para inversiones en nuevos desarrollos energéticos, el cual, dijo, no discriminó ninguna fuente de energía en particular, pero excluyó al carbón. También se discutió la importancia de trabajar juntos y construir plataformas de intercambio de información como un sitio web que albergue información recopilada por las instituciones financieras. El representante del sector de la banca comercial dijo que su compañía se había comprometido a invertir 2 mil millones de dólares en bonos verdes, lo cual no iría a financiar nuevas plantas de carbón, sino que incrementaría las inversiones en energía renovable. El Ministro de Nanibia subrayó que su país ya está sufriendo, y continuará sufriendo, los efectos devastadores del cambio climático. Explicó que aunque el cambio climático es una prioridad para su gobierno, no existen recursos disponibles para atender las diferentes necesidades que pueden surgir en cualquier momento. Hablando en nombre de la sociedad civil, Puentes Riaño recibió con agrado la iniciativa como un buen comienzo, el cual proyecta una imagen positiva del sector financiero. Reconociendo que el esfuerzo estaba aún en su etapa inicial, ofreció algunas recomendaciones para su implementación. En primer lugar, llamó a que los derechos humanos y el riesgo social sean incluidos en las evaluaciones de proyectos. Ello, explicó Puentes Riaño, facilitaría la elección de los tipos adecuados de proyectos en los cuales invertir. En segundo lugar, exhortó a que se haga un esfuerzo para garantizar que se considere, y que exista un acuerdo entre instituciones financieras sobre definiciones clave como “energía renovable” y “desarrollo sostenible”, así como una idea clara de las opciones que deben ser excluidas por ser falsas soluciones. Finalmente, exhortó a que estas instituciones financieras se centren en cómo la iniciativa será implementada. Recomendó tener un mapa claro, transparente, participativo y lo suficientemente ambicioso para poner al mundo en un camino de 1,5 º C. En discusiones como ésta, es fácil ver lo importante que para las organizaciones de la sociedad civil es estar presente y hacer su mejor esfuerzo para contribuir al diálogo. En este caso, AIDA fue capaz de unirse a la conversación y poner su posición sobre la mesa para abogar por el acceso a la información, la transparencia y rendición de cuentas, la participación pública y los derechos humanos.

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El fracking debe ser prohibido para enfriar el planeta, exigen organizaciones

En el marco de la COP21, organizaciones de la sociedad civil de América Latina pidieron a las y los líderes mundiales reunidos en París prohibir las operaciones de fracking en sus países porque éstas emiten grandes cantidades de gases de efecto invernadero.

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Día Internacional de los Derechos Humanos en la COP21

Programa de Eventos: 10 de diciembre de 2015   10:00 - 10:30 Conferencia de prensa (Le Bourget, Hall 5, Press Conf. Room 2). Ofrecida por la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos. 11:00 - 12:30 Evento Paralelo - Combatir el Cambio Climático, Erradicar la Pobreza y Garantizar el Acceso a los Derechos: El Desafío para una Transición Verdaderamente Justa. (Espace Générations Climat, Room 4). Ofrecido por Secours Catholique - Caritas France y ATD Quart Monde. 11:30 - 13:00 Evento Paralelo: Cambio Climático: Uno de los Más Grandes Desafíos de Nuestro Tiempo para los Derechos Humanos (Le Bourget, Hall 4, Observer Room 12). Ofrecido por el Grupo de Trabajo de Cambio Climático & Derechos Humanos, Geneva Climate Change Concertation Group, CARE International, Center for International Environmental Law, Earthjustice, Franciscans International, Friedrich-Ebert-Stiftung y Human Rights Watch.  13:00 - 13:30 Acción de la Sociedad Civil: Levántate por los Derechos Humanos (Le Bourget, TBD). 13:00 - 14:30 Evento Paralelo - Cambio Climático y Derechos Humanos: Enfocados en la Vida Urbana Urban, los Derechos Humanos y la Adaptación al Cambio Climático (Espace Générations Climat, Room 4). Ofrecido por European Association of Geographers. 15:45 - 17:00 Exposición Fotográfica y Fílmica - No Queda Tiempo: Cambio Climático y Derechos Humanos en el Condado de Turkana, Kenya (Espaces Générations Climat, Round House and Stand A28). Ofrecidas por Human Rights Watch.  17:30 - 19:00 Evento Paralelo - Actuar Contra el Clima y Promover los Derechos Humanos: Soluciones Prácticas (Espace Générations Climat, Room 1). Hosted by the Human Rights & Climate Change Working Group and Réseau Climat & Développement. 18:30 - 21:00 Celebración del Día de los Derechos Humanos (Point Ephemere, 200 quai de Valmy 75010 Paris). Ofrecida por Tri-Caucus, Accra Caucus, Geneva Group, Human Rights & Climate Change Working Group, Indigenous Peoples Caucus, and REDD+ Safeguards Working Group. 

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Si queremos enfriar el planeta, el fracking debe ser prohibido

Pronunciamiento de la Alianza Latinoamericana Frente al Fracking ante la COP 21: El reto de la 21 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático es lograr el compromiso efectivo de los países para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a un nivel acorde con los derechos y oportunidades de las presentes y futuras generaciones y la conservación del  ambiente. Lo anterior requiere de políticas y acciones a nivel nacional congruentes con los compromisos asumidos a nivel internacional en materia de cambio climático, de derechos humanos y respecto a los Objetivos de Desarrollo Sostenible.  El fracking para la extracción de hidrocarburos  no convencionales es contrario a dichos compromisos y aumentaría los impactos del cambio climático, por lo cual debe  prohibirse.  Durante el ciclo de extracción, procesamiento, almacenamiento, traslado y distribución de los hidrocarburos no convencionales (HNC), se libera metano que es 87 veces más activo como gas de efecto invernadero que el dióxido de carbono en un margen temporal de 20 años, lo que provoca mayor calentamiento global, cuando lo que debemos hacer es tomar medidas urgentes para su reducción. Debido a las emisiones fugitivas de metano, “en un periodo de 20 años, la huella de gases de efecto invernadero del gas natural de lutitas es peor que la del carbón o la del petróleo”[1]. De continuar moviéndonos bajo la misma concepción de desarrollo basada en la explotación de combustibles fósiles, sin tener en cuenta los derechos y necesidades de las comunidades, será imposible conservar un planeta que no comprometa los bienes naturales y el bienestar de las generaciones presentes y futuras. Los HNC extraídos vía fracking no deben ser considerados como energías de transición ni energías más limpias ya que la emisión de GEI es muy alta, así como los daños y riesgos que generan para el ambiente y la salud de las personas[2]. La experiencia latinoamericana en torno al fracking Consideramos que la experiencia de la aplicación del fracking para la extracción de hidrocarburos no convencionales en Latinoamérica puede servir como insumo para la discusión global.  A pesar de las particularidades con las que esta técnica ha avanzado en el continente, en lugares como México, Colombia, Chile, Bolivia y Argentina existen una serie de rasgos comunes. El fracking está avanzando a ciegas en América Latina. En primer lugar, en las comunidades afectadas por esta técnica no se han respetado derechos humanos fundamentales como: la consulta y el consentimiento previo, libre e informado, el derecho a la participación y control social y el derecho a la información[3]. Los Estados de la región tampoco han aplicado el principio precautorio  con el fin de prohibir esta actividad, considerando los riesgos graves que genera en la salud de las personas y el ambiente, y la incertidumbre sobre el alcance y magnitud de los daños que puede ocasionar. Es grave también la modificación de legislaciones nacionales en función de las demandas corporativas, para abrirle la puerta a la explotación de hidrocarburos no convencionales utilizando fracking. La reforma energética mexicana (2013) y la nueva ley de hidrocarburos argentina (2014) son ejemplos claros de ello. El fracking en la región se ha desarrollado sin que existan estudios integrales y de largo plazo sobre los riesgos y daños que esta técnica causa en la salud de las personas y el ambiente. Con la excepción de México, los países de la región carecen de estudios propios de reservas de hidrocarburos no convencionales, que puedan verificar las cifras estimadas por la Agencia de Información de Energía de Estados Unidos.  En el continente, el fracking ha avanzado sobre comunidades indígenas, campesinas, barrios urbanos e incluso Áreas Naturales Protegidas. Esto ha ocasionado el desplazamiento de personas, así como de actividades productivas como la ganadería y agricultura, cuya convivencia con esta técnica es imposible[4]. En paralelo, se multiplican las denuncias y daños ocasionados por incendios, derrames, explosiones, acaparamiento de agua, contaminación de agua, aire y tierra por desechos tóxicos, pérdidas de sustancias radioactivas en los pozos, así como por el mal manejo de las aguas de retorno[5]. En Latinoamérica ha crecido el rechazo al fracking. Prueba de esto son las redes nacionales e internacionales de oposición a esta técnica, así como los más de 50 municipios y comunidades que han prohibido el fracking en sus territorios en Argentina, México, Brasil y Uruguay[6] o la suspensión de operaciones de fracking en Brasil y Argentina a partir de acciones judiciales. Los Estados deben asumir compromisos frente al fracking En el marco de la COP de París, urgimos a los Estados Parte de la Convención Marco sobre Cambio Climático a la: Firma de un acuerdo vinculante que reduzca eficaz y oportunamente los Gases de Efecto Invernadero a niveles compatibles con los derechos y oportunidades de las presentes y futuras generaciones y la conservación del  ambiente. Aplicación del principio precautorio como imperativo legal y ético de acción para encarar situaciones de alto riesgo en un marco de incertidumbre científica, en este caso prohibiendo el  fracking en los países donde se han iniciado estas actividades o existe interés en realizarlas. Realización de estudios científicos objetivos e independientes sobre los impactos y riesgos del fracking en la salud, el medio ambiente y los procesos productivos, con un horizonte de largo plazo, para garantizar los derechos de las presentes y futuras generaciones. Donde se confirmen impactos, los Estados deben garantizar que las empresas se responsabilicen de los daños ocasionados y, prioritariamente, de la restauración de los ambientes afectados aún en el caso de que su contrato ya haya terminado. Fortalecer una política de diversificación energética y de reducción-racionalización del consumo de energía, que contemple el impulso a las energías renovables y desincentive la extracción de combustibles fósiles, siempre atendiendo los principios y derechos relacionados con la transparencia, la participación y el consentimiento previo, libre e informado. Desde la Alianza Latinoamericana Frente al Fracking alertamos de los riesgos y los daños severos que puede causar la exploración y explotación de HNC en los territorios y poblaciones de nuestros países. El fracking es una técnica experimental y ni gobiernos ni empresas deben realizar experimentos de alto riesgo con la vida, la salud de las personas ni el ambiente. [1] Cfr..  Food and Water Watch “Por qué es urgente prohibir el fracking” Febrero, 2015 http://www.foodandwaterwatch.org/sites/default/files/spanish_urgent_case_ban_fracking_report_feb_2015.pdf  y   Robert Howarth y Anthony Ingraffea, “Should fracking stop?”, en: Nature, 15 de septiembre de 2011, vol. 477, p. 272. http://www2.cce.cornell.edu/naturalgasdev/documents/pdfs/howarth%20nature.pdf [2] Cfr.  Robert Howarth “A bridge to nowhere: methane emissions and the greenhouse gas footprint of natural gas” Abril, 2014 http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/ese3.35/pdf [3] Cfr. Alianza Latinoamericana frente al Fracking; “Avance ciego del fracking en América Latina” (infografía), septiembre de 2015. Ver en: http://www.opsur.org.ar/blog/2015/09/04/mapa-del-fracking-en-america-latina-2/ [4] Cfr. OPSur “Alto Valle Perforado” (Ed. Jinete Insomne, 2015) [5] Cfr. Pablo Bertinat et al; “20 Mitos y Realidades del Fracking”; 2014. Ver en: http://www.rosalux.org.ec/attachments/article/819/20_Mitos_LIBRO_FRL_PRINT.pdf [6] Cfr. Alianza Latinoamericana frente al Fracking, “Avance ciego del fracking en América Latina” (infografía), septiembre de 2015. Ver en: http://www.opsur.org.ar/blog/2015/09/04/mapa-del-fracking-en-america-latina-2/

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Un enfoque de derechos humanos para abordar el cambio climático

Por María José Veramendi Villa, abogada sénior de AIDA, y Camila Bustos, investigadora de Nivela Unos cuantos días antes del inicio de las negociaciones climáticas en París, la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos envió a la 21ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático un documento oficial sobre “entender los derechos humanos y el cambio climático”. Para muchos, la relación entre ambos aún no es clara. ¿No existen ya otros acuerdos internacionales que abordan este tema en profundidad? ¿Cuál es el punto de incluir un lenguaje de derechos humanos en un acuerdo sobre cambio climático? El vínculo entre derechos humanos y cambio climático ha sido reconocido hace mucho tiempo por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, el cual ha aprobado varias resoluciones para llamar la atención sobre este asunto. Varios países ya están sintiendo los impactos del cambio climático: aumento del nivel del mar, sequías, sucesos climáticos extremos e inundaciones, entre otros desastres, son cada vez más comunes. América Latina y el Caribe es una de las regiones más vulnerables al cambio climático. A lo largo del continente, personas y comunidades están sufriendo impactos devastadores como el derretimiento de glaciares en los Andes, el aumento de los niveles del mar y la acidificación del océano. Muchos enfrentan el riesgo de perder sus modos de vida tradicionales y ser desplazados. Los impactos del cambio climático en el disfrute de los derechos humanos en América Latina han sido ampliamente documentados por la AIDA en su informe de 2011. Uno de los efectos más dramáticos es la reducción drástica del agua en la región. Para el 2025, el derretimiento de los glaciares, la degradación de los humedales, las sequías intensas y los patrones meteorológicos erráticos limitar el acceso al agua de más de 50 millones de personas en la región Andina tropical. Otros efectos anticipados incluyen inundaciones y cambios en los patrones de lluvia. En Colombia, las inundaciones afectan a más de 2,2 millones de personas y, solo en 2010, generaron pérdidas por 300 millones de dólares. Respecto de la transición a una economía resiliente y baja en carbono, los países ya están trabajando para diseñar e implementar proyectos que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero y protejan a los ciudadanos de los impactos del cambio climático. Hacer referencia a los derechos humanos en la sección operativa del acuerdo puede garantizar que los mismos sean tomados en cuenta en el proceso de desarrollo e implementación de políticas climáticas. Esa referencia permitiría: Fortalecer el acuerdo y hacerlo más ambicioso, promoviendo que la implementación del mismo garantice que los Estados partes cumplan sus obligaciones ya existentes en materia de  derechos humanos. Apoyar los objetivos del acuerdo al prevenir la discriminación, exclusión y desigualdad. Las comunidades afectadas tienen que tener voz y voto en las políticas y proyectos destinados a ayudarlas. Evitar la creación de obligaciones adicionales, pero asegurar coherencia en el régimen internacional. Los Estados partes ya están obligados a cumplir con otros instrumentos de derechos humanos, incluyendo la Declaración Universal de los Derechos Humanos. A medida que el mundo vuelca su atención en París, no podemos olvidarnos de humanizar el cambio climático. Debemos recordar que aquello que contribuyeron menos al problema son y continuarán siendo los más afectados. Si queremos asegurar un planeta habitable para las generaciones futuras, el nuevo acuerdo climático debe incluir el respeto, protección, promoción y cumplimiento de los derechos humanos. Exhortamos a todos los Estados partes, y especialmente a aquellos de América Latina, a que apoyen la inclusión de protecciones de los derechos humanos en el acuerdo.

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ONG: Las iniciativas climáticas no deben incluir grandes proyectos hidroeléctricos

Una coalición de más de 300 organizaciones de la sociedad civil de 53 países, pide a los gobiernos y financiadores reunidos en las negociaciones climáticas de París, mantener a los grandes proyectos hidroeléctricos fuera de iniciativas climáticas.

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Financiamiento climático en Latinoamérica y el Caribe: Del acuerdo global a la acción nacional

En una rueda de prensa realizada en el marco de la COP21, organizaciones resaltaron tres pilares clave del financiamiento climático como herramienta para implementar acciones transformacionales en la región.

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Aida Publication

Diez razones por las que las iniciativas climáticas no deberían incluir grandes proyectos hidroeléctricos

Un Manifiesto de la Sociedad Civil[i] para el Apoyo de Soluciones Climáticas Reales Los grandes proyectos hidroeléctricos a menudo se propagan como una fuente "limpia y verde" de electricidad por las instituciones financieras internacionales, gobiernos nacionales y otros actores. Éstos se benefician enormemente de los instrumentos destinados a hacer frente al cambio climático, incluidos los créditos de carbono bajo el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), créditos de los Fondos de Inversión Climática del Banco Mundial, y de condiciones financieras especiales de agencias de crédito a la exportación y bonos verdes. La industria de las grandes represas espera que el Fondo Verde Climático incluya dentro de sus proyectos a financiar a las grandes hidroeléctricas, y muchos gobiernos los impulsan como respuesta al cambio climático a través de iniciativas nacionales. Por ejemplo, al menos doce gobiernos con importantes sectores de hidroeléctricas han incluido la expansión de la generación de energía hidroeléctrica en sus informes de contribuciones previstas y determinadas a nivel nacional (INDC, por sus siglas en inglés).   El apoyo de iniciativas climáticas es una de las razones por las que más de 3.700 represas hidroeléctricas se encuentran actualmente en construcción y en proyecto. Sin embargo, los grandes proyectos hidroeléctricos son una falsa solución al cambio climático. Deberían mantenerse fuera de las iniciativas climáticas nacionales e internacionales por las siguientes razones:   Particularmente en las regiones tropicales, los embalses hidroeléctricos emiten cantidades significativas de gases de efecto invernadero. Según un estudio científico, el metano de los embalses representa más del 4% de todo el cambio climático causado por el hombre - comparable con el impacto climático del sector de la aviación. En algunos casos, los proyectos hidroeléctricos están produciendo más emisiones que las plantas a carbón generando la misma cantidad de electricidad.   Los ríos eliminan alrededor de 200 millones de toneladas de carbono de la atmósfera cada año. Además, los sedimentos que los ríos como el Amazonas, el Congo, el Ganges y el Mekong llevan al mar alimenta el plancton que absorbe grandes cantidades de carbono. Los proyectos hidroeléctricos y otras represas interrumpen el transporte de sedimentos y nutrientes y afectan la función de los ríos como sumideros globales de carbono.   Las represas hidroeléctricas hacen que los sistemas de agua y energía sean más vulnerables frente al cambio climático.  La seguridad de las represas se ve amenazada por inundaciones sin precedentes, que tan solo en los EE.UU. han causado que más de 100 represas fallen desde 2010.  La construcción de represas ha exacerbado los desastres causados por las inundaciones en zonas montañosas frágiles como Uttarakhand/India. Al mismo tiempo, los riesgos económicos de la energía hidroeléctrica aumentan por las seguías extremas, que han afectado enormemente a países desde África hasta Brasil, que dependen de represas para generar la mayor parte de su electricidad.   A diferencia de la mayoría de los proyectos eólicos, solares y de micro-hidroeléctricas, las grandes represas causan daños graves y a menudo irreversibles a ecosistemas críticos. Debido a la construcción de represas y otros factores, los ecosistemas de agua dulce han perdido en promedio el 76% de sus poblaciones desde 1970, más que los ecosistemas terrestres y marinos. Construir más represas para proteger a los ecosistemas del cambio climático significa sacrificar las arterias del planeta para proteger sus pulmones.   Los grandes proyectos hidroeléctricos causan serios impactos en las comunidades locales y a menudo violan los derechos de los pueblos indígenas a sus tierras, territorios, recursos, gobernanza, integridad cultural y consentimiento libre, previo e informado. Las represas han desplazado entre 40 y 80 millones de personas y han afectado negativamente a un estimado de 472 millones de personas viviendo río abajo. La resistencia de las comunidades afectadas por represas a menudo se ha topado con graves violaciones a los derechos humanos.   Los grandes proyectos hidroeléctricos no siempre son una herramienta eficaz para ampliar el acceso de energía hacia la gente pobre. A diferencia de la energía eólica, solar y las micro-hidroeléctricas, las grandes represas hidroeléctricas dependen de redes eléctricas centralizadas, que no son una herramienta costo-efectiva para llegar a las poblaciones rurales, particularmente en África al sur del Sahara y el Himalaya. Los grandes proyectos hidroeléctricos son a menudo construidos para satisfacer las demandas de proyectos mineros e industriales, a pesar de justificarse por las necesidades de los pobres.   Incluso si fueran una buena solución por otras razones, los grandes proyectos hidroeléctricos son costosos y requieren de demasiado tiempo como para hacer frente a la crisis climática. En promedio, las grandes represas terminan costando 96% más de lo presupuestado y tardan 44% más de lo pensado. En comparación, los proyectos eólicos y solares se pueden construir más rápido y experimentan, en promedio, sobre costos de menos de 10%.   A diferencia de la energía eólica y solar, la energía hidroeléctrica ya no es una tecnología innovadora, y no ha visto grandes avances técnicos en varias décadas. A diferencia de la energía solar, el financiamiento climático para los grandes proyectos hidroeléctricos no traerá economías de escala, y no fomenta la transferencia de nuevas tecnologías a los países del Sur.   La energía solar y eólica ya están disponibles, son económicamente competitivas, y han superado a las grandes hidroeléctricas en la adición de capacidad nueva. Mientras las redes eléctricas se vuelven más inteligentes y el costo de almacenamiento en baterías cae, ya no se necesitan nuevos proyectos hidroeléctricos para equilibrar las fuentes intermitentes de energía renovable.   Los proyectos hidroeléctricos actualmente representan el 26% de todos los proyectos registrados en el MDL, y absorben una importante cantidad de apoyo de otras iniciativas climáticas. El financiamiento climático que va para grandes proyectos hidroeléctricos desplaza el apoyo a soluciones reales, como la eólica, la solar y la micro hidroeléctrica, y crea la ilusión de acción real por el clima. La inclusión de las grandes hidroeléctricas en iniciativas climáticas parece anular falsamente la necesidad de soluciones climáticas adicionales reales. Por estas razones, las organizaciones y personas abajo firmantes piden a los gobiernos, financistas y demás instituciones mantener a los grandes proyectos hidroeléctricos fuera de sus iniciativas para abordar el cambio climático. Todas las soluciones climáticas y de energía deben respetar los derechos y medios de vida de las comunidades locales. [i] Amazon Watch, Asia Indigenous Peoples Pact, Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente, Bianca Jagger Human Rights Foundation, Carbon Market Watch, International Rivers, Jeunes Volontaires pour l'Environnement International, Oxfam International, South Asia Network on Dams, Rivers and People; Urgewald; REDLAR y Movimiento Ríos Vivos.

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La COP21 de París arranca y la esperanza de un buen acuerdo climático crece

La 21ª Conferencia de las Partes (COP21) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático inició en París, Francia. La cita es clave pues de ella debe salir un nuevo y efectivo acuerdo climático global. Al expectativas en torno a esa meta son cada vez grandes. Los Estados parte de la Convención, cuyos líderes y representantes están reunidos, tienen la oportunidad de mostrar su compromiso y disposición real para combatir el cambio climático y adoptar las medidas necesarias para asegurar un mejor planeta para las generaciones presentes y, sobre todo, las futuras. La COP21 tiene en sus manos la tarea de finalizar el “paquete climático” de París, el cual contiene un borrador del nuevo acuerdo climático y una serie de decisiones a ser consideradas y adoptadas luego por la COP.   Ambos componentes son vitales para asegurar la implementación adecuada de la Convención, un instrumento importante que si bien ha logrado poner la problemática del cambio climático sobre la mesa, aún requiere acciones claras para concretar su cumplimiento.  ¿Cuál es la dinámica de trabajo? Durante la primera semana, las y los negociadores trabajarán en el grupo de la Plataforma de Durban para la Acción Reforzada (ADP). Este grupo tiene el mandato de desarrollar un instrumento legal y vinculante que funcione bajo la Convención y sea aplicable a las Partes de la misma. Las negociaciones tendrán lugar en grupo de trabajo. Se tiene previsto que las discusiones en grupo terminen el sábado 5 de diciembre. Ello dará paso a la preparación del borrador final del acuerdo y de las decisiones del “paquete climático” para que sean considerados por la COP en la segunda semana de la Conferencia. ¿Qué esperamos lograr en París? Para AIDA dos son las tareas centrales que la COP21 debe lograr: Clarificar los compromisos relacionados con el financiamiento climático después de 2020. Incluir lenguaje específico de respeto, garantía, protección y promoción de los derechos humanos en todas las acciones climáticas en el preámbulo del Acuerdo de París y en el Artículo 2, referente a los Objetivos del Acuerdo. Financiamiento climático   Es el elemento fundamental para asegurar que los compromisos establecidos tanto en el Acuerdo de París como en la misma Convención, sean una realidad. En ese sentido, la sección de financiamiento climático debe contener los siguientes elementos clave: Claridad sobre qué países deben movilizar recursos nuevos y adicionales a partir del 2020. También será importante recalcar el rol de aquellos países en desarrollo que aunque no tienen la obligación de otorgar financiamiento, están en la posición de hacerlo y pueden contribuir a un mayor financiamiento climático.  Compromisos claros para incrementar el financiamiento climático. Una escala de financiamiento para lograr los objetivos esperados. Claridad sobre las fuentes del financiamiento, asegurando que las mismas respondan a métodos claros y transparentes que permitan su contabilización y uso efectivo. Una meta colectiva a corto plazo que muestre avances. Claridad sobre los arreglos institucionales necesarios para entender qué mecanismos se utilizarán para canalizar los recursos. Será importante fortalecer aún más el rol que actualmente juega el Fondo Verde del Clima para asegurar que su financiamiento contribuya a proyectos y programas que promuevan cambios reales, transformadores, bajos en carbono y resilientes al clima. Ciclos de contribuciones financieras, tiempos y periodos de verificación de los mismos. El financiamiento climático es fundamental para avanzar en el cumplimiento de la agenda climática. Dar certeza y claridad sobre este componente es primordial para alcanzar las metas establecidas y lograr cambios paradigmáticos a corto, mediano y largo plazo. Derechos humanos La protección y promoción de los derechos humanos es vital para combatir el cambio climático. En ese sentido, el éxito del Acuerdo de París depende de que ese elemento sea integrado transversalmente en su texto y, particularmente, en su objetivo. Un acuerdo climático con un lenguaje de derechos humanos ayudaría a: Subir la ambición del Acuerdo y fortalecer sus metas, promoviendo una mejor implementación, dado que la perspectiva de derechos humanos puede recordarle a los Estados las obligaciones que ya tienen. Clarificar las responsabilidades de los Estados y de otros actores en la lucha contra el cambio climático y aumentar la coherencia de las políticas públicas relacionadas con el tema. Esto brinda la oportunidad de avanzar y de aportar lecciones aprendidas, evitando la duplicación  o creación de nuevas obligaciones. Definir una pauta clara y aceptable para evitar mayores conflictos socioambientales en el futuro.  Al tener un marco jurídico homogéneo de reconocimiento de los derechos humanos, será posible mejorar la gestión del agua, los alimentos y la tierra, algo que afecta especialmente a los países de América Latina.  La COP21 en París es un momento histórico en el que la humanidad tiene la oportunidad de consolidar los avances sustanciales logrados al momento en la lucha contra el cambio climático. ¡Sigue nuestro trabajo en la COP21!

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