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Foto: Banco Mundial

Incidiendo ante el Fondo Verde del Clima

El Fondo Verde del Clima es la principal entidad multilateral de financiamiento climático que existe en el mundo. Como tal, tiene un rol clave en la canalización de recursos económicos de países desarrollados a países en desarrollo para proyectos de mitigación y adaptación a la crisis climática.

Creado en 2010, en el marco de Naciones Unidas, el Fondo apoya una amplia gama de proyectos, desde energía renovable y transporte bajo en emisiones, hasta la reubicación de comunidades afectadas por la crecida de mareas o el apoyo a pequeños agricultores afectados por sequías. El apoyo que otorga es vital para que personas y comunidades de América Latina y de otras regiones vulnerables puedan mitigar emisiones de gases de efecto invernadero y enfrentar los impactos cada vez más devastadores del calentamiento del planeta. 

El financiamiento climático otorgado por el Fondo Verde es fundamental para garantizar la transformación de los sistemas económicos y energéticos hacia sistemas resilientes y de bajas emisiones, algo que el planeta necesita con urgencia. Para que la transición que apoye sea justa, es crucial hacer seguimiento y monitoreo de sus operaciones, asegurando que cumpla efectivamente con el rol que le ha sido asignado, que es en beneficio de las personas y comunidades más afectadas.

 

Seminarios Virtuales

Visita la página con las grabaciones de todos los seminarios realizados sobre el tema.

 

Junta Directiva

Consulta la página con los resúmenes de las reuniones de la Junta Directiva del Fondo.

 

GCF Watch

Lee nuestra guía para coordinadores del Observatorio del Fondo.

 

Informes

Lee aquí nuestro reciente informe Liderando procesos de monitoreo participativo en los proyectos financiados por el Fondo Verde del Clima desde una perspectiva de justicia de género.

 

Partners:


Pronunciamiento ante los hechos de violencia registrados en La Oroya

La Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA) y la Asociación Pro Derechos Humanos (APRODEH), como organizaciones dedicadas a la promoción y defensa de los derechos humanos y el ambiente, manifestamos nuestra profunda preocupación ante los hechos de violencia que se vienen suscitando en la ciudad de La Oroya, departamento de Junín.   De acuerdo con información de conocimiento público, desde las primeras horas de ayer martes 11 de agosto el paro organizado por los trabajadores del Complejo Metalúrgico de La Oroya propiedad de la empresa Doe Run Perú S.A. conllevó el bloqueo de la Carretera Central, lo que ha producido enfrentamientos entre los manifestantes y efectivos de la Policía Nacional del Perú.  Lo anterior, ha traído como consecuencia el fallecimiento de una persona, el señor Edwar Soto de la Cruz (41) y alrededor de 67 personas heridas, entre ellas, cuatro heridas de bala e identificadas por el propio Ministerio Público como Yimer Bazán Daza (18), Willian Ronald Barja Lara (40), Alan Colca Cotera (23) y Vidal Barzola Vila (52), las mismas que no pueden ser debidamente atendidas, ya que el hospital de ESSALUD de La Oroya ha colapsado por no contar con suficiente personal médico para atender la emergencia. En vista de dicha situación manifestamos que: El derecho a la protesta social es un derecho legítimo que tiene todo ciudadano para ejercer un justo reclamo ante el Estado, no obstante, éste debe de ser ejercido de forma pacífica. El Estado peruano debe garantizar el pleno respeto a la vida e integridad de la población de conformidad con la Constitución Política y sus obligaciones internacionales en materia de derechos humanos.  En ese sentido, en su tarea de mantener el orden público, la Policía Nacional del Perú debe respetar el protocolo de intervención policial en conflictos sociales y no puede hacer un uso indiscriminado de la fuerza letal. Información difundida a través los medios de comunicación constata el uso de fuerza letal por parte de la Policía en La Oroya. Exigimos al Poder Ejecutivo la inmediata promulgación de la “Ley que regula el empleo de la fuerza por parte del personal de la Policía Nacional del Perú”, al amparo de las facultades legislativas, norma que permitirá regular el empleo de la fuerza por personal de la Policía Nacional del Perú en cumplimiento de su finalidad constitucional, que es mantener y restablecer el orden interno. Expresamos nuestro rechazo y condenamos todo acto violencia, por lo que hacemos un llamado al diálogo que permita llegar a una solución oportuna y pacífica, evitando de esta manera que el número de víctimas se acreciente con el paso de las horas. Ante el reclamo de parte de los trabajadores del Complejo Metalúrgico de La Oroya de respeto a su derecho al trabajo, el Estado tiene la obligación de atender la demanda social y generar alternativas que además, garanticen los derechos a un ambiente sano, a la vida, a la integridad y a la salud de la población de La Oroya. Finalmente, solicitamos que el Ministerio Público realice una pronta y exhaustiva investigación del uso excesivo de la fuerza por parte de la Policía Nacional y que de manera urgente, el Estado brinde los recursos necesarios al Hospital de ESSALUD de La Oroya a efectos de que pueda atender adecuadamente a las víctimas.

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jaguar

Si Cecil hubiera vivido en Costa Rica, podría estar vivo aún

Por Camila Cossio, pasante de AIDA El mes pasado, Cecil, un león africano de 13 años, fue rastreado y asesinado por un turista estadounidense. Cecil fue víctima de la caza de trofeos, un pasatiempo cruel que no sirve a ningún propósito de conservación. Si Cecil hubiera vivido en Costa Rica, podría estar vivo aún. Costa Rica es hogar de muchos de los principales depredadores, incluyendo a grandes felinos como los pumas y jaguares, y el gobierno está comprometido con su protección. En Costa Rica, cazar animales por deporte es ilegal. En 2102, el Congreso de ese país aprobó por unanimidad una enmienda a la Ley de Conservación de la Vida Silvestre, la cual prohíbe la cacería de trofeos y, en general, la caza de vida silvestre. Costa Rica es el primer país que prohíbe la caza, con excepción de aquella que responde a estudios científicos, subsistencia o reducción de la sobrepoblación. Los cazadores que no cumplen la ley pueden pagar multas de hasta 3.000 dólares o ser encarcelados por hasta cuatro meses. A la luz de la  muerte de Cecil, muchos cazadores de trofeos han argumentado que sus acciones apoyan los esfuerzos de conservación. Sin embargo, la ciencia nos dice lo contrario. Los depredadores naturales como los leones, lobos y osos ayudan a equilibrar los ecosistemas de la naturaleza al matar a los individuos más enfermos y débiles en una especie. Se trata de una selección natural en esencia. Por el contrario, los cazadores de trofeos tienen como objetivo matar a los animales más “deseados”, aquellos que lucirían mejor colgados en sus paredes y que tienden a ser depredadores principales y saludables como Cecil. Al cazar depredadores saludables, los seres humanos interfieren con el delicado balance de las poblaciones de esas especies. Por ejemplo, si un león dominante como Cecil es asesinado, es común que un nuevo león mate a los cachorros del exlíder para hacerse cargo de la manada. Esta alteración no habría ocurrido si Cecil no habría sido cazado y asesinado. Otro tipo de alteración está ocurriendo con las poblaciones de lobos en Estados Unidos. La sobrecaza de lobos rojos llevó a un incremento de la población de coyotes. Al crecer la población de coyotes, el número de muchos depredadores más pequeños, como los zorros, se redujo también. Los zorros se alimentan de los mamíferos que infectan a las garrapatas con la enfermedad de Lyme. No es coincidencia que los seres humanos enfrenten actualmente la mayor incidencia jamás documentada de la enfermedad de Lyme. Casos como éste dejan claro que los depredadores tienen un rol vital para la salud humana y la de los ecosistemas animales. La cacería de trofeos también crea un mercado para la caza furtiva de especies amenazadas y en peligro de extinción. La caza de trofeos organizada implica que las poblaciones de animales se están “recuperando” y no están en peligro, incrementando así la explotación de poblaciones ya vulnerables[1]. Costa Rica es pionero en la legislación sobre vida silvestre y en la protección de la misma. Así lo evidencia su ley histórica y acciones diarias de las que soy testigo como parte de mi pasantía en la oficina de AIDA en San José. Veo la preocupación de la nación reflejada en el trabajo de nuestros abogados y abogadas para proteger especies en peligro de extinción. Y también la veo en las calles, en etiquetas adheridas a los parachoques con la imagen de felinos grandes como Cecil y la leyenda “Los Animales Tienen La Vía. Respétalos”.   [1] Cecil y el Mito de la Conservación Mediante la Caza Deportiva (artículo en ingles), http://www.friendsofanimals.org/news/2015/august/cecil-and-myth-conservation-through-sport-hunting (consultado el 5 de agosto de 2015).

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Dios es ambientalista, ¿y tú?

Por Héctor Herrera Santoyo Dios está con nosotras y nosotros en la defensa del ambiente. Es el primer ambientalista. En su Encíclica Laudato Si, también conocida como la Encíclica ambiental, el Papa Francisco señala: “La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes.” Todas las religiones coinciden en explicar que el planeta que compartimos con otras formas de vida, fue creado por la divinidad. Y, obviamente, cuidar esa creación es uno de nuestros deberes religiosos primordiales. Así lo han declarado los más altos representantes de las iglesias de todo el mundo, desde la Católica hasta la Musulmana, pasando por la Hinduista o la Ortodoxa.  El planeta y los seres que lo habitamos padecemos hoy impactos ambientales serios. La contaminación de océanos y ríos, el cambio climático, el deterioro de suelos, la extinción de especies y la desaparición de bosques son algunos de los males que aquejan al ambiente. Ante este panorama desolador, iglesias diversas coinciden en conminar a las personas creyentes a cuidar su entorno. ¿Qué dice el Papa Francisco? En Laudato Si, el Papa Francisco retoma las enseñanzas de Juan Pablo II al señalar que “la destrucción del ambiente humano es algo muy serio, porque Dios no sólo le encomendó el mundo al ser humano, sino que su propia vida es un don que debe ser protegido de diversas formas de degradación.” La Encíclica recoge también la posición de la Iglesia Ortodoxa turca. “El Patriarca Bartolomé se ha referido particularmente a la necesidad de que cada uno se arrepienta de sus propias maneras de dañar el planeta”, se lee en el texto. El Papa narra además que San Francisco de Asís, quien invitó a “cuidar todo lo que existe”, pedía siempre que en su convento se dejara sin cultivar una parte de la huerta para que brotaran hierbas silvestres. Así, quienes las admiraran podrían elevar su pensamiento al autor de tanta belleza: Dios. El Papa exalta a todas las personas que suman esfuerzos en defensa del ambiente: “Deseo reconocer, alentar y dar las gracias a todos los que, en los más variados sectores de la actividad humana, están trabajando para garantizar la protección de la casa que compartimos.” En esa misma línea, la Conferencia de Obispos de Sudáfrica declaró que “se necesitan los talentos y la implicación de todos para reparar el daño causado por el abuso humano a la creación de Dios”. ¿Qué dicen otras religiones? La religión musulmana también invita a defender el ambiente. Eruditos musulmanes calificaron al cambio climático como una amenaza grave. La Fundación Islámica para Ecología y Ciencias Ambientales declaró: “Allah creó el mundo en Mizan (balance), pero a través de la fasad (corrupción), los seres humanos han causado el cambio climático, junto con una serie de efectos negativos sobre el medio ambiente que incluyen la deforestación, la destrucción de la biodiversidad y la contaminación de los océanos y los sistemas de agua.” Para aprender cómo el Confucianismo, el Hinduismo, el Cristianismo y tradiciones religiosas indígenas promueven la defensa ambiental, puedes consultar Ecología y Religión, libro publicado en 2014 por  John Grim y Mary Evelyn Tuckner. Mejor ahora que mañana Estas enseñanzas religiosas y ambientales son muy importantes, más aún cuando nos acercamos a momentos definitivos en esta lucha por proteger la creación de Dios, nuestro planeta. En diciembre tendrá lugar la 21ª Conferencia de los Estados Parte de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en París. Se trata de la última oportunidad para que las naciones del mundo alcancen un nuevo acuerdo vinculante para evitar una catástrofe climática global. La humanidad enfrenta otros retos similares respecto de las fuentes de energía, el uso de combustibles fósiles, el cultivo de alimentos, el manejo de desechos y la protección de áreas naturales. Las religiones del mundo y su compromiso con la protección del planeta nos dan una razón poderosa para unirnos a la lucha. En AIDA lo hacemos a diario. Usamos la ley para proteger las fuentes de agua dulce, los derechos humanos afectados por la degradación ambiental, los ecosistemas marinos y costeros, y para promover soluciones adecuadas al cambio climático. Todos podemos hacer algo, desde cambiar nuestros hábitos individuales que perjudican el ambiente hasta presionar por soluciones estructurales. Podemos, por ejemplo, renunciar al uso de bolsas plásticas y presionar a nuestros representantes electos dejándoles saber que sólo votaremos por aquellos que apoyen alternativas ambientales a las fuentes energéticas fósiles. ¡Hagámoslo pronto! ¡Amén!

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