Project

Foto: Thomas Jundt / CC BY-NC

Victoria: Cancelan concesión para mina Crucitas por daños al ambiente

En Costa Rica, un tribunal de alto nivel canceló por primera vez la concesión para un proyecto de minería a gran escala porque violaba leyes nacionales y conllevaba riesgos para el ambiente. AIDA contribuyó a establecer dicho precedente.

La empresa Industrias Infinito, con apoyo del gobierno anterior, planeaba construir Las Crucitas, una mina de oro a cielo abierto cuyos impactos traspasaban las fronteras del país.

La construcción y la operación de la mina amenazaban la supervivencia y el modo de vida de 32 comunidades que dependen del turismo y la pesca deportiva en una zona de gran belleza y pureza. Además, el proyecto ponía en riesgo al río San Juan, que fluye a lo largo de la frontera entre Costa Rica y Nicaragua, rodeado de una rica biodiversidad.

La lucha inició en 2008, cuando AIDA advirtió al Gobierno costarricense sobre las potenciales violaciones al derecho internacional e impactos ambientales que se debían considerar antes de permitir la implementación del proyecto. Recomendamos suspender las obras hasta que se garantizara el cumplimiento de las normas y se protegiera el ambiente y la salud humana

En noviembre de 2010, el Tribunal Contencioso Administrativo de Costa Rica canceló la concesión para el proyecto, decisión que estuvo en línea con los argumentos presentados por AIDA y que reiteró la importancia de cumplir con las normas.

Felicitamos a las ONG nacionales, especialmente al Centro de Derecho Ambiental y de los Recursos Naturales (CEDARENA), nuestra organización participante, por su incansable esfuerzo en defensa del ambiente y los derechos humanos. Esperamos que el precedente establecido en este caso sea replicado en otros países del continente. Además de beneficios ambientales, ello implicará importantes beneficios sociales y económicos.
 

Partners:


El páramo de Santurbán: Un lugar más cerca del cielo

La Corporación Financiera Internacional, parte del Grupo del Banco Mundial, le dijo “no” al proyecto minero Angostura en el páramo de Santurbán, Colombia. ¿Qué implica esa decisión? Con ella, se da un paso importante en la protección de un sitio único y de valor incalculable. En Santurbán, las rocas se convierten en guardianes de espejos de agua que imitan al cielo. Frailejones escoltan y vigilan los vestigios de glaciares. Los cóndores posan sus ojos sobre los visitantes. Allí, el cielo está más cerca. Santurbán es un páramo, un ecosistema exclusivo de los Andes. La empresa canadiense Eco Oro Minerals fijó su mirada en el sitio porque así como es rico en agua, también lo es en minerales. La CFI había invertido en la empresa y en su proyecto Angostura. Pero, a finales de 2016, tomó la sabia decisión de retirar su inversión. Ello implicó una victoria importante en la lucha por preservar el agua de millones de personas. Pero, ¿qué es exactamente lo que se salva? ¿Qué magia tiene Santurbán que enamora? Alberto Peña Kay, fotógrafo y senderista, enlista con retratos del páramo las razones que le inspiran a cuidar este ecosistema único: Los frailejones (espeletias) son plantas endémicas que por las drásticas condiciones del clima de los páramos, se han adaptado de forma única para sobrevivir al frío, la alta radiación ultravioleta y la escasez de nutrientes.    Las hojas suculentas de los frailejones absorben el agua de la neblina y la conservan en su tronco. A veces, sólo crecen un centímetro al año. “Cuando conocí este páramo y lo retraté, me di cuenta que debía seguir visitándolo. Me inspiró a seguir más con mi pasión por la fotografía”.  “Muchos no lo ven así y casi siempre lo ven con ojos de ganancias por la explotación minera”.  “En su máxima expresión, vemos que tiene potencial y es algo que podemos perder. Son muchas las razones para conservarlo”.  ¿Por qué? “Primero, está en mi región, en el gran Santander. Segundo, su biodiversidad: allí hay íconos como el cóndor, el puma y el frailejón. Tercero, abastece de agua a más de la mitad de los nortesantandereanos y santandereanos”. “Desde que conocí el páramo de Santurbán, me di cuenta que se puede llegar más cerca del cielo”.  Santurbán habla por sí mismo. ¡Salvar este trozo de cielo en la tierra, bien vale la pena!

Leer más

10 preguntas para saber si tu empresa respeta los derechos humanos

Hoy en día las empresas son parte de nuestra vida diaria y es muy difícil evitar estar vinculado a alguna en cierto grado. Si bien algunas empresas han contribuido al progreso mundial y a beneficiar a las personas, también es innegable que múltiples empresas son responsables de diversos impactos negativos, entre ellos graves daños al ambiente y a los derechos humanos. Actualmente, la relación entre la actividad empresarial y el respeto a los derechos de las personas es indivisible. Es por ello que la Organización de Naciones Unidas (ONU) reconoce que las empresas tienen la obligación de respetar los derechos humanos. En 2011, el Consejo de Derechos Humanos de ese organismo internacional aprobó los Principios Rectores sobre Empresas y Derechos Humanos, 31 en total; luego y para promover su cumplimiento, creó un Grupo de Trabajo específico sobre el tema. Si bien los Principios Rectores deberían ser obligatorios y más estrictos para garantizar la efectiva protección de los derechos humanos y del ambiente, constituyen un referente mínimo para que las empresas cumplan con su obligación. En esta semana, en Santiago de Chile, la ONU realiza una consulta sobre cómo las empresas deberían respetar los derechos humanos. El liderazgo de América Latina ha sido clave en el desarrollo del tema. “Fueron los países de América Latina que levantaron ante las Naciones Unidas el tema del impacto de las empresas en los derechos humano”, ha resaltado el Presidente en Turno del Grupo de Trabajo. En contraste, en la región se registran los mayores impactos por parte de las empresas, incluyendo los relacionados con riesgos para las personas que defienden los derechos humanos. Para entender de forma más sencilla qué implican los Principios Rectores en la práctica, comparto una lista de 10 preguntas sencillas orientada a saber si cualquier empresa —aquella que diriges, en la que trabajas o donde comprar algún producto o servicio— respeta los derechos humanos. Preguntas Vale la pena aclarar que la siguiente lista no pretende ser una evaluación exhaustiva del cumplimiento de los Principios Rectores de la ONU, ni abarcar todas las obligaciones que las empresas tienen, sin importar su sector. Ello requiere un análisis más profundo. La intención de estas preguntas sencillas es más bien entender cómo los principios se aplican en la práctica y qué tipo de acciones están vinculadas al respeto de los derechos humanos. ¿Tiene tu empresa un plan de derechos humanos alineado con los Principios Rectores de la ONU? ¿Tu empresa trata con equidad a todas las personas? Por ejemplo, ¿contrata a las personas más calificadas sin discriminarlas por género, orientación sexual, edad, raza, nacionalidad, nivel socioeconómico o cualquier otra razón? ¿Tu empresa paga el mismo salario a hombres y mujeres que realizan el mismo trabajo? ¿Hay mujeres que ocupen cargos directivos? ¿En qué porcentaje? ¿Alguna vez una mujer ha dirigido la empresa? Si tu empresa está involucrada en proyectos extractivos, de infraestructura, de turismo o similares que puedan afectar a comunidades indígenas o étnicas, ¿lleva a cabo procesos de consulta previa y de consentimiento libre, previo e informado antes de aprobar y comenzar el proyecto? ¿Sabes qué es consulta previa o consentimiento libre, previo e informado? ¿Cumple tu empresa con todas las leyes aplicables? ¿Cuenta con todos los permisos para operar, entre ellos concesiones de agua, autorizaciones de uso de suelo, licencias ambientales y otros? ¿Usa tu empresa las mejores prácticas y estándares internacionales para evitar, prevenir y manejar riesgos para el ambiente y los derechos humanos, incluso si conllevan costos mayores? Ante incidentes que hayan afectado fuentes de agua, bosques u otro entorno natural, ¿hizo tu empresa todo lo necesario para evaluar los daños y remediarlos? ¿Tiene tu empresa planes para reducir las emisiones contaminantes presentes y futuras que contribuyen al cambio climático? ¿Cuenta tu empresa con un mecanismo de quejas y compensación ante eventuales impactos a derechos humanos de personas o comunidades? En caso de tenerlo, ¿el mecanismo ha sido efectivo en la compensación de daños? De contar con un servicio externo de seguridad para proteger sus operaciones ¿tu empresa ha garantizado que ese servicio evite abusos contra las personas, incluidas aquellas que protestan pacíficamente contra algo que la empresa podría haber hecho? Tu empresa y quienes trabajan en ella, ¿exigen respeto, evitan atacar de cualquier manera y promueven la protección de las personas que denuncian acciones negativas, entre ellas periodistas, incluso si consideran que están equivocadas? Obligación moral y legal Responder a las preguntas anteriores puede ayudarnos a entender cuáles son y qué implican las obligaciones de las empresas con relación a los derechos humanos. Si la respuesta a una o más de ellas fue negativa, es muy probable que la empresa en cuestión esté violando derechos humanos e ignorando los Principios Rectores de la ONU. Sería útil que revise esos principios y, con base en ellos, elabore un plan de acción efectivo. Respetar los derechos humanos es un imperativo moral y una exigencia legal. Puede además contribuir a que un negocio disminuya costos y riesgos. Te invito a hacer el test con tu empresa y a compartir los resultados. ¡Muchas personas tenemos interés en conocerlos! Si quieres conocer más del tema, aquí puedes encontrar mayor información. 

Leer más

Compartiendo las lecciones de Belo Monte con los Munduruku

Bajo una choza con techo de paja en el borde del río Tapajós, gente del pueblo Munduruku, de comunidades asentadas en toda esta región de selva amazónica virgen, se reunió en una asamblea general. Allí estaban ancianos y ancianas, padres y madres, niños y niñas de la tribu, así como representantes de ONG y de entidades de gobierno. Se reunieron para discutir sobre sus problemas y encontrar soluciones. Buscaban trazar el camino que les permita continuar viviendo y  desarrollándose en armonía con la naturaleza. La asamblea de octubre fue la primera reunión desde que se anunciara la cancelación de la represa Tapajós. Su licencia fue rechazada debido a los graves impactos ambientales que causaría. El rechazo fue una gran victoria para el movimiento que busca proteger la Amazonía de Brasil, luego de años de decepción y derrota a causa de la cercana represa Belo Monte. Sin embargo, argumentando beneficios energéticos y económicos, el gobierno brasileño planea construir más grandes represas en la región, docenas de ellas.  Estuve ahí debido a Belo Monte. Para compartir historias, estrategias y lecciones aprendidas de nuestra defensa de la gente del río Xingú que se ha visto afectada por la represa. Un equipo de Climate Reality me acompañó y produjo un documental corto para compartir estas historias con el mundo entero. Si bien la lucha por la gente del Xingú ha sido larga, mantenemos nuestro compromiso de lograr justicia para ellos. Al llevar su caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, tratamos de influir en los tomadores de decisión de Brasil y desalentar la construcción de más grandes represas en la Amazonía, incluyendo aquellas planeadas para la cuenca del río Tapajós. La devastación causada por Belo Monte se ha convertido en un cuento con moraleja para tribus vecinas como los Munduruku. Debido al daño causado a la vida y a las personas del Xingú, los Munduruku entienden perfectamente qué tienen que perder si la represa sobre el Tapajós se llegara a construir. Perderían sus hogares, sus sitios sagrados y la conexión con sus ancestros. Perderían su río. El Tapajós es para los Munduruku lo que el Xingú es para los pueblos Kayapo y Juruna. Es su autopista y su supermercado; un sitio sagrado y un regalo divino. Agradecen a sus dioses por las bondades recibidas. Por una selva saludable a la que llaman hogar, por los tinguejada (peces) y por todo lo que el río les da. Fue un honor para mí estar presente y atestiguar la fortaleza y unidad del pueblo Munduruku. Fue una lección de humildad unir mi voz a la suya. Espero que la voz de los Munduruku sea escuchada. Espero que su territorio sea respetado y que la represa y otros proyectos de desarrollo sean frenados definitivamente. Y espero que el gobierno brasileño aprenda la lección que un sinnúmero de pueblos indígenas ya conoce: ¡Que las represas deben quedar fuera de la Amazonía!  

Leer más