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Victoria: Corte Constitucional defiende el derecho a la consulta previa
El 23 de enero de 2008, la Corte Constitucional colombiana declaró inconstitucional la Ley Forestal, aprobada en 2006, por no haberse realizado la consulta previa que ordena el Convenio 169 de la Organización Internacional de Trabajo (OIT), el cual fue adoptado por la normatividad nacional y en consecuencia obliga al Estado colombiano a su aplicación y cumplimiento.
Esta decisión es muy importante por varias razones: reitera la obligación del Estado de consultar con las comunidades indígenas, afrocolombianas y tribales las decisiones administrativas y legislativas que puedan afectarlas; brinda herramientas de análisis e interpretación del derecho fundamental a la consulta previa; y crea un precedente que puede ser usado en casos similares a nivel internacional.
Es ya evidente que muchos megaproyectos y decisiones administrativas y normativas (como la Ley Forestal), que son estratégicas para el desarrollo económico del país, son vistas por las comunidades afrodescendientes e indígenas y por los pueblos tribales como una amenaza a su arraigo territorial, a su identidad cultural y a la protección ambiental.
Según la Corte Constitucional, la consulta previa debió realizarse porque la ley en cuestión regula el tema forestal en su conjunto, y contiene normas “susceptibles de afectar las áreas en las que de manera general se encuentran asentadas las comunidades, lo cual a su vez puede repercutir en sus formas de vida y sobre la relación tan estrecha que mantienen con el bosque”.
Asimismo, la Corte reiteró que “No basta con adelantar procesos participativos en la elaboración de los proyectos de Ley sino que se debe realizar procesos de consulta que implican poner en conocimiento de las comunidades el proyecto de ley; ilustrarlas sobre su alcance y sobre la manera como podría afectarlas y darles oportunidades efectivas para que se pronunciaran sobre el mismo”.
A raíz de este pronunciamiento y del llamado por el respeto al derecho fundamental a la consulta previa, el Gobierno colombiano impulsó en 2009 un proyecto de Ley Estatutaria, que aún no se ha convertido en Ley de la República, para regular y garantizar este derecho. Paralelamente, el Ministerio de Agricultura inició la formulación de un nuevo proyecto de Ley Forestal que cumpla con el procedimiento de consulta previa.
Ambas acciones legales fueron presentadas por un grupo de estudiantes y profesores de la Facultad de Derecho de la Universidad de Los Andes, Bogotá, con el apoyo de AIDA y luego de un trabajo conjunto realizado entre 2006 y 2007. El grupo contó también con el apoyo de organizaciones sociales como el Proceso de Comunidades Negras, la Organización Nacional Indígena (ONIC) y CENSAT Agua Viva.
Este grupo presentó otra acción de inconstitucionalidad en contra de la Ley Forestal, por violar artículos de la Constitución que protegen el medio ambiente. Sin embargo, la Corte no se pronunció al respecto debido a que ya había determinado la declaración total de inconstitucionalidad (anulación) de la ley demandada por la falta de consulta a las comunidades indígenas y afro-colombianas.
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Compartiendo las lecciones de Belo Monte con los Munduruku
Bajo una choza con techo de paja en el borde del río Tapajós, gente del pueblo Munduruku, de comunidades asentadas en toda esta región de selva amazónica virgen, se reunió en una asamblea general. Allí estaban ancianos y ancianas, padres y madres, niños y niñas de la tribu, así como representantes de ONG y de entidades de gobierno. Se reunieron para discutir sobre sus problemas y encontrar soluciones. Buscaban trazar el camino que les permita continuar viviendo y desarrollándose en armonía con la naturaleza. La asamblea de octubre fue la primera reunión desde que se anunciara la cancelación de la represa Tapajós. Su licencia fue rechazada debido a los graves impactos ambientales que causaría. El rechazo fue una gran victoria para el movimiento que busca proteger la Amazonía de Brasil, luego de años de decepción y derrota a causa de la cercana represa Belo Monte. Sin embargo, argumentando beneficios energéticos y económicos, el gobierno brasileño planea construir más grandes represas en la región, docenas de ellas. Estuve ahí debido a Belo Monte. Para compartir historias, estrategias y lecciones aprendidas de nuestra defensa de la gente del río Xingú que se ha visto afectada por la represa. Un equipo de Climate Reality me acompañó y produjo un documental corto para compartir estas historias con el mundo entero. Si bien la lucha por la gente del Xingú ha sido larga, mantenemos nuestro compromiso de lograr justicia para ellos. Al llevar su caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, tratamos de influir en los tomadores de decisión de Brasil y desalentar la construcción de más grandes represas en la Amazonía, incluyendo aquellas planeadas para la cuenca del río Tapajós. La devastación causada por Belo Monte se ha convertido en un cuento con moraleja para tribus vecinas como los Munduruku. Debido al daño causado a la vida y a las personas del Xingú, los Munduruku entienden perfectamente qué tienen que perder si la represa sobre el Tapajós se llegara a construir. Perderían sus hogares, sus sitios sagrados y la conexión con sus ancestros. Perderían su río. El Tapajós es para los Munduruku lo que el Xingú es para los pueblos Kayapo y Juruna. Es su autopista y su supermercado; un sitio sagrado y un regalo divino. Agradecen a sus dioses por las bondades recibidas. Por una selva saludable a la que llaman hogar, por los tinguejada (peces) y por todo lo que el río les da. Fue un honor para mí estar presente y atestiguar la fortaleza y unidad del pueblo Munduruku. Fue una lección de humildad unir mi voz a la suya. Espero que la voz de los Munduruku sea escuchada. Espero que su territorio sea respetado y que la represa y otros proyectos de desarrollo sean frenados definitivamente. Y espero que el gobierno brasileño aprenda la lección que un sinnúmero de pueblos indígenas ya conoce: ¡Que las represas deben quedar fuera de la Amazonía!
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