Océanos


La Industria del Salmón en Chile: Sostenibilidad Imposible

Chile es el segundo mayor productor de salmón a nivel mundial. Por más de 20 años, la industria se viene desarrollando anteponiendo las ganancias económicas a la protección ambiental. Ante la falta de regulación del Estado, la producción masiva de salmón deja a su paso contaminación química, zonas de mar sin vida, daños a otras especies, y perjuicios sociales a las personas y comunidades que dependen de la industria y del mar como sustento. La situación podría empeorar pues la industria amenaza con reinstalarse en zonas nuevas de aguas prístinas. Malas prácticas La salmonicultura en Chile nunca será sostenible porque requiere mucha más proteína de la que genera. Para producir un kilo de salmón, se requiere alrededor de 5 kilos de pesca silvestre para alimentación. Ello es porque el salmón es una especie introducida y carnívora. Años de malas prácticas por parte de las empresas y la falta de control del gobierno han  resultado en graves daños ambientales, mismos que han traído consecuencias sociales graves para quienes viven de los productos del mar. En la Isla Grande de Chiloé, por ejemplo, se vive una crisis social relacionada con la catástrofe ambiental generada en gran parte por la industria del salmón, muy intensiva en la zona. En Chile, los proponentes de proyectos deben presentar declaraciones o estudios de impacto ambiental, según el potencial del proyecto de dañar la naturaleza. Pese al gran riesgo que implican para los ecosistemas, los proyectos de salmonicultura son admitidos mediante meras declaraciones juradas, y no por estudios que permitan identificar y manejar adecuadamente sus posibles impactos negativos. El resultado son miles de criaderos de salmón en funcionamiento. Cada uno consiste en balsas jaulas que, sin suficiente separación entre sí ni condiciones sanitarias adecuadas, albergan miles de salmones apretujados (el doble de lo que se permite en Europa). Aunque parezca difícil de creer y pese a que la ley dice lo contrario, en Chile no se han hecho estudios sobre la capacidad del océano, lagos y ríos de albergar la cantidad de salmones que se cultivan. Estos salmones en cautiverio son alimentados con pellets, una especie de píldoras que además de pesca silvestre transformada en harina de pescado, contienen pesticidas, colorantes, fungicidas y otros químicos que mejoran la producción. Gran parte de esas píldoras no son consumidas y caen al fondo del mar. Además, a cada salmón se le inyecta una cantidad exorbitante de antibióticos (hasta 5 mil veces más que lo que se usa en Noruega). Finalmente, los desechos generados por los peces, los cuales contienen los químicos suministrados, se acumulan también en el fondo del mar. Más de 20 años de estas prácticas han causado zonas de mar muertas donde la vida ya no es posible. Otro grave problema es que los salmones suelen escapar de sus jaulas. Según un informe de la ONG Terram, los escapes en Chile representan el 1.5% de la producción, equivalente a más de 9 mil toneladas al año. Algunos estudios dan cuenta que ese porcentaje podría llegar a 5%. Aunque por ley los centros de cultivo deben tener planes de recaptura, muchas veces éstos no tienen éxito. El salmón es una especie agresiva que, puesta en libertad, compite con los peces locales por casa y comida, y les transmite enfermedades. Crisis en el mar En mayo, las costas chilenas fueron devastadas por una marea roja más dañina que nunca. El fenómeno natural, caracterizado por el incremento excesivo de microalgas de las que se alimentan algunos animales, dejó varadas ballenas, calamares, sardinas y hasta aves (ver aquí un testimonio). Los salmones en cautiverio también fueron afectados y la industria sufrió pérdidas millonarias: miles de toneladas de cadáveres de salmón se pudrieron en las balsas jaulas. La  mortalidad fue tal que la autoridad marítima nacional autorizó arrojar 9 mil toneladas de salmón muerto al mar. Según la industria salmonera y el gobierno, la marea roja tuvo su origen en el fenómeno de El Niño, agravado por el calentamiento climático. No obstante, algunos científicos aseguran que en gran medida las salmoneras son las responsables por someter al mar a sus malas prácticas por años (ver el informe de la Fundación Crea y el de Greenpeace). ¡Patagonia sin salmoneras! La industria salmonera no solo no ha aprendido de sus errores, sino que ahora busca expandirse a aguas más puras que aún no han sido contaminadas, para continuar su negocio. Es lo que está pasando en la región patagónica de Magallanes y en Aysén, donde aproximadamente 3,100 solicitudes esperan confirmación. Algunas de ellas incluso en lugares  declarados de conservación prioritaria. En AIDA y junto con nuestros aliados, trabajamos para que ésta y otras industrias se adecúen a las normas ambientales. Pero aún más importante es lo que todos podemos hacer como ciudadanos y consumidores. Al elegir productos cuyo origen es sostenible, evitaremos que la industria del salmón siga transformando áreas de mar en zonas muertas. Es urgente que esta trágica historia no se repita en nuevas extensiones de nuestro inmenso, pero no infinito mar. 

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Celebrando que hay esperanza para los océanos

Hace poco, el 1 de septiembre, cumplí 10 años de trabajar por la justicia ambiental y hacer realidad uno de mis sueños de estudiante: defender a quienes no tienen voz. En todo este tiempo, mis mejores clientes han sido el mar y sus costas. La experiencia acumulada me ha enseñado que la vida depende de los océanos. Por ello me sentí feliz de celebrar este aniversario participando en los esfuerzos internacionales para construir un acuerdo de cumplimiento obligatorio para conservar la vida en alta mar. Se considera alta mar a las aguas internacionales que, al no pertenecer a ningún país, no cuentan con una protección legal para las plantas y animales que albergan. La posibilidad de un tratado que brinde ese amparo significa una segunda oportunidad para los océanos y para quienes dependemos de ellos: la humanidad en su conjunto. Tiempo de reflexión A lo largo de mi carrera como abogada ambiental, he trabajado para evitar y reducir los impactos negativos de la pesca ilegal y la pesca excesiva. Desde AIDA y en alianza con organizaciones aliadas, he usado normas internacionales y logrado avances hacia la pesca sostenible y la conservación de humedales, manglares y arrecifes de coral. Durante los últimos años, he tenido el honor de trabajar junto a Sandra Moguel, abogada del programa marino de AIDA en México. Debido a la dedicación y liderazgo de Sandra, hemos podido resguardar los océanos, costas y a las comunidades amenazadas por el desarrollo mal planificado. Sandra se fue recientemente de AIDA para trabajar con nuestros socios del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), como directora de su Oficina Regional Sureste. Aunque yo, y todos en AIDA, extrañaremos tenerla a nuestro lado, su nuevo cargo me llena de gran esperanza para México y para la lucha en defensa del rico patrimonio ambiental del país. El trabajo de Sandra para proteger los humedales costeros, río y océanos de México no será olvidado pronto. Con base en sus éxitos, continuaremos la lucha para preservar las aguas de la región y defender a las comunidades que dependen de ellas. Una nueva esperanza Esta lucha me llevó recientemente a la ciudad de Nueva York, junto con la High Seas Alliance, para participar del desarrollo de un tratado para alta mar. Este año participé de dos reuniones del Comité Preparatorio del tratado, junto con representantes de Estados y de la sociedad civil. El acuerdo está siendo construido en el marco de Naciones Unidas y buscamos concretarlo en el plazo de dos años. El tratado será implementado bajo la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR). En representación de AIDA, la única organización de América Latina involucrada en las reuniones de planificación del tratado, estoy trabajando para asegurar que las aguas de alta mar reciban la misma protección que las aguas nacionales que por tanto tiempo hemos defendido. El tratado de alta mar es un esfuerzo realmente colaborativo que alberga una gran esperanza para la protección de las aguas internacionales de nuestro planeta. Responsable con mi región Como costarricense, siento la responsabilidad adicional de cuidar el patrimonio natural de América Latina, región privilegiada con áreas de gran importancia en alta mar. Creo que es fundamental crear allí reservas marinas. Eso permitiría disminuir la presión de la pesca sobre los recursos marinos, contribuiría a generar un equilibrio ambiental y haría que los entornos y sus habitantes se adapten a los efectos del cambio climático. En aguas internacionales de la región existen “áreas ecológicamente significativas” como: El Domo Centroamericano. Está en el Pacífico y cambia constantemente de lugar debido a los vientos y las corrientes oceánicas. Es zona de alimentación,  reproducción y crianza para atunes, ballenas azules, tiburones, delfines y tortugas marinas, entre otras especies. El Café del Tiburón Blanco. Ubicada en aguas internacionales del Océano Pacífico, entre la Península de Baja California y Hawái, el área es clave para los tiburones blancos, especie en grave peligro, que se congregan allí al salir de la costa de México o California. Montes submarinos de Nazca y Sala y Gómez. Con más de 3,000 kilómetros de largo en el Pacífico sureste, se extienden más allá de aguas chilenas, país donde son protegidos por el Estado. Sin embargo, sus secciones en alta mar están desprotegidas. Ello ocurre pese a que tienen uno de los niveles más altos de diversidad biológica marina del mundo. Cobijan y benefician a ballenas azules, tortugas marinas baulas, peces espada, macarelas chilenas y otras especies. La mayor parte de los montes se encuentra en estado natural por lo que su protección es urgente. Zona de Fractura del Atlántico Ecuatorial. Ubicada entre Brasil y la Cuenca del Guinea, el área no pertenece a ningún país. Es fuente de alimento y energía para diferentes especies de peces (entre ellas el atún aleta amarilla, el atún patudo y el pez espada) y para tortugas marinas como la baula y la verde. Proteger el alta mar es vital para brindar un espacio seguro de alimentación, reproducción y crecimiento a diferentes especies marinas. Quiero seguir aportando a esa causa y cumplir 10 años más siendo la voz de América Latina y abogando por la preservación de sus tesoros naturales.

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Océanos, Minería

México elige proteger a la tortuga Caguama del proyecto minero Don Diego

AIDA celebra la decisión de la SEMARNAT de negar el permiso ambiental a la mina submarina de fosfato propuesta en el Golfo de Ulloa, Baja California Sur. La entidad encontró que las medidas planteadas por Exploraciones Oceánicas, empresa a cargo del proyecto, para resguardar a la tortuga marina se basan en información inconsistente. Ciudad de México, México. La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) antepuso la protección de la tortuga caguama, especie amenazada, al beneficio económico que podría traer la mina submarina de fosfato Don Diego, cuya ubicación propuesta es el Golfo de Ulloa en Baja California Sur. La entidad negó la autorización del proyecto a cargo de Exploraciones Oceánicas al encontrar que las medidas planteadas por la empresa para proteger a la Caguama se sustentan en información que no es consistente. La Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA) aplaude la decisión de la SEMARNAT en la que se señala que los aspectos económicos del proyecto “no pueden prevalecer sobre la protección de los recursos naturales existentes el Golfo de Ulloa”, más cuando algunos de ellos como la tortuga Caguama (Caretta Caretta), “se encuentran sujetos a estrictos estándares de protección por encontrarse en peligro de extinción”. Según la entidad, no es factible armonizar el resguardo de las poblaciones de esa especie con una actividad “que adiciona una presión antropogénica (fruto de la actividad humana) a las existentes en la zona y que incrementa el riesgo de extinción de dicha especie, que es compartida internacionalmente (página 232 del documento que contiene la decisión de la SEMARNAT)”. AIDA presentó a la SEMARNAT argumentos sobre las obligaciones internacionales que México incumpliría de autorizar el proyecto, así como de la información insuficiente con la cual la empresa evaluó el impacto ambiental de la mina en los ecosistemas marinos del lugar y en la que basó sus medidas de mitigación. Según la Secretaría, Exploraciones Oceánicas propuso un Programa de Monitoreo de las Tortugas Marinas que es más bien uno de “salvamento” y que no se sustenta en datos cuantitativos del hábitat de la Caguama. Además, la empresa no planteó medidas de mitigación y prevención para garantizar la disponibilidad de alimento suficiente para la especie, y su modelo de restauración del fondo marino —el cual busca dragar para extraer fosfato— no tomó en cuenta las características particulares del Golfo de Ulloa (páginas 225 y 226). La SEMARNAT se amparó en normas internacionales para negar el permiso ambiental a Don Diego. Recurrió por ejemplo a las obligaciones de México de proteger su medio marino y de utilizar los datos científicos más fidedignos posibles en la protección de las tortugas marinas, contenidas en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR) y en la Convención Interamericana para la Protección y Conservación de las Tortugas Marinas (CIT), respectivamente. Más información 10 cosas que debes saber del proyecto Don Diego  

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Océanos, Minería

10 cosas que debes saber del proyecto Don Diego

1. Es un proyecto propuesto de minería submarina en México.  La minería submarina es un proceso por el cual se recuperan minerales o metales del lecho marino. Don Diego es un proyecto que propone usar un sistema de dragado para obtener 7 millones de toneladas de arena fosfática del fondo marino, a 19 kilómetros de la costa de Baja California Sur[1].  Los materiales sobrantes, aquellos que no son de interés —sobrecarga o residuos— podrían ser regresados al mar[2].   2. De ser implementada, sería la primera mina de fosfato en su tipo, con esa técnica,  y en esa región.  Ello hace imposible prever con exactitud los daños que la actividad puede generar y las medidas para evitarlos[3].  Otros países han rechazado proyectos de este tipo debido a la gravedad de sus impactos potenciales.  Namibia y Nueva Zelanda son ejemplos[4]. Exploraciones Oceánicas, empresa a cargo del proyecto, no tiene experiencia suficiente en este rubro[5].  Tampoco la tiene el Gobierno mexicano para ejecutar y monitorear apropiadamente el proyecto. Además, aún bajo esta incertidumbre, la empresa no ha proporcionado una garantía financiera para asegurar el cumplimiento del plan de manejo, el de monitoreo y la fiscalización.     3. El proyecto alteraría el ecosistema marino.   La recolección de arena fosfática del mar y la deposición de residuos en el mismo generaría sedimentos que podrían bloquear la luz, afectando a su vez la fotosíntesis marina[6].  El dragado destruiría especies bentónicas como ostras y almejas, y su hábitat, afectando la cadena alimentaria y el equilibrio del sistema[7].  El ecosistema podría requerir años para recuperarse.   4. Su ejecución no implicaría necesariamente mayor seguridad alimentaria para México. El fosfato es usado en fertilizantes. Los promoventes del proyecto buscan enfrentar la disminución de reservas de fosfato en el mundo[8].  Pero iniciar una explotación de este tipo, sin conocer lo necesario sobre la técnica y sus impactos, podría generar un daño mayor al posible beneficio.  Además, extraer fosfato en aguas de México no garantiza que el mismo será utilizado para suplir la demanda de la agricultura en ese país ni en el continente americano.      5. La mina pondría en riesgo la pesca y a las familias que dependen de ella.  El área del proyecto minero se traslaparía con las concesiones de las Sociedades Cooperativas de Producción Pesquera “Puerto Chale” y “La Poza”[9].  En el Golfo de Ulloa se producen cerca de 8,450 toneladas por año de especies comerciales que incluyen al abulón, almejas, calamar, camarón, caracol, cazón, jaiba, langosta, ostión, pulpo, rayas y tiburón[10]. La pesca podría disminuir considerablemente debido a la afectación del fondo marino por el dragado[11]. 6. La mina impactaría una zona ecológicamente rica y vulnerable.   El proyecto está ubicado en el Golfo de Ulloa, región única en el mundo caracterizada por su alta productividad y biodiversidad.  Alberga especies de interés pesquero y de conservación.  Además, parte del proyecto estaría en 20% de la Región de Importancia Marina de Bahía Magdalena[12], sitio de manglar que brinda importantes servicios ambientales a las comunidades costeras, entre ellos la mitigación del cambio climático.   7. La mina pondría en mayor peligro el hábitat de la tortuga caguama.   El Golfo de Ulloa es un hábitat crítico para la tortuga caguama. El Estado mexicano creó allí un refugio pesquero para la protección de esa especie[13].  Estudios demuestran que un ruido como el que podría generar el proyecto causaría el desplazamiento del hábitat de esa tortuga y un cambio drástico en su comportamiento[14].  Además, la Convención Interamericana para la Protección y Conservación de las Tortugas Marinas incluyó recientemente a la minería como una de las actividades que ponen en peligro a las tortugas marinas[15].   8. La mina podría destruir un sitio seguro para la ballena gris.   Cada año, la ballena gris viaja de Alaska a las aguas cálidas de Baja California Sur para tener a sus crías y cuidarlas[16].  Las ballenas usan el sonido para identificar su grupo, ubicarse, encontrar y capturar comida[17].  El proyecto generaría ruido, aumento del tráfico marino y cambios en el ecosistema, alterando un sitio seguro para las ballenas desde hace siglos[18].   9. Aprobar el proyecto podría implicar el incumplimiento de obligaciones internacionales por parte del Estado mexicano.   México tiene obligaciones de derecho internacional para proteger el ecosistema marino y las especies vulnerables que el proyecto podría dañar.  En especial, debe aplicar el principio precautorio en un caso como éste, en el que no existe certeza científica sobre la magnitud e intensidad de los daños ambientales.  El Estado mexicano está obligado entonces a tomar las medidas necesarias para evitar esos posibles daños.  Ello incluye disponer la inviabilidad del proyecto hasta que se demuestre que es posible evitarlos o reducirlos al mínimo.   10. Los detalles del proyecto son confusos y la información pública disponible al respecto es incompleta.  La duración y el área específica del proyecto aún no son claras.  Por ejemplo, se prevé que el proyecto dure 50 años, pero podría extenderse 50 años más al estar amparado por la Ley Minera[19].   [1] Manifestación de Impacto Ambiental, Resumen Ejecutivo del proyecto “Dragado de arenas fosfáticas negras en el yacimiento de Don Diego”, pp. 4, 5 y 7. Disponible aqui. [2] Todo el proceso es descrito por el promovente,  con mayor énfasis en el Capítulo II de la Manifestación de Impacto Ambiental, pp. 23-42.  [3] Rofomex era un proyecto de fosfato en San Juan de la Costa, esto es cerca de ciudad de La Paz, Baja California; la mina producía dos millones de toneladas anuales de fosfato, información disponible en http://www.dredge.com/dred2-10.html , http://defiendelasierra.org/wp-content/uploads/San-Juan-de-la-Costa.pdf y http://mrdata.usgs.gov/mrds/show-mrds.php?dep_id=10048963  ; sin embargo, el proyecto está en tierra y no se encuentra en la Bahía de Ulloa, ver ubicación exacta  [4] La primera mina marina de fosfato que entraría en operación se propuso en Namibia en 2013, sin embargo el proyecto no se ha aprobado ya que entró a regir una moratoria a esta actividad.  Ver: http://www.scoop.co.nz/stories/WO1307/S00188/marine-phosphate-mining-cannot-be-sustained-by-namibia.htm ; http://www.worldfuturecouncil.org/sandpiper-project.html;  Nueva Zelanda utilizó el principio precautorio para negar el permiso de minería de fosfato submarina, ver http://www.stuff.co.nz/business/industries/66038589/Chatham-Rock-Phosphate-aghast-mining-consent-refused [5] Página web de Exploraciones Océanicas y actividad en la Bolsa NASDAQ donde se aprecia que la empresa no ha realizado ningún proyecto de minería submarina en el pasado. [6] La industria minera de fosfato es considerada una las fuentes potenciales de contaminación radionuclear con elementos como el Uranio (238U) y Torio (232Th).  Los sedimentos que regresan al mar pueden contener altos niveles de elementos tóxicos, incluida la presencia de estos elementos, que fueron expuestos mediante el proceso de separación en búsqueda del fosfato. Al-Masri, M., Mamish, S. et al.  (2002).  “The impact of phosphate loading activities on near marine environment: The Syrian Coast”.  Journal of Environmental Radioactivity 58 (2002) 35-44. P. 1. [7] Manifestación de Impacto Ambiental, Resumen Ejecutivo del proyecto “Dragado de arenas fosfáticas negras en el yacimiento de Don Diego”, Capítulo VIII, Tabla VI.3, p. 64, y Capítulo V, p. 48, disponible en http://apps1.semarnat.gob.mx/dgiraDocs/documentos/bcs/estudios/2015/03BS2015M0008.pdf [8]U.S Geological Survey, Mineral Commodity Summaries, Enero 2015.  Disponible en: http://minerals.usgs.gov/minerals/pubs/commodity/phosphate_rock/mcs-2015-phosp.pdf [9] Instituto Nacional de la Pesca Oficio RJL/INAPESACA/DGAIPP/978/2014 [10] CONABIO.  Estudio sobre la caracterización socioeconómica y pesquera del Área Golfo de Ulloa, BCS (2010).  Disponible en: http://goo.gl/7An5o5 [11]Manifestación de Impacto Ambiental, Resumen Ejecutivo del proyecto “Dragado de arenas fosfáticas negras en el yacimiento de Don Diego”,  Capítulo VIII, Tabla VI.3, p. 64. Disponible aqui.  [12] Instituto Nacional de la Pesca. Oficio RJL/INAPESCA/DGAIPP/757/2014 [13] El Acuerdo por el que se establece el Área de Refugio de la Tortuga Amarilla (CarettaCaretta) en el Golfo de Ulloa en Baja California Sur está en la Comisión Federal de Mejora Regulatoria para obtener un dictamen de aprobatorio, 9 de diciembre de 2014. Disponible en:  http://www.cofemermir.gob.mx/mir/crLecAnte.asp?submitid=33808 [14] Convenio sobre Diversidad Biológica.  “Sea turtle hearing and sensitivity to acoustic impacts”. Disponible en: https://www.cbd.int/doc/meetings/mar/mcbem-2014-01/other/mcbem-2014-01-submission-boem-03-en.pdf Pg. 3 y 4 [15] Convención Interamericana para la Protección y Conservación de las Tortugas Marinas Séptima Conferencia de las Partes 24-26 de Junio, 2015, Ciudad de México, Resolución CIT-COP7-2015-R3. Disponible en: http://www.iacseaturtle.org/docs/resolucionesCOP7CIT/CIT-COP7-2015-R3_Cabezona_%20%20Resolucion_ESP_7.15.15_ADOPTADA.pdf [16] Guerrero Ruiz, M., Urbán Ramírez, J. y Rojas Bracho, L. 2006. Las ballenas del golfo de California. Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT). Instituto Nacional de Ecología (INE). 537 pp. [17] Baker C. S. y C. M. Herman. 1984. Aggressive behavior between Humpback whales (Megaptera novaeangliae) wintering in Hawaiian waters. Can. J. Zool. 62(10): 1,922-1,937.; Croll, D. A., C. W. Clark, A. Acevedo, B. R. Tershy, S. Flores, J. Gedamke y J. Urbán. 2002. Only male fin whales sing loud songs. Nature 417: 809. [18] El Anexo 13 es un documento de tres páginas que no respaldan las conclusiones de la empresa en la manifestación de impacto ambiental. [19] Manifestación de Impacto Ambiental, Resumen Ejecutivo del proyecto “Dragado de arenas fosfáticas negras en el yacimiento de Don Diego”,  Capítulo II, p. 4. Disponible en: http://apps1.semarnat.gob.mx/dgiraDocs/documentos/bcs/estudios/2015/03BS2015M0008.pdf  

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Océanos, Minería

Mina Don Diego: experimentando con el patrimonio natural de México

La empresa Exploraciones Oceánicas se precia de ser líder mundial en la búsqueda de tesoros en el fondo marino. Ahora la compañía con capital estadounidense busca aventurarse en el campo de la minería submarina con el proyecto Don Diego, el primero de su tipo en el mundo. El lugar escogido para escudriñar es la Bahía de Ulloa, en Baja California Sur, un lugar de importancia vital para especies vulnerables como la ballena gris y la tortuga amarilla o caguama, y para aquellas de interés pesquero como las langostas, almejas y camarones. El proyecto Don Diego pretende extraer, durante 50 años, 350 millones de toneladas de arena fosfática del fondo marino próximo a la Bahía de Ulloa. Esa cantidad de mineral equivale al 60% de la superficie de la Ciudad de México. De la forma en la que ha sido propuesto, el proyecto amenaza con dañar grave e irreversiblemente el entorno marino, las condiciones de vida de la fauna que éste alberga y los medios de sustento de comunidades que dependen del turismo y la pesca en la zona. El pasado abril, la empresa presentó la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) del proyecto a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT). Ante esa entidad, la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA) presentó comentarios en los que evidenció que la MIA carecía de la información técnica suficiente para garantizar que el proyecto no dañará seriamente la Bahía de Ulloa, la pesca del lugar y el hábitat de ballenas y tortugas marinas. En junio de 2015, Exploraciones Oceánicas retiró la propuesta inicial del proyecto. Y, tan solo dos meses después, presentó a la SEMARNAT una nueva propuesta bajo el nombre de Proyecto de Dragado de Arenas Fosfáticas Negras en el Yacimiento Don Diego. “¿Cómo es posible mejorar una Manifestación de Impacto Ambiental en dos meses?”, se pregunta Sandra Moguel, abogada del Programa de Protección Marina y Costera de AIDA. “Aspirando” el lecho marino El proceso planteado en el proyecto se realizaría completamente en alta mar. Implicaría el uso de grandes barcos para dragar el fondo marino en busca de fosfato. La draga de esas embarcaciones se asemeja a una gran aspiradora que succiona todo a su paso, incluidos organismos vivos como conchas y moluscos, así como recursos que contienen nutrientes. La siguiente etapa consistiría en separar el fosfato del material removido y en devolver el material restante al mar, algo que cambiaría la composición química del agua. Por otro lado, el dragado y la consiguiente remoción de material podría desprender elementos tóxicos como partículas de uranio. Para tener certeza al respecto, son necesarios estudios detallados de ecotoxicología. Ante ello, la empresa plantea la construcción de un drenaje a través del cual se controlará el lugar exacto del fondo marino en el que los residuos serán depositados. Sin embargo, es difícil que el sedimento (material sobrante), cuya composición precisa es desconocida, no se esparza. Exploraciones Oceánicas propone también restaurar el fondo marino, aunque no detalla cómo. Especies vulnerables, en riesgo Estudios científicos dan cuenta que ejemplares juveniles de tortuga caguama o amarilla (Caretta caretta) llegan desde Hawái a la Bahía de Ulloa, donde se alimentan. Las poblaciones de tortuga caguama están en peligro de extinción según la Unión Mundial para la Naturaleza y el Apéndice I de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres. En México, esa especie de tortuga marina sufre ya los impactos de la pesca. Artes de pesca poco selectivas como las redes y el palangre (largas líneas con anzuelos) capturan no solo peces, sino también tortugas marinas (pesca incidental). Por ello organizaciones han solicitado que el Gobierno mexicano adopte medidas para evitar la pesca incidental y realice un ordenamiento pesquero que contribuya a proteger a la tortuga caguama. El proyecto Don Diego constituye una nueva amenaza para esta tortuga debido a la posible interacción de ésta con la maquinaria para el dragado de arena fosfática, y al aumento del ruido en el entorno provocado por la operación minera. Además, como ya se mencionó, la mina provocaría cambios severos en el entorno marino y en la composición de las aguas que son hábitat de la caguama. Otra especie amenazada por Don Diego es la ballena gris. En la Bahía de Ulloa están Puerto López Mateos y San Carlos, sitios a los que cada año llegan miles de ejemplares de ballena gris para dar a luz a sus crías y cuidarlas. La ballena gris, al igual que otras especies de ballena y tortugas marinas que habitan o transitan por la zona (como la caguama), dependen del sonido para comunicarse entre sí, mantenerse unidas y encontrar alimento. El proyecto Don Diego contempla el uso de grandes barcos de dragado, lo que implica la generación de gran ruido en el área. Ese ruido pone en riesgo la sobrevivencia de los cetáceos al causar cambios en su ruta migratoria y comportamiento, e interrumpir la lactancia de los ballenatos, entre otras posibles consecuencias. Dictamen técnico negativo  En opinión técnica de la Secretaría de Desarrollo Económico, Medio Ambiente y Recursos Naturales del Gobierno de Baja California Sur, el proyecto Don Diego “no es viable ambientalmente” en los términos planteados en su Manifestación de Impacto Ambiental (MIA). Así lo hizo conocer el 29 de septiembre en una carta al Director General de Impacto Ambiental de la SEMARNAT Alfonso Flores Ramírez. La carta da cuenta que la MIA presenta varias omisiones, las cuales derivan en incertidumbres respecto de los impactos del proyecto en el entorno marino y en las especies que lo habitan. Se menciona por ejemplo que “el estudio no presenta avistamientos [de mamíferos marinos] que sean representativos de [las] condiciones oceanográficas del área del proyecto y que contemplen los procesos biológicos de las especies presentes en la misma”. Ello es necesario para establecer a detalle el grado de afectación del proyecto. Se indica también que el estudio empleado por la empresa para establecer las afectaciones por ruido para mamíferos y tortugas “no permite determinar de manera clara los impactos ambientales” producidos por el mismo. Ante las incertidumbres encontradas, la Secretaría recuerda que el Estado mexicano tiene la obligación, en materia nacional e internacional, de aplicar el Principio Precautorio al evaluar el proyecto Don Diego para “impedir la creación de un riesgo con efectos todavía desconocidos y por lo tanto imprevisibles”. Alerta internacional En octubre, AIDA solicitó al Comité Científico de la Convención Interamericana para la Protección y Conservación de Tortugas Marinas (CIT) analizar las amenazas que el proyecto Don Diego implica para la vida de la tortuga caguama en México. Lo hizo durante la reunión del comité en Viña del Mar, Chile. Ese mismo mes, envió una alerta a la Convención de Ramsar, al Convenio sobre la Diversidad Bilógica, a la CIT y a la Comisión Ballenera Internacional. En ella se llama la atención de esas instancias sobre los riesgos que el proyecto Don Diego implica para especies y hábitats vulnerables en México. Se les pide además que exhorten al Estado mexicano a cumplir sus obligaciones internacionales para proteger la biodiversidad de su territorio y garantizar un adecuado proceso de evaluación de impacto ambiental del proyecto. Por otro lado, en su carta, la Secretaría de Desarrollo Económico, Medio Ambiente y Recursos Naturales del Gobierno de Baja California Sur le recordó a la SEMARNAT que el 15 de agosto, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) extendió una certificación negativa a México por no haber adoptado un programa regulatorio comparable al empleado en el país del Norte para afrontar la pesca incidental de tortuga amarilla en el Golfo de Ulloa. Por ello Estados Unidos analiza la posibilidad de establecer un embargo pesquero para el país. En ese sentido, la entidad concluyó que “el desarrollo de este proyecto minero en una zona la cual presenta un grave conflicto de índole internacional, pudiera exacerbar de una manera muy significativa la problemática antes señalada”. Una zona tan biodiversa y rica económicamente como la Bahía de Ulloa no puede ser objeto de experimentación. ¿Será posible que el proceso de evaluación de impacto ambiental deje de ser un mero trámite en el país y sea una herramienta real para prevenir daños irreversibles al patrimonio natural? Ojalá las decisiones gubernamentales en torno al proyecto Don Diego den señales positivas en ese sentido. De no ser así, México podría violar tratados internacionales que está obligado a cumplir para la protección de entornos marinos y especies vulnerables.

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México aún puede salvar los arrecifes de Veracruz

Veracruz es hogar de una cordillera submarina formada por al menos 23 arrecifes de coral que recorren seis islas y se extienden por kilómetros. Se trata del Sistema Arrecifal Veracruzano (SAV): el ecosistema de coral más extenso del Golfo de México y que ahora está en peligro. Hace más de 20 años, en 1992, el Gobierno mexicano declaró al SAV Área Natural Protegida bajo la figura de Parque Nacional. Y, en 2004, lo enlistó como Humedal de Importancia Prioritaria Internacional bajo laConvención de Ramsar por ser un ecosistema único y amenazado por la contaminación y las actividades portuarias de Veracruz. Pero, en 2012, dio un paso atrás al decretar la modificación de los límites del sitio para ampliar el puerto de Veracruz, proyecto que dañará gravemente la rica biodiversidad que los arrecifes albergan. En marzo de 2014, el daño fue confirmado cuando el Juez Tercero de Distrito del Estado de Veracruzdeclaró válida la modificación. México tiene una gran deuda que saldar con el sitio y con la población que depende del mismo, pues vulneró la protección que le había otorgado. Dicen que es de sabios rectificar y el Gobierno mexicano todavía puede evitar la degradación de este entorno vital, el cual alberga una gran variedad de fauna marina y es barrera natural contra olas, tormentas y huracanes (más frecuentes e intensos debido al cambio climático). La oportunidad para hacerlo es más que propicia pues el país será sede el próximo año de la Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica. México firmó ese Convenio y en virtud del mismo está obligado a salvaguardar la diversidad biológica y el patrimonio natural de su territorio. En diciembre de 2014, la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA) y el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), en representación de 13 organizaciones e individuos, enviaron una carta al Secretariado del Convenio solicitándole dos cosas: evaluar los daños que la ampliación del puerto causará, y pedir que México revoque la autorización del proyecto debido a los serios impactos que tendrá sobre la diversidad de vida en el SAV.   El proyecto contraviene el Programa de Ordenamiento Ecológico Marino y Regional del Golfo de México y Mar Caribe. Además de revocar el permiso que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) dio al proyecto de ampliación del puerto en 2013, México tiene en sus manos la oportunidad de obtener asesoría técnica y financiamiento internacional para preservar el Sistema Arrecifal Veracruzano. Para ello, el país debe incluir al sitio en el Registro Montreux, mecanismo contemplado por la Convención de Ramsar para proteger de manera prioritaria humedales que estén amenazados gravemente o que vayan a estarlo como consecuencia del desarrollo tecnológico, la contaminación u otra actividad humana. El SAV encaja muy bien en ese perfil. Al incluir al SAV en el Registro Montreux, una misión de asesoramiento de Ramsar visitará el sitio y brindará al Gobierno mexicano apoyo y recomendaciones sobre las acciones adecuadas para su conservación. Es sin duda una forma rápida de atender ecosistemas en riesgo con una suma de esfuerzos nacionales e internacionales. Durante la 12ª Conferencia de las Partes de la Convención de Ramsar, realizada hace poco en Punta del Este, Uruguay, AIDA abogó ante la delegación del Gobierno mexicano por la inclusión de los arrecifes veracruzanos en el Registro Montreux. Otro entorno amenazado por la ampliación del puerto de Veracruz es la Reserva de la Biósfera Los Tuxtlas. En junio de 2014, la SEMARNAT otorgó a la Administración Portuaria Integral de Veracruz (APIVER) laautorización ambiental para explotar roca basáltica en la reserva. Lo hizo a pesar que el Programa de Manejo del sitio prohíbe el uso de explosivos, actividad que alterará para siempre la zona, y la hará más vulnerable de lo que ya es a fenómenos climáticos. Además, el ruido y la presencia de personal en el lugar afectará el comportamiento de la fauna, en especial del mono aullador, especie en peligro de extinción. La roca extraída servirá a la construcción de las escolleras del nuevo puerto. En abril de 2015, AIDA y CEMDA lanzaron una petición ciudadana a través del sitio de internet Change.org para solicitar que el titular de la SEMARNAT, Juan José Guerra Abud, revoque el permiso concedido para la explotación de roca en Los Tuxtlas, y que Alejandro del Mazo, titular de la Comisión Nacional de Áreas Protegidas, incremente la protección del Sistema Arrecifal Veracruzano inscribiéndolo en el Registro Montreux. La petición ha sido firmada al momento por más de 34,000 personas y está entre las más apoyadas. El Estado de Veracruz es famoso por su tradición pesquera y su gastronomía basada en peces y mariscos. Que ambas características continúen depende en gran medida de la preservación del Sistema Arrecifal Veracruzano, albergue esencial para las larvas de peces no sólo de Veracruz, sino de todo el país. En 2010, esa barrera coralina amortiguó el embate del huracán Karl de categoría cuatro en la ciudad de Veracruz. ¿Valdrá entonces la pena que el Gobierno de México reconsidere sus decisiones y le devuelva a los arrecifes de Veracruz la protección sólida que una vez les dio? ¿Es el desarrollo portuario válido cuando implica la degradación de ecosistemas frágiles y valiosos para la biodiversidad y la seguridad de las personas?

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family weekend

Conservando la parte del mar que es de todos

En Semana Santa visité con mi familia el Parque Nacional Marino Las Baulas en Guanacaste, Costa Rica. Un guardaparques preparado y comprometido nos habló de las amenazas que las tortugas marinas enfrentan cuando desovan en la costa, y de la importancia de cuidar las playas y evitar desarrollos inadecuadamente implementados. Pero lo que más llamó la atención fue la curiosidad de mis dos hijos, de cinco y tres años de edad, al saber lo mucho que las tortugas debían nadar para poner sus huevos. “Si se pierden, ¿las tortuguitas ya no nacen?”, preguntaron. Para muchos la respuesta a esa interrogante es un misterio y de ahí viene la importancia de proteger la vida en alta mar, en aquellas aguas internacionales que no pertenecen a ningún país y que son, por tanto, un bien común global. Lo que sucede en alta mar, más allá de lo que podemos ver y cuidar desde la costa, es lo que mueve a las más de 33 organizaciones no gubernamentales y a las más de 193 delegaciones en Naciones Unidas que están reunidas en Nueva York para trabajar, durante dos semanas, en la construcción de un acuerdo legalmente vinculante para conservar la vida marina en las áreas que están fuera de cualquier jurisdicción nacional. El acuerdo será implementado bajo la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR). AIDA es la única ONG de América Latina que está presente en la Primera Sesión del Comité Preparatorio que busca crear el nuevo acuerdo en el plazo de dos años. Como parte de la High Seas Alliance (HSA) y gracias al apoyo de The Pew Charitable Trusts, estamos trabajando para llevar la voz de la sociedad civil latinoamericana a las negociaciones.  Junto con las otras organizaciones que integran la HSA, estamos abogando para que el nuevo tratado cumpla los siguientes principios: Protección y preservación del medio marino de alta mar, incluyendo el cuerpo de agua. Cooperación entre Estados para conservar los recursos vivos de alta mar. Utilización de la mejor información científica disponible para la toma de decisiones. Buena administración de los recursos de alta mar, garantizándolos para las presentes y futuras generaciones.   Implementación del principio de precaución según el cual la ausencia de información no puede constituir una excusa para no proteger los ecosistemas de alta mar. Gestión basada en una planificación a gran escala que tome en cuenta la interrelación de la biodiversidad marina. Sostenibilidad y equidad en referencia a la posibilidad de utilizar los recursos para cubrir las necesidad de las generaciones presentes, respetando las necesidades de las generaciones futura. Deberá prestarse especial atención a los intereses y beneficios para los países en desarrollo. Buena gobernanza (transparencia, participación pública y acceso a procedimientos de revisión y recursos)
. “Quien contamina, paga”, lo que implica que los Estados que causen contaminación deben asumir su responsabilidad. Cumplimiento y respeto de los compromisos adquiridos bajo la CONVEMAR. Adicionalmente, consideramos de vital importancia que los Estados incluyan la creación de áreas marinas protegidas fuera de las jurisdicciones nacionales para garantizar la conservación y preservación de la biodiversidad marina. Desde AIDA vemos con mucha ilusión y esperanza el compromiso de los Estados durante este primer tramo del largo camino a recorrer. Sabemos que tras estos dos años de negociaciones veremos surgir con éxito un tratado que proteja la biodiversidad marina que pertenece a todos, aquella que es albergada en la mayor porción de nuestros mares. ¡Apóyanos para seguir trabajando hacia esa meta!

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Herramientas para la Pesca Sostenible

Nuestro océano están colapsando en todo el sentido de la palabra. En los últimos 100 años, hemos sobreexplotado y contaminado los tan preciados y productivos ecosistemas marinos y costeros que tenemos a nuestro alcance. Ahora, el cambio climático está generando su propio conjunto de problemas marinos. Sin embargo, existen historias esperanzadoras y exitosas que nos sugieren que podemos dar un giro al problema si actuamos a tiempo. AIDA se ha comprometido a convertir la pesca sostenible en una realidad, así como a contribuir a restaurar y proteger las costas marinas del continente americano. Para cumplir este compromiso, necesitamos apoyar el fortalecimiento de los gobiernos y de las leyes y reglamentos que protegen la biodiversidad marina y costera. Herramientas para la Pesca Sostenible, una publicación de AIDA, proporciona un guía del camino a seguir para hacerle frente a este reto. La guía explica los muchos problemas que existen en nuestros mares y provee herramientas específicas en materia legal, científica y económica para un manejo más sostenible de nuestros recursos marinos y costeros. Los funcionarios de gobierno y los legisladores pueden emplear esta información para desarrollar, mejorar y hacer más efectivas las leyes y reglamentos nacionales sobre biodiversidad marina. Lee el Resumen Ejecutivo Capítulo 1. El mar y las pesquerías: Hacia un desarrollo ambientalmente amigable El primer capítulo de esta publicación analiza la situación actual de los mares a través del estudio de las causas que provocan el agotamiento de las pesquerías. Entre las principales se encuentran la pesca excesiva, la falta de reglamentación y el abuso de la tecnología. Continúa con un recorrido por los distintos instrumentos legales internacionales vigentes que establecen obligaciones de los Estados para la protección y conservación de los mares y de su biodiversidad.  Se concluye que las medidas preventivas y de control actuales no han sido suficientes para disminuir la afectación de estos recursos. El avance en el deterioro de las pesquerías es tan rápido que es posible que ocurran nuevos colapsos de pesquerías comerciales en varias regiones del mundo. Por tanto, queda en manos de los tomadores de decisiones, los consumidores y los mismos pescadores implementar medidas más eficientes (presentadas en los siguientes capítulos) para evitar que se repitan situaciones tan graves como los ejemplos que se desarrollan en este capítulo inicial. Capítulo 2. Ordenamiento pesquero  En el capítulo se aborda el tema de los ordenamientos pesqueros, cuya existencia en la mayoría de los países es una herramienta importante para controlar las actividades pesqueras, aunque no constituye la única respuesta al declive de las pesquerías. Tras definir el término, se habla de las medidas de ordenación y de su clasificación: técnicas, controles de insumo o esfuerzo y de producto o captura.  A continuación, se menciona los planes de ordenación como aquellos que reúnen en un solo instrumento los elementos mencionados anteriormente. Se toca además el contenido de dichos planes, el procedimiento para su diseño y algunos aspectos destacados del mismo. Este capítulo también hace mención a la necesidad de contar con registros actualizados periódicamente de los permisos de pesca otorgados como requisito para un manejo sostenible. Concluye que la apremiante situación de las pesquerías debe obligar a los Estados a ordenarlas para garantizar su recuperación y disponibilidad para las generaciones futuras. Capítulo 3. Control del esfuerzo pesquero Este capítulo describe y analiza de manera puntual los distintos instrumentos regulatorios que se usan para controlar el esfuerzo pesquero en distintas partes del mundo. Éstos incluyen programas para reducir licencias vigentes de barcos, programas para decomisar barcos, programas de reentrenamiento de pescadores, y programas de reducción del tiempo de lance. Asimismo, plantea las medidas que se deben tomar en cuenta para que estos programas cumplan con sus objetivos. De igual manera, incluye ejemplos de programas específicos diseñados e implementados en otros países para que sean de utilidad a quienes estén interesados en el diseño de cualquier programa. Capítulo 4. Control de capturas pesqueras Aquí se estudian las medidas que se implementan para ejercer control sobre las capturas pesqueras. Entre ellas están las llamadas “tradicionales” que incluyen las licencias y tarifas para las actividades pesqueras, la determinación de cuotas máximas de captura, el establecimiento de temporadas de pesca para especies determinadas (vedas); y el tamaño mínimo de los ejemplares de las especies comerciales, así como de las que se encuentran bajo protección o manejo especial. Estas herramientas han sido regularmente aplicadas en persos países para controlar las capturas, por ello se incluyen ejemplos de los casos en que se han implementado estos métodos como muestra de las múltiples opciones existentes. También se describen en este capítulo métodos “alternativos" que los Estados pueden implementar para controlar las capturas y lograr que las actividades pesqueras sean sostenibles. Dentro de estas opciones merecen particular atención los mecanismos de control de la pesca incidental, considerando su importancia en la conservación de las especies marinas; y las Cuotas Indiviuales de Pesca (CIP), que son el método más moderno de control de capturas. Capítulo 5. Control de la pesca incidental El presente capítulo analiza el fenómeno de la pesca incidental, responsable de gran parte del deterioro de la biodiversidad marina a nivel mundial. En razón de que la mayoría de los métodos de pesca modernos no discriminan entre las especies objetivo de las que no lo son, muchos recursos se pierden al ser capturados de manera incidental, incluyendo peces, mamíferos marinos y aves, entre otros. El capítulo comienza por describir las diferentes artes de pesca disponibles, haciendo referencia al peligro que cada una implica para la pesca incidental. Posteriormente, hace un recorrido por las diferentes medidas de protección existentes, incluyendo ejemplos de la forma en que diferentes países le han hecho frente al problema. Se explica finalmente que lo más recomendable es optar por una combinación de medidas que dé como resultado el mejor escenario posible. Capítulo 6. Ordenamiento marino costero Este capítulo analiza las herramientas de ordenamiento y manejo costero como una forma de protección efectiva de las zonas costeras y de los mares. Las zonas costeras son especialmente vulnerables a los conflictos de competencia por el uso y asignación de los recursos marino-costeros debido a la diversidad de actividades y ecosistemas que coexisten en ellas. Presenta además el Manejo Costero Integrado (MIC) como un proceso continuo y dinámico entre la comunidad, la ciencia y el Estado para implementar planes integrados de protección y desarrollo de los recursos costeros. Incluye ejemplos de MIC en Perú, Belice, México, Colombia, Costa Rica y la Unión Europea. El tema es complementado con la gestión basada en el ecosistema y ejemplos de gobernanza de los espacios y recursos marinos en Antártica y alta mar. El capítulo concluye que para lograr un ordenamiento efectivo y sostenible de nuestros mares se debe integrar los componentes biofísicos, sociales, económicos y de planificación con visión de largo plazo.  Capítulo 7. Figuras de protección del medio marino Este capítulo contiene la definición de Áreas Marinas Protegidas (AMP) y explica sus beneficios como herramienta de conservación. Menciona además las categorías de AMP conforme a los ecosistemas protegidos y a las clasificaciones de organismos internacionales como UNESCO y la Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza. También se enumeran los problemas y soluciones que guardan relación con la delimitación del tamaño de las AMP; con las acciones de monitoreo, inspección y vigilancia; y con el financiamiento presente y futuro de estas áreas.  Como casos de estudio, se describe el tratamiento de las AMP en la legislación y política pública de México, Costa Rica y Brasil. El capítulo incluye medidas de protección de los recursos en alta mar mediante AMP transnacionales y finaliza abordando la diferencia entre áreas protegidas cerradas a la pesca y reservas pesqueras.  Capítulo 8. Monitoreo, control, vigilancia y sanciones En el capítulo se describen las acciones de monitoreo, control y vigilancia en diversos países. Se indica que las mismas son necesarias para verificar el cumplimiento de la normatividad y determinar la eficacia de ésta.  El monitoreo es importante para recolectar información de las pesquerías para la toma de decisiones. Adicionalmente, se aborda el tema de las sanciones. Es preciso contar con la legislación necesaria en materia administrativa y penal que permita sancionar y prevenir conductas que atenten contra la sostenibilidad de las pesquerías y la biodiversidad marina, se lee en el texto.  El capítulo enfatiza la necesidad de un trabajo coordinado entre los diferentes sistemas de gobierno y/o países para conseguir un mayor cumplimiento de la norma.   Capítulo 9. Instrumentos e incentivos económicos para la pesca responsable Aquí se analizan los principales instrumentos económicos para la pesca responsable, las cuales —aplicadas y diseñadas de manera eficiente— pueden promover la protección, restauración, preservación y aprovechamiento sostenible de los recursos marinos. Al estar inmersa en las dinámicas del mercado, la actividad pesquera es especialmente susceptible a la aplicación de instrumentos e incentivos económicos. El capítulo habla de  tres categorías de instrumentos económicos: de mercado (certificación de pesca y ecoetiquetado), fiscales (impuestos verdes, derechos y subsidios) y financieros (creación de fondos y préstamos). Para cada categoría, explica el concepto del instrumento y su aplicación práctica mediante ejemplos. La última sección del capítulo examina otros incentivos económicos como sanciones y multas que buscan promover conductas positivas en la población. El capítulo finaliza con una serie de recomendaciones para la efectiva aplicación de los instrumentos económicos. Entre ellas figura estudiar la realidad económica y social para establecer metas ambientales positivas, y aplicar estos instrumentos de manera conjunta con otras herramientas de políticas y vigilancia.  Capítulo 10. Acuicultura y maricultura En este capítulo, AIDA presenta un análisis sobre la acuicultura en la región americana: sus impactos, riesgos para la salud de las personas y métodos alternativos de la actividad. Todo ello se realiza incorporando ejemplos de distintos países de la región americana y del mundo como ilustración de lo que funciona y lo que no ha sido exitoso.  Brindamos información detallada sobre los impactos dañinos de la acuicultura sobre el medio marino, las poblaciones silvestres, la economía de pobladores locales y aún los riesgos en la salud pública. Hablamos también de los requisitos mínimos que existen para desarrollar esta actividad reduciendo impactos. Entre ellos mencionamos la adecuada zonificación de los proyectos y especies a cultivar, técnicas apropiadas de alimentación y eliminación de desechos y el monitoreo y vigilancia de los proyectos por parte de los Estados, entre otros.  Adicionalmente, explicamos técnicas novedosas como el policultivo, el cultivo en tierra firma y la certificación ecológica. Todas ellas están siendo investigadas como posibilidad alternas con menos impactos ambientales y humanos.  Capítulo 11. Aspectos socioeconómicos en la pesca responsable El presente capítulo se enfoca en los aspectos socio-ambientales del sector pesquero, el cual es crucial para una parte importante de la población mundial en términos de generación de empleo, seguridad alimentaria y potencial de superación de pobreza. Comienza analizando la situación actual en la que se encuentra el sector, advirtiendo la pobreza que le rodea y las duras condiciones laborales de las personas que trabajan en la pesca.   Se hace un llamado a hacerse cargo de esta grave situación mediante políticas pesqueras que impulsen un verdadero cambio. Así, se discuten diferentes alternativas de medidas, ejemplificadas con experiencias reales a lo largo del planeta, destacando su éxito o fracaso y extrayendo lecciones aprendidas.  Conclusión Lee el Resumen Ejecutivo Agradecimientos Agradecemos a todas las personas que de una u otra forma han contribuido a esta publicación con sus conocimientos y experiencia en el tema. Reconocemos en especial el apoyo de Rolando Castro, miembro de la Junta Directiva de AIDA; Sofía Cortina, Isabel Calle, Samantha Namnum, Gladys Martinez, Sandra Moguel, Florencia Ortúzar, María Giménez, Mónica Ribadeneira, John Kaltenstein y Phil Eager, Haydée Rodríguez, Víctor Quintanilla, Clarissa Castillo, Diego Alvarez, abogados y abogadas expertas en temas de conservación marina; y a todos los pasantes que nos han ayudado a que esto sea posible. Y gracias a Anna Cedestav y Astrid Puentes, Codirectoras Ejecutivas de AIDA.

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Arrecifes de coral, Océanos

¿Cómo salvar a los arrecifes de coral?

Por Haydée Rodríguez Cuando digo que vivo en Costa Rica, mucha gente imagina que mi casa está frente al mar, arrullada por las olas.  En realidad vivo en la ciudad, a una hora de la costa del Pacífico y a tres de la del Caribe. Pese a no coincidir con la idea paradisíaca de la vida en Costa Rica, me enamoré del mar desde niña. El sentimiento ha crecido con los años al conocer más sobre los misterios del mar, los servicios que brinda y las maravillosas especies que lo habitan.  De todas esas especies, una de mis favoritas es el coral. Gracias a mi trabajo como abogada de AIDA, he aprendido más sobre los corales, y he podido encontrar maneras efectivas para protegerlos desde mi profesión. Muchas personas aún no se han dado cuenta de la conexión que tenemos con los corales, la cual existe aunque no tengamos el privilegio de vivir frente al mar. ¿Qué son los corales y qué hacen por nosotros? A pesar de parecer a simple vista como grandes piedras, los corales son organismos vivos con un esqueleto externo. Tienen una relación simbiótica (en la que ambas partes se benefician) con un alga llamada zooxantela, responsable de darle sus hermosos colores. Esta alga utiliza la luz del sol para producir su comida y parte de los nutrientes que necesita el coral para sobrevivir. A cambio, el coral le da protección. Un conjunto de corales forma un arrecife, un sitio rico en biodiversidad conocido como la selva del mar. Los corales nos ofrecen grandes beneficios: Son áreas de desove para peces: el pescado que comes está vinculado de alguna forma con un arrecife de coral. Son amortiguadores naturales que nos protegen de tormentas y huracanes. Son sitios turísticos que generan ingresos importantes para la economía de nuestros países: Un kilómetro cuadrado de arrecife de coral puede brindar servicios valorados hasta en USD 600.000 al año, según Naciones Unidas.   La mala noticia es que estas bondades se podrían perder si no actuamos ahora para preservar los corales.  Se estima que, a nivel mundial, el 60% de éstos podría desaparecer para el año 2030. Ello significa que nuestros hijos podrían disfrutar de los corales por corto tiempo, y que nuestros nietos los conocerían únicamente en las fotos de libros de historia y ciencia.  ¿Cuáles son las amenazas y cómo podemos ayudar a combatirlas? Los métodos de pesca no sostenibles, como las redes de arrastre, arrancan pedazos de coral a su paso. Antes de comer o comprar cualquier marisco, vale la pena preguntar cómo fue pescado. Convertirnos en consumidores responsables es nuestro derecho y obligación. Debemos exigir en restaurantes y supermercados productos que hayan sido obtenidos del mar sin dañar corales u otras especies de importancia. Prácticas de turismo inadecuadas pueden dañar a los corales. Evitemos ponernos de pie sobre los corales al bucear o usar un esnórquel bajo el mar. Debemos recordar que los corales están vivos y que nuestro peso o el equipo que llevamos puede romperlos. Cuando compremos souvenirs (recuerdos) como collares y artesanías, rechacemos productos que usan o incorporan corales.  Nosotros no necesitamos corales para adornar nuestras casas ni nuestro cuerpo, pero el mar sí lo necesita para mantener su equilibrio. Un estudio reciente da cuenta que, al entrar en contacto con el mar, los bloqueadores solares que contienen oxibenzona (un compuesto químico) pueden causar, incluso en bajas concentraciones,  daños en el ADN de los corales, deformarlos y eventualmente provocar su muerte. Evitemos entonces utilizar este tipo de productos y usemos ropa que nos proteja del sol para disminuir su consumo. Encuentra aquí una lista de bloqueadores solares seguros para los corales. Los fertilizantes empleados en los cultivos y que eventualmente llegan al mar por los ríos, dañan gravemente a los corales al incrementar la producción de algas, mismas que bloquean el sol y evitan que los corales reciban sus nutrientes. Optemos por verduras y frutas cultivadas de manera orgánica y exijamos una agricultura responsable. Mejorando la protección legal de los arrecifes de coral Otra forma clave de salvar a los corales es buscar cambios en nuestros países. Alentemos a nuestros gobiernos a realizar mejoras en las normas que protegen esas especies. En AIDA hemos publicado una guía de buenas prácticas de regulación para la protección de los arrecifes de coral. El documento contiene ideas para fortalecer las leyes y promover la conservación de los corales. Te invito a compartir la guía con las autoridades del gobierno de tu país. También puedes enviarme ([email protected]) los datos de contacto de las personas que estarían interesadas en implementar estas recomendaciones. Los corales juegan un rol más importante en nuestras vidas del que pensamos. En nuestras manos está salvarlos y asegurar que nuestros hijos y nietos continúen disfrutando de sus beneficios. 

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Océanos

México debe cumplir su obligación internacional de proteger a las tortugas marinas de su territorio

En ese país, dos proyectos amenazan la existencia de especies vulnerables de tortuga marina. AIDA pidió a la Convención Interamericana para la Protección y Conservación de Tortugas Marinas analizar esos riesgos y exhortar a México a cumplir el principio de precaución para conservar su población de tortugas marinas. La Convención incluirá en su informe para el 2017 recomendaciones sobre minería, desarrollo costero y otras amenazas para esos animales. Viña del Mar, Chile. La Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA) solicitó al Comité Científico de la Convención Interamericana para la Protección y Conservación de Tortugas Marinas (CIT) analizar las amenazas que dos proyectos implican para la vida de las tortugas marinas carey, caguama y otras especies vulnerables en México. Pidió además que la Convención exhorte a que ese país aplique el principio de precaución para conservar a las tortugas marinas de su territorio, algo a lo que está obligado al ser parte de la Convención. Los proyectos en cuestión son la ampliación del puerto de Veracruz y la mina marina de fosfato Don Diego, en Baja California Sur. AIDA alertó a la CIT de los posibles impactos negativos de ambos proyectos durante la reunión del Comité Científico de la Convención en Viña del Mar. Explicó que aunque la Administración Portuaria Integral de Veracruz, entidad a cargo de la ampliación del puerto, señaló en su manifestación de impacto ambiental que "nunca se hará afectación directa sobre especies bajo protección”, no presentó medidas de protección para las tortugas marinas, particularmente para la carey (eretmochelys imbricata), catalogada como especie amenazada según la CIT y la legislación mexicana. “La tortuga carey está presente en todo el Parque Nacional Sistema Arrecifal Veracruzano y tiene rutas migratorias a lo largo del Golfo de México. A pesar de ello, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, en diciembre de 2013, autorizó la ampliación del puerto de Veracruz sin requerir un plan de manejo especial para conservar a esa especie”, explicó Sandra Moguel, abogada de AIDA. En cuanto a Don Diego, primera mina marina de fosfato en el mundo, AIDA informó a la Convención que, de ser autorizado, el proyecto pondría en peligro a la tortuga caguama (caretta caretta) debido a su posible interacción con el uso de maquinaria para el dragado de arena fosfática, al aumento del ruido en el entorno, y a que provocaría cambios severos en el ecosistema y la composición marina. Las poblaciones de tortuga caguama están en peligro de extinción según la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) y el Apéndice I de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES). “Es importante que la CIT sepa de los posibles impactos del proyecto y brinde asesoramiento técnico y científico al Estado mexicano sobre los riesgos que la población de tortugas enfrenta. México está a tiempo de realizar un análisis objetivo, transparente y detallado del proyecto para evitar una amenaza más a la tortuga caguama”, dijo Haydée Rodríguez, abogada de AIDA. En la reunión y tras las gestiones de AIDA, el Comité Científico de la Convención se comprometió a incluir en su informe del 2017 recomendaciones sobre minería, desarrollo costero y otras nuevas amenazas a la vida y hábitat de las tortugas marinas. Con ello podrá orientar la labor de los Estados para evitar impactos como los que ocasionarían en México los proyectos descritos. AIDA trabaja en los casos del puerto de Veracruz y la mina Don Diego en colaboración con el Centro Mexicano de Derecho Ambiental. El 22 de septiembre, AIDA y CEMDA presentaron al Comité Científico de la CIT una petición sobre los impactos a las tortugas marinas y su hábitat de la ampliación del puerto de Veracruz y de los proyectos asociados a la misma. AIDA permanecerá alerta para evitar que ésos y otros proyectos dañen entornos naturales únicos y a las especies que habitan en ellos.

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