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Foto: Andrés ÁngelFrenando la expansión del fracking en América Latina
Fracking es la abreviatura de fracturación hidráulica, un proceso usado para extraer petróleo y gas natural de reservorios históricamente inaccesibles.
El fracking ya se ha extendido en el Norte global, pero en América Latina recién comienza. Los gobiernos le están abriendo sus puertas sin entender sus impactos y riesgos, y sin consultar a las comunidades afectadas. Muchas comunidades se están organizando para prevenir o detener los impactos del fracking, los cuales afectan sus derechos humanos fundamentales. Pero en muchos casos necesitan apoyo técnico y legal.
¿Qué es exactamente el fracking y cuáles son sus impactos?
Un pozo recto es perforado en la tierra a gran profundidad. Luego la perforación da una curva y gira horizontalmente, creando un pozo en forma de L. El fluido del fracking —una mezcla de agua, químicos y arena— es bombeando dentro del pozo a muy alta presión, fracturando las capas de la roca de esquisto por encima y debajo del pozo. El gas o petróleo atrapado en la roca sube a la superficie junto con el fluido.
La sopa química —ahora contaminada también con metales pesados e incluso elementos radioactivos subterráneos— es vertida frecuentemente en estanques sin revestimiento. Puede filtrarse en acuíferos y desbordarse hacia arroyos, envenenando fuentes de agua para personas, agricultura y ganadería. El gas también puede filtrarse de la roca fracturada hacia acuíferos. Como resultado, el agua que fluye de grifos domésticos puede arder en llamas. Otros daños documentados incluyen agotamiento de suministros de agua potable (por todo el fluido), contaminación del aire por la perforación y las plataformas de bombeo, grandes emisiones de metano que agravan el calentamiento global, terremotos y daños a la salud que incluyen cáncer y defectos congénitos.
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El histórico derrumbe de los precios del petróleo demuestra una vez más la inviabilidad del fracking
Las medidas adoptadas ante la pandemia, como la reducción en el número de vuelos, el cierre de industrias y el confinamiento de las personas, han ocasionado una disminución en la demanda de hidrocarburos a nivel internacional que, junto con otros factores como la sobreproducción y la especulación asociada a los contratos de petróleo, ha repercutido en la caída en los precios del crudo y generado pérdidas en las principales compañías petroleras. El día 20 de abril, por primera vez en la historia, el petróleo de referencia en Estados Unidos cotizó en negativo, mientras los mares de todo el mundo se llenan de barcos de almacenamiento de crudo y los proyectos de energías extremas se caen a pedazos por sus altos costos, incompatibles con los precios actuales. El fracking requiere todavía de mayores inversiones y, para ser viable, un mercado que le ofrezca precios altos. Además, sus impactos sociales y ambientales no se contabilizan en sus costos de producción. Es inviable basar la matriz energética y el ingreso fiscal de nuestros países en los supuestos ingresos que produciría esta técnica porque, más allá de los precios actuales, la imprevisibilidad de los precios del petróleo hace imposible cualquier política soberana basada en hidrocarburos. El planeta sufre una crisis de mayores dimensiones: la climática, cuyos impactos se agudizarán si se decide seguir por la ruta de la dependencia de los hidrocarburos y la autorización del fracking. Los orígenes de la crisis climática y la pandemia que vivimos son comunes: la destrucción de los ecosistemas por formas de vida y de economía insostenibles. Quienes promueven los hidrocarburos muestran una vez más su insensatez, especialmente en momentos difíciles como el que vivimos, que exhiben al extractivismo actual como el generador de territorios de sacrificio, que vuelca sobre los más vulnerables los pasivos ambientales, extingue pueblos indígenas, destruye la biodiversidad y alimenta la violencia que sofoca a pueblos y asesina a sus defensoras y defensores. Para salir de ambas crisis, es necesario iniciar una transición energética justa y democrática en Latinoamérica y dejar la mayor parte de los combustibles fósiles en el subsuelo. La salida no está en los rescates o inversiones en empresas -públicas oprivadas- que exploten hidrocarburos. Nuestros diversos y riquísimos países cuentan con fuentes alternativas de producción y usos sustentables de energías sin necesidad de seguir calentando el planeta y destruyendo los ecosistemas de los que somos parte. La transición energética es una oportunidad para la democracia, la justicia y la paz, y nuestra garantía de condiciones de vida saludables para el futuro. En muchas regiones del mundo se ha prohibido el fracking y se ha evidenciado su inviabilidad ambiental y económica. En Latinoamérica debemos también impedirlo y apostar por la transición energética justa. Somos una región megadiversa, sabia y creativa, con infinitas posibilidades de diversificar la economía de forma sólida y estable, de tal forma que regenere los territorios y nos proteja de eventos climáticos y pandemias. Esta es la mayor exigencia de nuestros tiempos; por cada una de las personas, por las comunidades y pueblos, por los niños, las niñas y las próximas generaciones: ¡no al fracking, sí a la transición! Firman: Alianza Colombia Libre de Fracking Alianza Latinoamericana Frente al Fracking Alianza Mexicana Contra el Fracking Contacto de prensa: Victor Quintanilla, [email protected], +5215570522107
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Organizaciones nacionales e internacionales rechazan señalamientos de exvicepresidente Vargas Lleras contra activistas que se oponen al fracking en Colombia
Latinoamérica. Las organizaciones nacionales e internacionales y las personas abajo firmantes rechazamos de manera enfática la estigmatización hecha por el exvicepresidente de Colombia, Germán Vargas Lleras, contra la Alianza Colombia Libre de Fracking y contra su integrante, el líder social Carlos Andrés Santiago. El pasado 22 de septiembre, en su columna del diario El Tiempo, el señor Vargas realizó acusaciones graves e infundadas contra la Alianza y contra el señor Santiago en razón de su activismo y del uso de acciones judiciales contra el uso de fracking en Colombia. Estar a favor o en contra del fracking es parte del debate público. Atacar a las personas que realizan activismo ambiental por ejercer sus derechos a la libertad de expresión y asociación, o por hacer uso de recursos judiciales, es inaceptable. El activismo ambiental es una actividad legal y legítima que, en lugar de ser estigmatizada, debe ser protegida en una democracia. El exvicepresidente Vargas tiene una voz poderosa que implica responsabilidades. Los ataques públicos contra líderes sociales en Colombia incrementan el riesgo para su vida e integridad. Exigimos al gobierno colombiano garantizar los derechos de las personas y organizaciones integrantes de la Alianza Colombia Libre de Fracking a reunirse, expresarse y a recurrir a la justicia. Firman: Alianza Latinoamericana Frente al Fracking. Alianza Colombia Libre de Fracking. Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente, AIDA. Greenpeace Colombia. Observatorio Petrolero Sur, Argentina. Red por la Justicia Ambiental de Bolivia. Red por la Justicia Ambiental de Colombia. Fundar, Centro de Análisis e Investigación. México. Fundación Comunidades Unidas de Colombia. Fundación BioSierra Nevada. Asoquimbo. Equipo Jurídico Pueblos. Fundación Sindical Funtramiexco. Corporación Simbiosis. Asociación Comunitaria Fortaleza de la Montaña. Amigos del Río San Rodrigo. Alejandro Mazuera. Alianza Colombia Libre de Fracking de la Sierra Nevada De Santa Marta. Susana Muhamad. Manuel Rodríguez. Roberto Ochandio. Fundación Alma. CENSAT agua viva, amigos de la tierra Colombia. Comité Municipal de Derechos Humanos de CREDHOS, Sabana de Torres, Santander. Mujeres del Común, Santander. Movimiento Social en defensa de los Ríos Sogamoso y Chucuri. Red Nacional del Agua en Colombia. Colectivo de Abogados Luis Carlos Pérez CCALCP. Rodrigo Negrete Montes. Asociación Nacional de Usuarios Campesinos ANUC. Sindicato Empleados de la DIAN. Colectivo por la Protección de la Provincia de Sugamuxi. Corporación Compromiso- Observatorio de conflictos ambientales. Corporación SOS Ambiental, Comité Ambiental en Defensa de la Vida. Red de Comités Ambientales del Tolima. Movimiento Nacional Ambiental. Mesa Hídrica del Piedemonte Llanero. Sinaltrainal Junta Nacional. Corporación Podion. Asociación de Campesinos y Comunidades Sin Tierra del Cesar. Mesa Ambiental Franciscana. Corporación Terrae. Centro de Información sobre Empresas y Derechos Humanos. Comité por la Defensa del Agua y el Páramo de Santurbán.
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Celebramos que el Consejo de Estado mantenga la suspensión del fracking en Colombia
Nos sentimos orgullosos de ser parte del litigio en el que esta decisión ocurre y esperamos que el alto tribunal siga priorizando el principio de precaución y considerando los riesgos de daños que el fracking implica para el ambiente y la salud humana. Bogotá, Colombia. En el marco de la demanda de nulidad interpuesta por la Clínica Jurídica de Interés Público de la Universidad del Norte, el Consejo de Estado se abstuvo de revertir la suspensión provisional de la reglamentación para la exploración y explotación de yacimientos no convencionales de hidrocarburos mediante fracturación hidráulica. Ello significa que esa técnica continúa suspendida, que actualmente no es legal llevarla a cabo y que Colombia vive una moratoria al frackingpor orden judicial. Con su decisión, el Consejo de Estado, alto tribunal colombiano, desestimó la solicitud presentada por el gobierno, que buscaba levantar la suspensión vigente desde noviembre del año pasado y dar vía libre al fracking en el país. Desde AIDA celebramos la decisión adoptada por el Consejo de Estado y nos sentimos muy honrados de ser parte de este litigio. Se trata sin duda de un paso en la dirección correcta ante el alto grado de incertidumbre sobre los riesgos asociados al fracking. Entre ellos están la contaminación del aire y de fuentes de agua superficiales y subterráneas, daños a la salud humana y emisiones de metano a la atmósfera, potente gas de efecto invernadero y una de las causas principales de la crisis climática que el mundo enfrenta. En ese escenario, la urgencia de transitar hacia energías limpias es evidente. El alto tribunal concluyó que se debía aplicar el principio de precaución ya que, incluso sin certeza científica absoluta, hay pruebas mínimas de daños potenciales derivadas de una aparente deficiencia en las medidas contempladas en la reglamentación del fracking. Colombia apunta hoy a ser un ejemplo para América Latina. La suspensión provisional de la reglamentación corresponde a una medida cautelar mientras se resuelve definitivamente el caso. Es fundamental que el Consejo de Estado continúe dando prioridad al principio de precaución, teniendo en cuenta la falta de certeza plena sobre los riesgos de daños irreversibles que el fracking implica para el ambiente, el clima y para las personas. En AIDA saludamos la independencia judicial, pues es fundamental para la protección del ambiente por medio del derecho. Esperamos que el proceso judicial en curso considere apropiadamente las pruebas y argumentos presentados, incluidos los relacionados con una tarea cada vez más urgente: la lucha contra la emergencia climática. Contacto de prensa: Victor Quintanilla (México), AIDA, [email protected], +5215570522107
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