Derechos Indígenas


Ciclo de conversatorios sobre Derecho Ambiental en América Latina "Litigio ambiental estratégico"

Actualmente, en Bolivia se han incrementado los conflictos socioambientales en torno al acceso y control de los bienes naturales de los cuales dependen los medios de vida de poblaciones vulnerables. De igual forma, la degradación ambiental, el cambio climático y las actividades extractivas vulneran los derechos ambientales de la población y los derechos de la Madre Tierra. En ese contexto, la jurisdicción agroambiental busca promover la conciencia ambiental en espacios académicos para aportar con estrategias de resolución y tratamiento de los conflictos ambientales en el país. Las experiencias en la administración de justicia ambiental de destacados juristas  e ingenieros especialistas ambientales de América Latina, y la interacción entre servidores de la jurisdicción agroambiental y abogados de la materia, permitieron reflexionar y proponer la adopción de procedimientos adecuados a la realidad nacional con un compromiso de conciencia ambiental como derecho colectivo de los pueblos de Bolivia.   Panelistas Juan Sebastián Lloret, Secretario Letrado de la Procuración General del Ministerio Público de Salta, Argentina: Derechos Humanos Ambientales: Elementos y casos. Andrés Ángel, geólogo colombiano y asesor científico de AIDA: Aspectos Generales de la Evidencia Técnica. Luciano Merini, investigador del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria en Anguil, Argentina: Ciencia y Prueba Judicial. Carlos Lozano Acosta, jurista colombiano y Abogado Sénior del Programa de Agua Dulce de AIDA: La Prueba en el Proceso Ambiental. Marcelo Hernández, ingeniero forestal y Ministro Técnico del Primer Tribunal Ambiental de Antofagasta, Chile: Admisibilidad y Valoración de la Prueba ambiental: Experiencias de un Ministro en Ciencias. Marcella Ribeiro, abogada brasileña del Programa de Derechos Humanos y Ambiente de AIDA: El derecho humano al ambiente sano: una perspectiva latinoamericana. Elva Terceros Cuéllar, Magistrada del Tribunal Agroambiental de Bolivia: El Derecho Ambiental desde una Visión de Derechos Humanos. El caso boliviano. Enrique Ulate Chacón, Presidente del Tribunal Agrario de Costa Rica: Competencia y Acciones Agroambientales: La experiencia Costarricense del Tribunal Agrario. Maribel Ruiz Molina, Jueza Agroambiental de Uncía (Potosí, Bolivia): Acción Ambiental en Bolivia.   GRABACIONES 1. Inauguración y Conferencia 1 (25 de mayo):   2. Conferencias 2 y 3 (26 de mayo):   3. Conferencias 4 y 5 (27 de mayo):   4. Conferencias 6 y 7 (28 de mayo):   5. Conferencias 8 y 9, y Cierre:   Presentaciones 1. Presentación introductoria:   2. Presentación de Andrés Ángel, asesor científico de AIDA:   3. Presentación de Luciano Merini, investigador del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria en Anguil, Argentina:   4. Presentación de Carlos Lozano, Abogado Sénior del Programa de Agua Dulce de AIDA:   5. Presentación de Marcelo Hernández, ingeniero forestal y Ministro Técnico del Primer Tribunal Ambiental de Antofagasta, Chile:   6. Presentación de Marcella Ribeiro, abogada del Programa de Derechos Humanos y Ambiente de AIDA:   7. Presentación de Elva Terceros Cuéllar, Magistrada del Tribunal Agroambiental de Bolivia:   8. Presentación de Enrique Ulate Chacón, Presidente del Tribunal Agrario de Costa Rica:   9. Presentación de Maribel Ruiz Molina, Jueza Agroambiental de Uncía (Potosí, Bolivia):  

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Brasil falla en garantizar salud y atención básica a los pueblos indígenas durante la pandemia

El sistema de salud brasileño está actualmente colapsado, lo que afecta directamente la atención de la salud de los pueblos indígenas, situación que se dirige hacia una tragedia.  Hay una evidente falta de capacidad del Estado para controlar la propagación del virus en las comunidades.    El Estado, a través de sus dependencias, ha actuado de tal manera que niega la identidad indígena y rechaza su obligación de proporcionar atención especializada adaptada a las costumbres y tradiciones de estos pueblos.  El SESAI (Servicios de Salud para los Indígenas) insiste en marcar la diferencia entre la atención de los indígenas que viven en los pueblos y los que viven en las zonas urbanas.  La metodología utilizada por el Estado, que diferencia entre ciudadanos indígenas y aldeanos, contribuye a ocultar la dimensión real de la calamidad que se vive, así como corrobora la discriminación que denunciamos.   Además, las dependencias municipales de salud niegan la identidad de los indígenas en los registros médicos, declarándolos (incluso en los certificados de defunción) como "pardos" (mestizos).   La rápida propagación de la enfermedad entre los pueblos indígenas del Amazonas también se debe a la falta de planificación por parte del gobierno federal para entregar los R$ 600 en ayuda de emergencia.  Sin alternativas para recibir el beneficio social, los indígenas se ven obligados a ir a las ciudades y, a su regreso, llevar el virus a las aldeas. La ayuda permite a las familias indígenas comprar alimentos y suministros de salud como medicina.   El alcalde de Manaus dijo que teme por un genocidio de indígenas. "Es un crimen contra la humanidad que se practica aquí en mi estado, aquí en mi región", dijo Arthur Virgílio Neto, en un video publicado el 19 de mayo.  Algunos datos:  El municipio con mayor población indígena en Brasil, São Gabriel da Cachoeira, en el estado de Amazonas, tiene 397 casos confirmados del nuevo coronavirus hasta el 19 de mayo, según el boletín de la alcaldía, publicado en la tarde del 20 de mayo.    Han muerto 107 indígenas y hay 716 infectados en 45 grupos étnicos, de acuerdo al conteo hasta el 19 de mayo del Comité Nacional para la Vida y la Memoria Indígena.   La falta de camas en las unidades de cuidados intensivos (UCI) de los municipios de São Gabriel da Cachoeira, Santa Isabel do Rio Negro y Barcelos, hace que la población indígena de esta zona del estado de Amazonas, sea de los más vulnerables a la pandemia por COVID-19 en el mundo, advirtió la Federación de Organizaciones Indígenas de Río Negro en una declaración publicada el 29 de abril.  

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Razones y acciones para brindar protección especial a pueblos indígenas y afrodescendientes ante la pandemia COVID-19

Los pueblos indígenas y afrodescendientes de América Latina y el Caribe han sido actores esenciales en la protección de la naturaleza, de ecosistemas clave y, en suma, de la vida de todos los seres que habitamos el planeta. Al mismo tiempo, han sufrido históricamente discriminación, exclusión y la violación de sus derechos, viendo amenazada su supervivencia. Según el informe Hacia un futuro Inclusivo, sostenible y justo, elaborado por la Organización Internacional del Trabajo, América Latina es la región con mayor proporción de grupos indígenas y tribales en pobreza extrema. En el contexto actual de crisis sanitaria global por la pandemia COVID-19, la vulnerabilidad de los pueblos indígenas y afrodescendientes en la región se ha incrementado de manera preocupante por al menos tres razones: 1. La pandemia agrava la falta de acceso de comunidades étnicas a sus derechos económicos, sociales, culturales y ambientales Tanto Naciones Unidas como el Sistema Interamericano de Derechos Humanos han llamado la atención sobre al indivisibilidad e interdependencia de todos los derechos humanos. Sin embargo, las comunidades étnicas han enfrentado históricamente la ausencia de garantías para el goce de sus derechos económicos, sociales, culturales y ambientales. Muchos de estos pueblos no tienen acceso efectivo a servicios de salud, saneamiento y seguridad social. Y debido a la deforestación y el avance de la frontera agrícola en sus territorios, enfrentan cada vez más desafíos para asegurar su soberanía alimentaria, enfrentar nuevas enfermedades y ajustar sus sistemas de medicina tradicional. Además, varios de ellos tienen graves problemas para acceder a bienes indispensables como el agua y la alimentación. Las barreras para el acceso a estos servicios en condiciones de calidad se han hecho más grandes con la crisis sanitaria actual, haciendo más vulnerables a estas poblaciones y poniendo en riesgo su supervivencia misma como pueblos. Es una realidad abrumadora para la región. En un pronunciamiento reciente, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) expresó su preocupación al respecto afirmando que, a nivel local, los “procesos pandémicos producen impactos desproporcionados sobre poblaciones con mayores dificultades de acceso a estructuras sanitarias y tecnologías de atención a la salud dentro de los países, como pueblos indígenas…” A nivel regional, la COICA (Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica), se declaró en emergencia ante la crisis sanitaria. En Guatemala, la Comisión Internacional de Juristas denunció que los pueblos indígenas “enfrentan el riesgo de sufrir los efectos destructivos de la pandemia COVID-19, debido a la discriminación histórica y sistemática en su contra” y que en la crisis actual “no tienen acceso a información clara y sencilla para saber cómo protegerse de la pandemia y cómo ser protegidos durante la emergencia por el Sistema de Salud”. Líderes indígenas en Perú denunciaron escasez de alimentos y deficiencias en la atención de salud, solicitando  el abastecimiento de artículos de primera necesidad en las comunidades y la definición de protocolos para llevar insumos. En Colombia, la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) denunció que más de 191.000 familias indígenas están en riesgo de contagio y que para cerca de 513.000 familias la crisis humanitaria debido a la pandemia es inminente. Además, la Conferencia Nacional de Organizaciones Afrocolombianas aseguró que esa población está en alto riesgo y que “los territorios mayoritariamente afrodescendientes no cuentan con una red de equipamientos y personal que le permita atender debidamente las posibles personas afectadas” La situación en Brasil es la misma. De 471 tierras indígenas, 13 tienen índices de vulnerabilidad crítica respecto de la pandemia. En los estados de la Amazonia Legal, 239 tierras indígenas tienen índices de vulnerabilidad intensos o altos. En general, el índice varía entre moderado, alto, intenso y crítico. Además, menos del 10% de los municipios brasileños con tierras indígenas tienen camas disponibles en la Unidad de Cuidados Intensivos y el sistema de salud indígena sólo atiende enfermedades comunes. Sin la orientación de los departamentos de salud, muchos grupos indígenas están tomando medidas preventivas por su cuenta para evitar que la pandemia llegue a sus territorios. Esas medidas incluyen el aislamiento voluntario, campañas de higiene, la suspensión de grandes movilizaciones, eventos y viajes; e incluso el cierre del tráfico entre pueblos para evitar el avance de la enfermedad. 2. Las comunidades étnicas requieren medidas diferenciadas, pero la respuesta de los Estados aún es insuficiente En distintos países de la región, comunidades indígenas están denunciando que las medidas adoptadas por autoridades frente a la pandemia han sido precarias y culturalmente inadecuadas porque no consideran los usos y costumbres de esos pueblos. La CIDH y la Relatoría para los Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales han reiterado que los Estados deben adoptar respuestas culturalmente adecuadas, oportunas y efectivas para garantizar los derechos de los pueblos indígenas ante la pandemia. La CIDH recordó a los Estados su obligación de otorgar “protección especial” a la población indígena, así como “la importancia de proporcionarle información sobre la pandemia de forma sencilla y, en lo posible, en su idioma tradicional”. También se refirió a las comunidades afrodescendientes y tribales, instando a “visibilizar” su situación y “especialmente a incluir una perspectiva étnico-racial con un enfoque interseccional en todas las medidas de respuesta implementadas tanto en el ámbito nacional, como en las respuestas regionales que se puedan articular”. En México, el Colectivo de Comunidades Mayas de Hopelchén hizo una denuncia pública al gobierno mexicano por la falta de implementación de una estrategia oficial para informar a los pueblos indígenas mayas sobre los riesgos que enfrentan ante la crisis sanitaria. En Ecuador, la OMS advirtió la falta de protocolos para pueblos y nacionalidades indígenas frente a la pandemia.  Señaló que es fundamental que los programas sociales de alimentación lleguen a estas comunidades y al sector rural, y que las campañas de prevención lleguen en sus idiomas propios. La situación se agrava por la poca conectividad de muchos de estos pueblos, que carecen de vías terrestres, aéreas y/o fluviales. Esto obstaculiza su movilidad y su acceso a servicios sociales, a internet y a información sobre la pandemia, las medidas estatales adoptadas y acerca de las acciones de autocuidado a implementar. 3. Los derechos territoriales de comunidades indígenas y afrodescendientes siguen siendo vulnerados En medio de la emergencia sanitaria y del confinamiento decretado en varios países de la región, gobiernos y otros actores han adoptado medidas o promovido iniciativas que desconocen el derecho a la consulta previa, ocasionan la flexibilización de requisitos ambientales para proyectos de desarrollo de alto impacto y favorecen la falta de garantía efectiva para la participación ciudadana en asuntos ambientales. En Colombia, el gobierno nacional promovió la realización de consultas previas de manera virtual. La Comisión Nacional de Territorios Indígenas y varias organizaciones de derechos humanos rechazaron la iniciativa que finalmente fue derogada. Sin embargo, la preocupación persiste por la solicitud de empresarios al gobierno para la flexibilización de permisos ambientales en el país, un instrumento vital para proteger el ambiente y los territorios indígenas. En Brasil, las amenazas de la pandemia a las comunidades indígenas se agravan con la invasión de territorios indígenas y con el aumento de la violencia y amenazas a sus dirigentes. En Roraima, Mato Grosso y Bahía, los pueblos indígenas bloquearon carreteras y construyeron barreras para impedir que invasores entren en sus tierras. Estos riesgos también vienen del Estado. La Fundación Nacional del Indio (FUNAI) publicó un acto administrativo para la emisión de una declaración de reconocimiento de límites en relación con las propiedades privadas en tierras indígenas. Con ello pretende permitir la emisión de títulos de propiedad para una parte de los invasores de tierras indígenas, legitimando sus acciones. En México, organizaciones y comunidades denunciaron que el gobierno federal mantendrá en curso las actividades  del denominado “tren maya” pese a que su construcción no es esencial en el contexto de la pandemia, poniendo en riesgo a la población encargada de su construcción e impidiendo el acceso a información y justicia de comunidades dada la suspensión de plazos en instituciones estatales y la imposibilidad de recurrir a mecanismos judiciales idóneos. En Bolivia, la Coordinadora Nacional en Defensa de Territorios Indígenas Originarios Campesinos y Áreas Protegidas manifestó que los pueblos indígenas son vulnerables no sólo al coronavirus, sino también a lo que vendrá después: “un hueco grande en la economía global” y, por tanto, “una excusa para que se arremeta más contra la naturaleza, los territorios indígenas y las áreas naturales protegidas donde ellos están”. En este tema, la CIDH reiteró a los Estados “la importancia de reconocer los derechos territoriales de propiedad colectiva a las comunidades afrodescendientes y garantizarles el derecho efectivo de consulta y consentimiento previo, libre e informado, respetando su libre autodeterminación”. Asimismo, instó a los Estados a “abstenerse de promover iniciativas legislativas o proyectos que afecten territorios étnicos durante el tiempo en que dure esta pandemia, en virtud de la imposibilidad de llevar adelante dichos procesos de consulta”. Hacia una atención de la emergencia sanitaria que respete los derechos de los pueblos indígenas y afrodescendientes Los pueblos indígenas y afrodescendientes representan una de las riquezas más importantes del continente. Su residencia milenaria y su cosmovisión —que respeta la naturaleza y las vidas que habitan en ella— han sido y son un legado invaluable y serán un elemento indispensable para promover reflexiones sobre la crisis sanitaria y la crisis ecológica que enfrentamos globalmente. Los aportes de las comunidades étnicas y sus saberes ancestrales, que han trascendido el tiempo y contribuido a la supervivencia del planeta, son esenciales en la implementación de medidas de prevención y atención de la pandemia. Así lo enfatizó la Presidenta del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas: “Los pueblos indígenas pueden contribuir a buscar soluciones. Sus buenas prácticas de curación y conocimiento tradicional, como el cercamiento de sus comunidades para prevenir la propagación de enfermedades y el aislamiento voluntario, se observan con atención en todo el mundo hoy en día”. Proteger a estos pueblos para que la pandemia no amenaza su vida e integridad es un deber moral e histórico y una obligación internacional de todos los Estados. Por los mismo es imprescindible que los Estados: Promuevan planes de atención y protocolos de emergencia especiales para comunidades étnicas y otras poblaciones en condición de vulnerabilidad, con un enfoque de derechos humanos y desde una mirada diferencial. Apoyen las iniciativas que, desde el autogobierno y la autonomía, algunos pueblos afrodescendientes y comunidades indígenas han tomado para enfrentar la crisis de la pandemia, entre ellas estrategias de aislamiento voluntario, el uso de medicina tradicional y la realización de campañas internas de información y comunicación. Se abstengan de promover medidas que desconozcan los derechos territoriales de los pueblos indígenas y afrodescendientes. AIDA urgió a los Estados a suspender la aprobación de licencias ambientales y de otro tipo de permisos oficiales para proyectos sensibles y que no tengan relación con la respuesta a la crisis sanitaria, hasta tanto se puedan garantizar adecuadamente los derechos humanos. Suspendan las consultas previas hasta que exista condiciones para garantizar los derechos de los pueblos indígenas.  

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Comunidades mayas de México, en riesgo por COVID y degradación de la selva

En medio de la pandemia, organizaciones sociales de la Península de Yucatán alertan de omisiones que ponen en riesgo a las comunidades mayas de la región.   Las organizaciones han detectado: la falta de una estrategia oficial para informar y atender a los pueblos indígenas en esta crisis sanitaria y la falta de atención a los incendios forestales y a la deforestación, cuyo aumento se asocia a la expansión agrícola industrial. Además las organizaciones denuncian el avance del proyecto del Tren Maya, lo cual se complica ante la falta de garantías a las comunidades indígenas para acceder a información y justicia, además del riesgo que implica para los trabajadores encargados de su construcción.  8 de abril del 2020 -  Es urgente que la información acerca de la COVID-19 se adapte a los usos y costumbres de las comunidades indígenas. Por eso, el Colectivo de Comunidades Mayas de los Chenes, organización campesina del municipio de Hopelchén en el estado de Campeche, exigió al gobierno mexicano que se genere una estrategia adecuada.  De acuerdo al colectivo, uno de los sectores en mayor riesgo es el de las y los jornaleros agrícolas. La producción a gran escala de hortalizas y granos en el municipio requiere de su trabajo en los campos de cultivo de empresas privadas y campos menonitas. Este grupo es altamente vulnerable pues carece de derechos laborales y no tiene acceso a servicios médicos.  Por esta razón, es importante que las autoridades de todos los niveles de gobierno implementen medidas para reducir la probabilidad de contagio tanto en las comunidades como en las zonas de trabajo de los jornaleros. La gran movilidad de las personas a lo largo del municipio pone en riesgo a sus habitantes, y no se está tomando ninguna medida de prevención.  Ver su video 15 de abril del 2020 - Urge que las autoridades se hagan responsables de los incendios que están afectando miles de hectáreas de selva en la región y a los modos de vida de la población campesina maya de la región e indirectamente a todos y todas, denunció la  Alianza Maya por las Abejas (Kaab Nalo´on), que integra a 3,500 familias de apicultores y apicultoras de la Península de Yucatán.  Firma su petición  21 de abril del 2020 - A pesar de que la construcción del Tren Maya no es una actividad esencial durante la pandemia, el gobierno federal mexicano anunció que mantendrá las actividades relacionadas con él, denunciaron organizaciones y comunidades. Continuar con este proyecto pone en riesgo a la población involucrada en su construcción. Además, las comunidades no tienen acceso a la información relacionada con el Tren Maya dada la suspensión de plazos de las instituciones estatales que obstaculiza el acceso a la justicia de las personas pues, en este contexto, no pueden hacer uso de los mecanismos judiciales idóneos.      Lee su pronunciamiento 14 de mayo del 2020 - Ante la emergencia sanitaria por COVID-19, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) pidió a las autoridades federales suspender las actividades relacionadas a la construcción del Tren Maya, por poner en riesgo la salud de trabajadores y pueblos indígenas. La CNDH emitió medidas cautelares para los pueblos originarios de la Península de Yucatán, dirigidas al Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) para que, “de manera urgente”, suspenda las actividades de este proyecto. La decisión del organismo, resultó después de que pueblos indígenas y organizaciones civiles presentaran una queja ante la CDNH por violaciones al derecho a la salud, a la integridad personal y la vida, ante posibles contagios de COVID-19 en habitantes de la región y trabajadores.  Comunicado de la CNDH 16 de mayo del 2020 - La Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch Xíinbal y el Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible solicitó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) medidas cautelares para proteger el acuífero subterráneo de la Península de Yucatán, también conocido como sistema de cenotes ante el avance del proyecto Tren Maya. Las organizaciones aludieron que el proyecto “continúa sin ajustarse a los estándares internacionales para la protección de los derechos humanos, permitiendo así la pérdida del patrimonio natural y biológico del pueblo maya” y violando su derecho al territorio y el derecho humano al agua.  Lee su comunicado    La comunidades buscan :  La implementación de un programa gubernamental para la prevención y atención de la COVID-19, que se concerte y adecue a los usos y costumbres de las comunidades mayas de Hopelchén y del resto de la Península de Yucatán.    La implementación de medidas por parte de los tres niveles de gobierno para prevenir, atender y supervisar los incendios y la deforestación registrados en la península; la creación protocolos de atención, alerta y denuncias más eficientes; sanciones a los responsables de los incendios forestales y el cambio de uso de suelo, y priorizar en sus agendas protocolos de defensa y protección de los bosques y selvas.   Suspensión de la construcción del proyecto Tren Maya y, posterior a la emergencia sanitaria, iniciar un proceso de diálogo real, serio, informado y equitativo que garantice los derechos a la información y que cumpla con el Convenio 169 de la OIT, Declaraciones de la ONU y de la OEA con respecto a la participación, al ambiente sano, al territorio y a la libre determinación de las comunidades afectadas por dicho proyecto.  

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Aplaudimos la exclusión de Eletrobras del fondo petrolero noruego

El Consejo de Ética que rige al mayor fondo soberano del mundo recomendó la medida debido a la participación de la empresa estatal brasileña en el proyecto hidroeléctrico Belo Monte, asociado con graves violaciones a los derechos humanos de pueblos indígenas. El pasado 13 de mayo, el fondo petrolero noruego, considerado el mayor fondo soberano del mundo, excluyó de su cartera de inversiones a doce compañías por razones éticas, entre ellas a la brasileña Eletrobras por su participación en el proyecto hidroeléctrico Belo Monte.  El fondo es gestionado por el banco público Norges Bank Investment Management, que sigue las recomendaciones que cada año hace el Consejo Ético para que las inversiones se ajusten a criterios determinados. El Consejo señaló que el proyecto Belo Monte, a cargo del consorcio Norte Energía —del cual Eletrobras es parte—, provocó “una mayor presión sobre tierras indígenas, la desintegración de las estructuras sociales de los pueblos indígenas y el deterioro de sus modos de vida” con el desplazamiento forzado de unas 20 mil personas. AIDA —como parte de un esfuerzo conjunto de la sociedad civil— informó al Consejo de la situación de la población indígena y ribereña afectada por el proyecto, de los impactos sociales y ambientales del mismo, de la situación operativa de la represa y de la situación actual de las acciones judiciales nacionales e internacionales interpuestas contra el proyecto. Consideramos que la decisión del Consejo debe ser aplaudida ya que desincentiva la continuidad de proyectos no sostenibles y mal llamados de desarrollo, que amenazan la supervivencia de pueblos indígenas y tradicionales, como es el caso de Belo Monte. Creemos fundamental que los bancos, instituciones financieras internacionales y fondos monetarios tengan en cuenta los impactos probables de los proyectos que financian. Apoyar a proyectos social y ambientalmente sostenibles por encima de iniciativas que priorizan el beneficio económico y no la protección de los derechos humanos y el ambiente demuestra una inversión responsable y ética. Contacto de prensa Victor Quintanilla, [email protected], +5215570522107  

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Corte Interamericana ratifica los derechos de pueblos indígenas en Argentina

En el departamento Rivadavia de la provincia argentina de Salta, fronteriza con Bolivia y Paraguay, existen tierras habitadas por indígenas desde hace al menos 60 años. Se trata de pueblos que viven de la caza, la recolección y la pesca. La batalla de varios de esos pueblos ancestrales para que el derecho de propiedad sobre sus tierras sea reconocido por el gobierno lleva también mucho tiempo, remontándose a 1984, año que marcó el inicio del retorno a la democracia en el país tras la dictadura. La falta de reconocimiento de ese derecho ha obligado a los indígenas a cambiar por años sus formas de vida, afectadas por la interferencia de actividades ajenas a sus usos y costumbres. El asentamiento en su territorio de familias criollas, así como el pastoreo, la tala ilegal y la construcción inconsulta de alambrados y de un puente internacional han modificado su modo tradicional de alimentación y su acceso al agua, dañando además su identidad cultural. Ante la falta de protección del Estado argentino, las comunidades pertenecientes a los pueblos indígenas Wichí (Mataco), Iyjwaja (Chorote), Komlek (Toba), Niwackle (Chulupí) y Tapy’y (Tapiete) —agrupadas en la Asociación Lhaka Honhat (Nuestra Tierra)— llevaron su lucha ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en 1998, representadas por el Centro de Estudios Legales y Sociales. La Comisión emitió su informe de fondo del caso en 2012, estableciendo la violación de derechos de las comunidades indígenas y ordenando al Estado la adopción de medidas de reparación. Y, tras el incumplimiento de la disposición por parte del Estado, el caso fue derivado a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, cuya sentencia —hecha pública el pasado 2 de abril­— declaró al Estado argentino responsable internacionalmente por la violación de los derechos a la propiedad comunitaria, a la identidad cultural, al medio ambiente sano, a la alimentación adecuada y al agua de las comunidades indígenas. El fallo marca un hito importante para la lucha de los pueblos originarios por sus derechos. Es la primera vez que la Corte, en un caso contencioso, analiza esos derechos en forma autónoma a partir del artículo 26 de la Convención Americana, ordenando medidas específicas para su restitución, incluyendo acciones para el acceso al agua y a la alimentación, la recuperación de recursos forestales y para la recuperación de la cultura indígena. Acciones de reparación Entre otras implicaciones, la decisión de la Corte podría dar paso a soluciones a la emergencia sanitaria que aqueja a las comunidades indígenas de la Asociación Lhaka Honhat. La vulneración de sus derechos a la alimentación y al agua ha causado muertes por desnutrición y deshidratación. En ese sentido, la Corte exigió al Estado presentar en seis meses un estudio que identifique situaciones críticas de falta de acceso a agua potable o alimentación, que formule un plan de acción para enfrentarlas y que comience su implementación. Dispuso también la creación de un fondo de desarrollo comunitario y su implementación en un plazo no mayor a cuatro años. En cuanto al territorio, el Estado deberá Territorio, en un plazo máximo de seis años: Delimitar, demarcar y otorgar un título único colectivo sin subdivisiones ni fragmentaciones para las comunidades indígenas. Trasladar a la población criolla fuera del territorio indígena a través de mecanismos específicos que promuevan, sobre todo, el traslado voluntario. Quitar de las tierras indígenas los alambrados y el ganado perteneciente a pobladores criollos. Abstenerse de realizar actos, obras o emprendimientos en el territorio indígena. Adicionalmente, la Corte la Corte pidió la adopción de medidas legislativas y/o de otro tipo para dar seguridad jurídica al derecho a la propiedad comunitaria indígena en Argentina. Apoyando la lucha indígena En marzo de 2019, AIDA y los otros miembros del grupo de litigio de la Red Internacional para los Derechos Económicos, Sociales y Culturales —Asociación Civil por Igualdad y Justicia, Amnistía Internacional, la Comisión Colombiana de Juristas, Dejusticia, FIAN International, International Women’s Rights Action Watch - Asia Pacific y Minority Rights Group International— presentamos ante la Corte un escrito legal (Amicus) para respaldar las demandas de las comunidades indígenas de la Asociación Lhaka Honhat. Los argumentos contenidos en el escrito resaltaron la importancia de reconocer los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales como verdaderos derechos exigibles — al igual que otros derechos como la vida o la integridad personal— debido a su naturaleza independiente e indivisible. En ese sentido, AIDA recordó el avance importante que la Corte promovió con la Opinión Consultiva 023, que reconoce el derecho a un ambiente sano como fundamental para la vida humana. En el escrito, las organizaciones solicitamos hacer respetar los derechos a un ambiente sano, a la identidad cultural, a la alimentación y al agua de los pueblos indígenas bajo el artículo 26 de la Convención Americana de Derechos Humanos. La decisión de la Corte establece un precedente regional importante para la protección del ambiente en el continente pues contribuye a la consolidación de estándares para proteger la tierra de comunidades indígenas, el derecho a un ambiente sano, el derecho al agua y el derecho a la cultura.   

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Seminario virtual "Tendencias del Derecho Ambiental en América Latina"

En el seminario —organizado por AIDA y el Tribunal Agroambiental de Bolivia—se abordó las principales tendencias de la regulación ambiental en América Latina en sus últimos años, y sus implicaciones para la comunidad jurídica, a partir de un análisis de algunas de las principales instituciones del derecho ambiental en perspectiva comparada.   Panelistas Angela Sánchez Panozo: Magistrada Presidente del Tribunal Agroambiental del Estado Plurinacional de Bolivia. Arlet Escalera Guizada: Asesora Legal de la Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano (FCBC). Carlos Lozano Acosta: Abogado Sénior del Programa de Agua Dulce de la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA).   GRABACIÓN   Presentaciones 1. Presentación introductoria:   2. Presentación de Arlet Escalera Guizada: Asesora Legal de la Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano:   3. Presentación de Carlos Lozano Acosta, Abogado Sénior de AIDA:  

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Informes enviados a la ONU y CIDH sobre la situación de pueblos indígenas de Brasil y Colombia ante el COVID-19

Ante la crisis sanitaria mundial resultante del COVID-19, los informes buscan llamar la atención de la Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y de la Comisión Interamericana de Defechos humanos acerca de la vulnerabilidad de los pueblos indígenas de Brasil y de Colombia frente a la pandemia. En los informes se destaca que más allá de la baja inmunidad de esos pueblos, hay muchas prácticas de los Estados que los están poniendo en un riesgo aún mayor. Aunque en contextos normales el derecho a la salud de los pueblos indígenas ya está en peligro, su vulnerabilidad se agrava en situaciones excepcionales, como los desastres. Debido a su gravedad, los efectos de una pandemia mundial deberían ser comparables al nivel del desorden social resultante de un desastre. Así pues, ante la actual pandemia del COVID-19, el acceso a los servicios de salud de muchas comunidades indígenas se ve dificultado aún más por el hacinamiento de los puestos de atención de salud y la restricción en el uso del transporte y las carreteras. Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, "los procesos pandémicos producen impactos desproporcionados en las poblaciones con mayores dificultades de acceso a las instalaciones y tecnologías de atención de salud dentro de los países, como los pueblos indígenas". La CIDH "recordó a los Estados su deber de brindar protección especial a los pueblos indígenas y la importancia de proporcionarles información clara sobre la pandemia en su idioma tradicional, siempre que sea posible". Además, la CIDH hizo un llamado especial a los Estados "para que observen el máximo respeto al no contacto con los pueblos indígenas o segmentos de pueblos indígenas en aislamiento voluntario, dados los graves efectos que la infección por COVID-19 podría tener en su supervivencia". Los indígenas brasileños están aún más expuestos al COVID-19 debido a problemas estructurales en los servicios de salud en Brasil. El desmantelamiento de la Secretaría Especial de Salud Indígena, responsable de la atención de más de 765.000 indígenas en el país, ha sido denunciado desde el año pasado por entidades indígenas. Es probable que el debilitamiento de las instituciones indígenas tenga un impacto dramático en esas poblaciones durante la pandemia. Y conforme a la información disponible del Sistema de Monitorio Territorial de La Organización NacionalIndígena de Colombia (ONIC),el 67% de los territorios indígena que reportaron información no cuenta con personal de salud, el 73% no ha recibido ningún tipo de capacitación sobre la pandemia. Ninguna comunidad reportó tener elementos de bioseguridad para el plan de contención y el 90% no cuenta con agua potable. En relación con la disponibilidad de alimentos de las comunidades indígenas para enfrentar la etapa de aislamiento, se reporta que solo el 30% de los 205 comunidades que propiciaron información, manifestaron contar con alimentos propios; el 79% de estos reportes, dan cuenta de no contar con reservas de alimento para el tiempo de aislamiento dentro de sus territorios.   informe para la ONU sobre Brasil (en inglés) informe para la ONU sobre Colombia (en español) informe para la CIDH sobre Brasil (en portugués) informe para la CIDH sobre Colombia (en español)  

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Actúa: Por el agua, contras las represas destructivas

  Para María y otras mujeres de Ixquisis, el río es un lugar especial. Allí, ellas se reúnen y lavan ropa. Hablan de sus familias, de sus cosas por hacer, de sus alegrías y preocupaciones. Sin embargo, en los últimos años, la vida en la microrregión de Ixquisis, Guatemala, ha cambiado dramáticamente. Varias hidroeléctricas están siendo construidas en la cuenca, incluidas las represas Pojom II y San Andrés, ambas financiadas por el brazo privado del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Incluso antes de concluir, la construcción de las represas ha causado escasez de agua y la contaminación de ríos altamente apreciados. Los peces ya no abundan, las enfermedades de piel y estómago se han hecho comunes. Para empeorar la situación, la gente de Ixquisis ya no se siente segura. Debido a su oposición a las represas, las mujeres viven con miedo a represalias contra ellas mismas, sus esposos o sus hijos. Pero, a pesar de los riesgos, no están dispuestas a ser silenciadas. Las mujeres de Ixquisis necesitan tu ayuda. Firma la petición y únete al llamado de María y de las mujeres de Ixquisis para que el Banco Interamericano de Desarrollo retire su inversión de las represas que están contaminando su agua y amenazando la salud y seguridad de su comunidad.

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