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Combatiendo a los Contaminantes Climáticos de Vida Corta (CCVC)
Los encuentras cada día: el hollín del escape de los automóviles y la leña (carbono negro), los gases que hacen que los refrigeradores y aires acondicionados enfríen (hidrofluorocarbonos), el gas natural que hace funcionar tu cocina (metano) y el ozono del nivel del suelo formado por luz solar y emisiones de combustibles fósiles. Los contaminantes climáticos de vida corta están a nuestro alrededor. Su control tiene un gran potencial en la lucha contra el cambio climático.
Los contaminantes climáticos de vida corta (CCVC) son llamados así porque permanecen en la atmósfera un tiempo relativamente corto, desde unos pocos días hasta unas cuantas décadas. En contraste, el dióxido de carbono (CO2) puede permanecer siglos. Sin embargo, los CCVC contribuyen de manera importante al cambio climático, degradan la calidad del aire y tienen impactos graves en la seguridad alimentaria y la salud de las poblaciones más vulnerables del mundo.
De acuerdo con el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, los CCVC son responsables de más del 30 por ciento del calentamiento global (estudios más recientes estiman que su contribución puede llegar al 45 por ciento).
El control efectivo de los CCVC podría generar un avance significativo en la lucha a corto plazo contra el cambio climático, ganando tiempo para implementar soluciones de largo plazo. Implicaría además mejor calidad del aire, reducción de muertes prematuras por enfermedades cardíacas y respiratorias, y la mejora del rendimiento de los cultivos.
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Por la salud y vida de mis hijos: DEBEMOS incluir los derechos humanos en el nuevo acuerdo climático
Texto publicado originalmente en IntLawGrrls Los seres humanos hemos causado el cambio climático, una amenaza real a nuestra especie que requiere por tanto de soluciones humanas. También y a pesar de la evidencia inminente, hemos perdido tiempo valioso en discusiones eternas sobre la existencia del cambio climático. Nuestros esfuerzos para alcanzar soluciones tienen que ser ambiciosos e incluyentes si queremos garantizar protección para la vida y el bienestar de todas las personas. Cómo incluir los derechos humanos en el texto de negociación del nuevo acuerdo climático fue uno de los temas más arduos durante las rondas de negociación en Bonn, Alemania. El nuevo acuerdo será firmado este diciembre en la 21ª Conferencia de las Partes (COP21) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en París. En Bonn, la protección de los derechos humanos fue dejada de lado en el no-texto presentado por los copresidentes y luego, incluido nuevamente ante la insistencia de varios países, muchos del Sur Global, y de cientos de organizaciones de la sociedad civil, incluyendo AIDA. Podría escribir una larga lista de argumentos jurídicos, éticos, políticos y económicos por los cuales los derechos humanos deben ser incluidos en el acuerdo de París. Sin embargo, para mí, todo se resume a dos poderosos argumentos: ¡Mi hijo y mi hija! De cuatro y casi dos años, ellos ya están viviendo los impactos del cambio climático. Algunos días, por ejemplo, no pueden ir al parque por el aumento de los niveles de contaminación del aire en la Ciudad de México con carbono negro y ozono, dos de los contaminantes vinculados con el cambio climático. Desafortunadamente, lo peor aún está por venir: huracanes, sequías, inundaciones, incendios y pérdida de glaciares, todos fenómenos en aumento. Ahora la pregunta no es si mis hijos van a sufrir los impactos del cambio climático, sino en qué medida. Algunos pueden decir que exagero y que mis hijos no están entre los más afectados (indígenas o habitantes de países insulares y zonas costeras). Tienen razón. Muchas otras personas están sufriendo, y continuarán sufriendo, consecuencias aún peores. Es el caso de los indígenas Kuna en Panamá, quienes están perdiendo sus tierras debido al aumento del nivel del mar; los 62 millones de personas de los 52 Pequeños Estados Insulares, incluyendo Tuvalú y Barbados; los 70 millones de personas de la Región Andina, cuya agua depende de los glaciares y páramos que en dos o tres décadas podrían desaparecer a causa del cambio climático. A pesar de la evidente urgencia, las respuestas son vergonzosamente lentas. Naciones Unidas anunció hace poco que los actuales compromisos nacionales no son suficientes para evitar que la temperatura del planeta supere los 2ºC para el 2100, cuando mis hijos tendrán 89 y 87 años. Entonces, ¿cómo podemos acelerar los acuerdos, incrementar el nivel de ambición, y cerrar la brecha entre lo que se necesita y lo que Estados y otros sectores tomadores de decisiones prometen? Los derechos humanos son una parte importante de la respuesta. Pueden ayudar a: Reconocer las realidades del cambio climático y su impacto en el disfrute de los derechos humanos de todas las personas, especialmente aquellas en situación de vulnerabilidad. Recordar a los Estados sus obligaciones de proteger y respetar los derechos humanos. Estas obligaciones son compartidas con empresas y entidades internacionales. La incorporación de los derechos humanos en el acuerdo climático no creará nuevas obligaciones. Nos permitirá, en cambio, ser consistentes y cumplir los compromisos existentes. Evitar un mayor riesgo para la estabilidad mundial que ha sido vinculado con el cambio climático por impactos como la competencia por recursos naturales locales, la inseguridad de modos de vida, la migración, eventos y desastres climáticos extremos, la volatilidad de los precios de los alimentos, el manejo del agua transfronteriza, el aumento del nivel del mar, la degradación costera y los efectos no previstos de las políticas climáticas. Promover soluciones efectivas como el replanteamiento de nuestra energía. Ese tipo de soluciones no han sido alcanzadas aún debido a la falta de ambición y voluntad política. Por los derechos de mi hijo, mi hija, y los millones de niños y niñas del mundo, debemos aceptar que el cambio climático es una cuestión de derechos humanos. Por la salud de las futuras generaciones y de quienes ya están sufriendo los impactos del cambio climático, debemos hacer todo lo que podamos para brindar soluciones efectivas. Es momento de tomar la crisis climática con seriedad. El acuerdo climático que salga de París debe incluir la protección de los derechos humanos en su preámbulo y en su parte operativa. Solo entonces, cuando exista un respeto general por los derechos de todas las personas, se comenzarán a ver los resultados que necesitamos en la lucha contra el cambio climático. De no ser así, estaremos atrapados en negociaciones miopes que no le darán a mis hijos la esperanza de una vida saludable y digna. Ellos no podrán ir a jugar al parque ni disfrutar del mundo fuera de nuestra puerta. Y quienes viven situaciones más vulnerables quedarán sin ningún refugio a dónde ir.
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Brasil autoriza operación de represa Belo Monte desconociendo los derechos de la población afectada
Para português, clique aqui La autoridad ambiental otorgó la licencia de operación al proyecto ignorando la evidencia del incumplimiento de las condiciones para garantizar la vida, salud e integridad de indígenas y demás población afectada. Altamira, Brasil. El Instituto Brasileño de Ambiente y Recursos Naturales (IBAMA) otorgó hoy la licencia de operación a la represa Belo Monte, con lo cual puede comenzar su llenado. La autorización se hizo pese al incumplimiento de las condiciones para garantizar la vida, salud e integridad de la población afectada por el proyecto, mismas que la propia entidad consideró esenciales en un informe técnico del 22 de septiembre pasado. La decisión del IBAMA ni siquiera hace referencia a las condicionantes para proteger a las comunidades indígenas. "No lo podemos creer. Todo es un crimen y una gran responsabilidad del Gobierno e IBAMA por la licencia a ese monstruo. La Presidenta de IBAMA estuvo en Altamira el 5 de noviembre y recibió muchas denuncias; todos —ribereños, representantes indígenas, pescadores, integrantes del movimiento— hablaron de los impactos que estamos viviendo, y ahora dan la licencia con más y más condicionantes, solo para que se incumplan", dijo Antonia Melo, lideresa del Movimiento Xingú Vivo para Siempre y desplazada por la represa. El pasado 12 de noviembre, en un oficio enviado al IBAMA, el presidente de la Fundación Nacional del Indio (FUNAI) concluyó que las condiciones para la protección de los pueblos indígenas afectados por la represa no se habían cumplido plenamente. No obstante, le dio vía libre a la autoridad ambiental para otorgar la licencia de operación “en caso de que lo estime pertinente”. “La autorización viola claramente los compromisos internacionales de Brasil en materia de derechos humanos, especialmente respecto de los pueblos indígenas de la cuenca del río Xingú afectados por Belo Monte, quienes están protegidos por medidas cautelares otorgadas en 2011 por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y que el Estado brasileño sigue sin cumplir", dijo María José Veramendi, abogada de la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA). La licencia permite el llenado de los dos embalses de la represa sobre el río Xingú, tributario del Amazonas. Es válida por seis años y está sujeta al cumplimiento de condicionantes cuyo avance será supervisado a través de informes semestrales. Las condicionantes deberían haber sido cumplidas antes de considerar u otorgar la última licencia de Belo Monte. “El licenciamiento ambiental es una forma de mitigar los efectos, controlar los daños y minimizar los riesgos que el emprendimiento implica para la población y el medio ambiente. Al irrespetar y flexibilizar los procedimientos de licenciamiento, el Estado deja que los intereses económicos prevalezcan y niega su deber de velar por el interés público”, señaló Raphaela Lopes, abogada de Justiça Global. AIDA, Justiça Global y la Sociedad Paraense de Defensa de los Derechos Humanos hemos argumentado en los ámbitos nacional e internacional que no existen las condiciones para que la represa Belo Monte obtenga los permisos para operar. Sigue pendiente garantizar aspectos esenciales como el agua potable, el saneamiento, los servicios de salud y otros derechos mínimos a la población afectada y desplazada. "La autorización de Belo Monte, proyecto implicado en escándalos de corrupción, contradice lo expresado por la Presidenta Rousseff hace unas semanas ante las Naciones Unidas, cuando aseguró que Brasil no tolerará la corrupción y que quiere un país donde los gobernantes se comporten estrictamente de acuerdo con sus deberes; esperamos que Brasil entre en razón y que sus acciones estén alineadas con sus discursos", sostuvo Astrid Puentes, codirectora de AIDA. La luz verde para Belo Monte no podría haber llegado en peor momento. Hace poco, el 5 de noviembre, dos represas de desechos mineros de Samarco, empresa propiedad de Vale y BHP Billiton, se rompieron en la ciudad de Mariana, Minas Gerais, causando una de las mayores tragedias ambientales del país. Una inundación de lodo y otros productos químicos arrasó con un poblado, dejó 11 muertos y 12 desaparecidos, afectó el abastecimiento de agua de la región, y destruyó fauna y flora. El mar de lodo llegó al mar abierto. Las licencias de operación de la empresa estaban vencidas hace dos años. Asimismo, el permiso de operación para Belo Monte tiene lugar a seis días de que inicie la 21ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático en París, la más decisiva hasta ahora. La operación de Belo Monte emitirá gases de efecto invernadero como dióxido de carbono y metano, agravando así el cambio climático. Por ende, la autorización de Belo Monte es un pésimo mensaje del gobierno de Brasil que ignora sus compromisos en materia de derechos humanos y cambio climático, generando, con este proyecto, un ejemplo de cómo no debe producirse energía en el siglo XXI.
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Seminario virtual: El Fondo Verde del Clima Aprueba sus Primeros Programas y Proyectos a Financiar
La Junta Directiva del Fondo Verde del Clima (FVC) se reunió por onceava ocasión del 2 al 5 de noviembre en Livingstone, Zambia. Fue una de las citas más importantes y esperadas del año ya que, en vísperas a la COP21, se aprobaron las primeras propuestas de programas y proyectos a ser financiadas por el Fondo. Además de respaldar ocho propuestas a financiar, la Junta discutió temas orientados a la operación efectiva del FVC. Entre ellos están los referidos al Marco de Monitoreo y Rendición de Cuentas, el plan estratégico del Fondo, el Programa de Ayuda a la Preparación o readiness support y a la designación de nuevos miembros de la Junta Directiva para los próximos tres años. ¿Qué propuestas de proyectos y programas fueron aprobadas? ¿Qué aportes se hicieron al Marco de Monitoreo y Rendición de Cuentas? ¿Qué se espera del plan estratégico del Fondo? En este seminario virtual, representantes de gobierno, del Secretariado del Fondo Verde del Clima, de entidades acreditadas y de la sociedad civil respondieron a ésas y otras preguntas. También hicieron un análisis puntual sobre las decisiones adoptadas por la Junta Directiva del Fondo. Grabación Presentaciones Resumen Consúltalo aquí.
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