Cambio Climático


La naturaleza primero: tiempo de generar conciencia ambiental

Hablar en público ante más de 500 personas fue una experiencia singular y al mismo tiempo hermosa, sobre todo por el tema que nos convocó y por la compañía arriba del escenario. Éramos un grupo de siete personas tan diversas como interesantes, con dos cosas muy poderosas en común: el amor por nuestro entorno natural y el trabajo para preservarlo.  Así fue mi participación en la conferencia “La naturaleza primero, un nuevo trato con el entorno”, en Santiago de Chile. El gran interés que el evento despertó en la gente me llenó de dicha, al igual que la oportunidad de exponer con mis compañer@s de “Naturalistas”, la serie de entrevistas donde profesionales de distintas disciplinas vinculadas con el ambiente fuimos invitados a hablar sobre lo que implica ser un naturalista en el mundo actual.  El proyecto televisivo que antecedió este evento fue una apuesta de Ladera Sur, una plataforma y comunidad reunida en torno a la naturaleza, el ambiente, la vida al aire libre, los viajes y mucho más. Fue Ladera Sur la que nos postuló como “naturalistas del Siglo XX”, un honor sin duda y un gran compromiso.  ¿Qué significa “la naturaleza primero”, título que parece tan urgente? Quiere decir que, por demasiado tiempo, la naturalezaha estado subvencionando los avances tecnológicos e incluso nuestra calidad de vida. Vivimos en un mundo donde el que tiene los medios puede hacer prácticamente lo que se le ocurra. Tal vez pocos se han detenido a pensar que quizás mañana va a ser difícil para nuestros hijos o nietos disfrutar de las cosas más simples que hoy damos por sentadas. Pero llegó el momento de reorganizar nuestras prioridades. Ya no queda tiempo ni crédito para seguir pidiéndole prestado a la naturaleza.  Antes de llevarse a cabo, cualquier proyecto o actividad debería demostrar que no dañará la salud del planeta. Solo después de asegurar eso vale la pena preguntarse si la propuesta es además un buen negocio o si nos hace la vida más cómoda o más fácil. No es la postura de un ecoterrorista ni se trata de ir contra el desarrollo. Es simplemente mirar de frente la realidad de un planeta vivo y enfermo, de cuya salud dependemos. La buena noticia es que los cambios que debemos hacer para resolver la crisis ambiental que nos afecta son alcanzables y deseables para quienes vivimos y vivirán en este planeta:  Un mundo bajo en emisiones contaminantes es también un mundo más limpio y más justo. Un mundo que se mueve con energía renovable implica menos contaminación y acceso a energía para muchos que aún no la tienen. Un mundo con más áreas naturales protegidas es un mundo más verde, más exuberante, más sano, más biodiverso y capaz de proveer agua y aire más limpios. Ve abajo el video completo de la conferencia.  

Leer más

Aire limpio y justicia climática: el mejor regalo para los niños y niñas

Hoy México celebra el Día del Niño. El mejor regalo que millones de niños y niñas podrían, y deberían, recibir, es aire limpio y justicia climática. Es lo único que quisiera regalarles a mis hijos y que tristemente no podré, al menos no este año, puesto que Ciudad de México ha tenido mala calidad de aire 112 de los 120 días de 2019 (hasta hoy). Quienes vivimos en esta ciudad hemos sufrido la contaminación, particularmente en el último mes, en el que por siete días en total se declararon tres contingencias ambientales por ozono.   En los últimos años, las contingencias ocurren durante la “temporada de ozono”, del 15 de febrero al 15 de junio, período en el que el ozono troposférico (el ozono presente en el aire que respiramos) supera los niveles máximos que la Norma Oficial Mexicana permite. Este gas, presente durante todo el año, se eleva porque a la quema de combustibles fósiles por vehículos e industrias se suma el cambio de condiciones meteorológicas: menos lluvia y vientos, y más radiación solar. Esto impide que la contaminación del aire que producimos constantemente se disperse de la ciudad hacia zonas aledañas. El aumento de ozono en el aire es grave debido a los daños que causa al ambiente y a la salud de las personas, en especial a la de los niños y niñas. Según la Organización Panamericana de la Salud, el ozono en el aire puede, entre otras cosas, afectar la función pulmonar, dificultando la respiración. Así, el grupo vulnerable a la contaminación incluye también a personas con enfermedades respiratorias, adultos mayores y atletas. Por ello las autoridades recomiendan a la población, sobre todo a los grupos vulnerables, abstenerse de realizar actividades al aire libre durante las contingencias, en particular entre las 13 y las 19 horas. Otras medidas incluyen aumentar la restricción vehicular y reducir el consumo de gas licuado de petróleo. Por todo lo anterior, la “temporada de ozono” no es un fenómeno nuevo, sorpresivo ni normal. No es normal que los padres nos resignemos a su presencia cada año y que nuestros hijos no puedan celebrar su cumpleaños al aire libre o salir con sus amigos al parque. Entiendo la imposibilidad de controlar las lluvias, el sol y el viento, pero el ozono es otra historia. De hecho, existen medidas que se podrían y deberían estar implementando hace años para evitar que la temporada de ozono sea inevitable en Ciudad de México. Algunas de ellas, plenamente identificadas, incluyen la mejora de la calidad de las gasolinas y de la tecnología vehicular y de fuentes fijas; asegurar infraestructura segura y adecuada de transporte público y de bicicletas; y controlar efectivamente la flota vehicular del transporte privado y público, y las fuentes fijas. Pero hasta ahora las acciones han sido incompletas, ineficientes y están estancadas para solucionar el problema de fondo. La mejora de la calidad de aire durante el desabasto de gasolina en la ciudad, demostró que dichas soluciones son posibles. De otra parte, las acciones destinadas a disminuir la contaminación del aire podrían tener un doble beneficio. El ozono troposférico es un gas de efecto invernadero que agrava el cambio climático. Es un contaminante climático de vida corta pues se queda en la atmósfera algunas semanas. Esto implica que las acciones para controlarlo tienen un efecto casi inmediato en la salud humana, de los ecosistemas y en el clima. México tiene entonces la oportunidad de cumplir sus obligaciones internacionales contra el cambio climático, además de mejorar la salud de millones de personas que vivimos en ciudades. Por tanto, la temporada de ozono requiere un cambio estructural y urgente de políticas públicas, de leyes y de su aplicación. Urge incluir una perspectiva de derechos humanos que priorice el interés público y la salud de niños, niñas y demás personas, por encima de la movilidad vehicular. No son medidas sencillas de elaborar e implementar, pero es esencial dar los primeros pasos si queremos alcanzar resultados algún día. Los esfuerzos gubernamentales requieren del apoyo de toda la sociedad. Las empresas deben contribuir a la implementación de soluciones, actuando con debida diligencia. La academia, las organizaciones de la sociedad civil, los sindicatos y demás sectores debemos aportar nuestro conocimiento y participación para asegurar que los planes y programas sean ambiciosos y efectivos, y promuevan una transición justa. Cada residente de la ciudad tiene el deber de contribuir. Precisamente el Relator Especial de Naciones Unidas para los Derechos Humanos y el Ambiente, Profesor David Boyd, publicó hace unas semanas un informe reiterando la obligación de los Estados de garantizar el derecho a un aire limpio y el deber de las empresas en contribuir. Su informe tiene recomendaciones relacionadas con el ozono troposférico que podrían ser muy útiles para las autoridades mexicanas. Disfrutar de un aire limpio es un derecho pendiente. Hoy en Ciudad de México viven casi dos millones de niños y niñas (de 0 a 14 años), incluyendo los míos. Ellos y gran parte de los más de 35 millones de niños y niñas de todo el país podrían gozar de un aire limpio, pues la mayoría vive en ciudades y poblaciones con problemas de calidad del aire. Según el comercio organizado, la celebración del Día del Niño en México implica un gasto de 17 mil millones de pesos (900 millones de dólares) en regalos, monto que podría destinarse a que autoridades, empresas y particulares implementen acciones para que los niños y niñas del país tengan algo más valioso: respirar un aire que no ponga en peligro su salud. Ello estaría alineado con el objetivo de quienes instituyeron la celebración del Día del Niño en México desde 1924 y con la intención de Naciones Unidas de establecer un día al año para honrar la importancia de los derechos de la infancia. La contaminación atmosférica es, lamentablemente, un problema regional y mundial. Perú y Colombia celebran también a sus niños y niñas este mes. Estando sus ciudades entre las más contaminadas, lo reflexionado aquí puede aplicarse también a esos países y al continente. El regalo para mis hijos este año será continuar trabajando para una mejor calidad del aire en Ciudad de México, para construir junto con otros el camino hacia un futuro, espero cercano, con justicia climática.  

Leer más

Fracking, Cambio Climático

La prohibición del fracking en Colombia como un asunto de política pública

Este texto, que busca contribuir al debate sobre el fracking en Colombia, es labor de un grupo de personas expertas en diferentes materias relacionadas con el tema: ingenierías de petróleos, química y civil; geología, economía, derecho y movimientos sociales. Este grupo propone temas útiles e ilustrativos para estimular las discusiones públicas. Para ello, se trabajan cuatro aspectos, en los capítulos correspondientes:   Un contexto sobre el papel del fracking en un escenario de cambio climático, la definición de la técnica y sus antecedentes en el mundo y en Colombia. La descripción del principio de precaución y de algunos derechos que podrían estar en riesgo con la aprobación del fracking en Colombia. En este mismo capítulo, se exponen algunos daños graves originados en la técnica, sobre el ambiente y, muy especialmente, sobre el derecho al agua. También se discute cómo la aprobación del fracking podría profundizar conflictos socioambientales y, en consecuencia, ir en contravía de la construcción de paz en el país. El tercer capítulo analiza el comportamiento económico de los hidrocarburos y las políticas que, orientadas a ofrecer múltiples beneficios a empresas privadas, han intentado estimularlo. Expone además la manera en que, apostar por la explotación de hidrocarburos no convencionales, podría tener afectaciones en la economía colombiana, dada la inestabilidad en los precios internacionales del petróleo y la enfermedad holandesa, que impactaría sectores productivos como la agricultura y la industria. El sector hidrocarburos cuenta con numerosos beneficios tributarios y genera, en comparación con otros sectores económicos como la agricultura o la industria, muchos menos empleos. En la última parte, se concluye que, para proteger las verdaderas vocaciones naturales, culturales y económicas del país, basadas en su gran diversidad y en concordancia con los compromisos jurídicos y políticos constitucionales e internacionales de ambiente y derechos humanos, Colombia necesita prohíbir el fracking. En cambio, propone trazar cuanto antes un camino hacia la transición a energías limpias y justas y así aprovechar su gran potencial en esta materia. Esta transición energética debe darse en el marco de estándares ambientales y sociales que minimicen los impactos en los ecosistemas, las comunidades, las personas defensoras de derechos humanos y las personas trabajadoras con el fin de generar energía y, simultáneamente, beneficios en términos ambientales, de salud pública y de generación de empleo.       Descarga el informe

Leer más

Seminario virtual "Todo sobre el fracking: Preguntas y respuestas"

¿Qué es fracking y en qué consiste?¿En dónde se puede llevar a cabo y por qué? ¿Es rentable?¿Es necesario? ¿Qué riesgos implica? ¿Cuál es su relación con el cambio climático?¿Tenemos alternativas?   El fracking o fracturamiento hidráulico en yacimientos no convencionales (roca generadora) es una técnica altamente promovida por empresas y gobiernos de varios países de Latinoamérica. Actualmente existen miles de pozos de fracking, desde México hasta la Patagonia. Pero muchas veces es difícil acceder a información sobre la técnica, sus riesgos, impactos y alternativas, y quedamos con más preguntas que respuestas. La falta de transparencia impide a las personas evaluar sus propias circunstancias y riesgos de daños, compromete la capacidad de individuos y comunidades para defender sus derechos, y reduce su capacidad de acción.   Este seminario virtual fue un espacio de información con expertas y expertos de Latinoamérica para responder a las interrogantes del público.    PANELISTAS Claudia Campero Arena: Geógrafa, con maestría en Planeación y Desarrollo. Colabora con Food Water & Watch. Es miembro fundador de la Alianza Mexicana contra el Fracking y la Coalición de Organizaciones Mexicanas por el Derecho al Agua. Roberto Ochandio: Geógrafo e ingeniero de campo del Hughes Services Company (Argentina). Tiene 19 años de trabajo en la industria del petróleo y actualmente realiza actividades en defensa de la salud y el ambiente.   Grabación   Presentaciones 1. Presentación inicial:   2. Presentación de Claudia Campero Arena:   3. Presentación de Roberto Ochandio:   Material adicional de consulta Principio de Precaución: Herramienta jurídica ante los impactos del fracking Última Frontera: Políticas públicas, impactos y resistencias al fracking en América Latina Prohibiciones y moratorias al fracking: Legislación comparada La prohibición del fracking en Colombia como un asunto de política pública  

Leer más

Bosque y nevado
Cambio Climático

Resumen de la 22ª Reunión de la Junta Directiva del Fondo Verde del Clima

Febrero de 2019Del 26 al 28 de febrero de 2019, la Junta directiva del Fondo verde de Clima sostuvo en Songdo, Corea, su 22ª reunión.En esta ocasión, la Junta aprobó nueve propuestas de financiamiento por casi 1.5 mil millones de dólares (de los que el FVC pondrá parte), dos de ellas para Latinoamérica. Además, acreditó a nueve entidades. Y dio la bienvenida como su nuevo Director Ejecutivo a Yannick Glemarec, exasistente del Secretario General de la ONU y ex-Director Ejecutivo para Políticas y Programas de ONU Mujeres.En el resumen se detallan algunos puntos relevantes de la reunión.Consulta y descarga el resumen 

Leer más

¿Cómo las fugas de metano del fracking agravan el cambio climático?

Las he visto más veces de las que puedo recordar, pero nunca dejan de impactarme: llamas de más de tres metros de altura, quemando gas en la planta de procesamiento de BP en Whiting, Indiana, Estados Unidos. La instalación está cerca de donde crecí, así que por mucho tiempo me han asombrado esas antorchas. Cuando era pequeña, mi hermana pensaba que eran volcanes y en mi familia ha sido usual llamarlas así.   Convertir residuos de metano en dióxido de carbono (CO2) mediante la quema es una práctica habitual en la producción de gas y petróleo. Ello hace que los “volcanes” sean un rasgo común de la perforación y fractura hidráulica o fracking para extraer hidrocarburos. Ver columnas de CO2 siendo escupidas directamente al aire impacta, pero también enfurece: es la metáfora visual de un mundo que funciona con energía sucia. Aun así, cuando se trata de fracking, los volcanes y sus emisiones de carbono no son el mayor problema. Lo más peligroso es con frecuencia difícil de ver, incluso invisible. La contaminación atmosférica causada por el fracking, la más grave, se debe a fugas de metano. El metano es un gas de efecto invernadero cuyo potencial de generar calentamiento global es 86 veces más grande que el del dióxido de carbono en un periodo de 20 años, de acuerdo con el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático. Se filtra sigilosamente a nuestra atmósfera en cada punto de la cadena de suministro de gas, algo indetectable sin equipos sofisticados y pruebas constantes. De acuerdo con la NASA, la industria del gas y el petróleo es responsable por el incremento mundial de las emisiones de metano, superando incluso a los vertederos y a la producción de lácteos. Muchas de estas emisiones vienen de gasoductos con fugas de pozos de fracking. Aunque muchos de los daños del fracking —la contaminación de aguas subterráneas y un incremento en los sismos de origen humano, entre otros— están bien documentados, la contaminación atmosférica que causa implica una batalla más difícil de librar porque no hay imágenes que muestren convenientemente ese impacto. Pero el hecho de que no podamos ver cómo el metano se fuga al aire no implica que el daño sea menor: las partículas tóxicas se aferran a la garganta como manos invisibles; el metano causa hemorragias nasales y asma; las fugas de gas presionan el cerebro produciendo convulsiones y dolores de cabeza; los aditivos tóxicos hacen que los bebés nazcan prematuramente, con bajo peso y con defectos que ponen en riesgo su vida. Las fugas de metano son especialmente preocupantes en términos del cambio climático. Con la fuga a la atmósfera de menos del 2 por ciento del metano transportado por una tubería, el gas deja de ser supuestamente más “limpio” que incluso el carbón. Estudios recientes muestran que los campos de fracking en Estados Unidos registran fugas en niveles tremendamente desiguales, algunas de hasta el 12 por ciento.  En otras palabras, sólo unos cuantos pozos son responsables por una cantidad extrema de contaminación. Pero ello significa también que parte de la solución está en nuestras manos: reparar las fugas en esos campos altamente contaminantes sería de gran ayuda para la regulación del clima. Detener y reparar las fugas requiere una supervisión constante y cuidadosa, pero es una tarea rentable que a menudo se paga sola. Las compañías de gas pueden patrullar sus propias líneas de distribución, buscando y reparando fugas. Los reguladores neumáticos pueden ser reemplazados con otros mejores. Sin embargo, este cuidado extra es precisamente contra el que luchan los impulsores del fracking: la industria gasífera en Estados Unidos ha negado y minimizado por mucho tiempo la gravedad de las fugas en sus tuberías. Al igual que la contaminación por gases de efecto invernadero que lo causa, el cambio climático es un desastre de paso lento. Es una emergencia difusa y larga que, en un mundo que vive el instante, no es lo suficientemente dramática para decisiones a corto plazo. Por lo general se habla de ella cuando ya es demasiado tarde. Alternativas al fracking Pero los tiempos están cambiando. Y la solución al calentamiento global no está únicamente en la reparación de fugas. No podemos solamente mitigar un problema que amenaza nuestra vida, tenemos que ponerle fin. En lugar de perpetuar nuestra dependencia del gas, debemos invertir en una transición justa y movernos hacia fuentes de energía económicamente sostenibles, como la solar y la eólica. Los sistemas de distribución de gas, y su mantenimiento, son tan costosos como tóxicos, y pronto se volverán obsoletos. Debemos pelear por una mejor regulación de nuestro sistema energético mientras construimos alternativas para un mejor mañana. Eso es especialmente importante en partes del mundo que recién le están abriendo las puertas al fracking. Mientras en el Norte global es algo omnipresente, en América Latina el fracking apenas comienza, con la perforación de cerca de 5,000 pozos en los últimos años. Comunidades y defensores/as de derechos humanos de todo el continente han luchado mucho para conseguir prohibiciones o restricciones al fracking. Piden que sus países no caigan en la trampa: los daños serían mayores debido a una débil regulación y agravarían el cambio climático. En octubre del año pasado, testificaron ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre los daños que el fracking ha causado en toda América Latina. Liliana Ávila, abogada sénior de AIDA, explicó que la contaminación causada por el fracking vulnera derechos humanos básicos y que los defensores y defensoras ambientales enfrentan violencia cuando protegen sus territorios de la industria del gas. Parte de la batalla por una transición global y justa hacia una economía equitativa y sostenible implica reconocer los daños que son más difíciles de ver, incluidos aquellos que al principio son invisibles. Son los daños silenciosos, que ocurren en periodos largos de tiempo, los que ahora nos están alcanzando.  

Leer más

Poniendo el corazón en la protección de los humedales

Los arrecifes de coral son mis humedales favoritos. Son ecosistemas llenos de color, llenos de formas y llenos de vida.  Debajo del agua, mi corazón se llena de paz y de emoción al verme rodeada de tantas formas de vida y tantas especies conviviendo.  Como bióloga marina, he tenido la oportunidad de bucear en varios países y verlos de cerca. De todas esas inmersiones, las que más disfruté fue las que hice —por trabajo y por placer— en las Islas de la Bahía en Honduras, particularmente en Roatán, Utila y Cayos Cochinos. Recuerdo mucho mis buceos en las islas Cayos Cochinos. Estaba recién graduada de la universidad y era voluntaria en el Programa de Evaluación Rápida de Arrecifes del Atlántico y Golfo (AGRRA por sus siglas en inglés). Estaba a cargo de monitorear a los numerosos organismos que viven en o sobre los arrecifes: algas, erizos, langostas y caracoles reina, entre otros. Esa experiencia marcó sin duda mi vida personal y profesional. Desde entonces me propuse proteger estos ecosistemas tan mágicos e importantes para toda la vida en el planeta. Mi contribución actual, como asesora científica de AIDA, es fortalecer desde la ciencia los argumentos legales empleados para proteger éstos y otros sitios en América Latina. Humedales, entornos vitales en riesgo Además de los arrecifes de coral, los humedales —que se caracterizan por la presencia de agua— incluyen lagos y ríos, acuíferos subterráneos, pantanos y marismas, pastizales húmedos; turberas, estuarios y deltas; manglares y pastos marinos. Los humedales son los “riñones” del planeta porque reciclan agua y desechos, retienen sedimentos y nutrientes, reducen la erosión y absorben dióxido de carbono de la atmósfera, mitigando el cambio climático. Sin embargo, se estima que desde 1700 hemos perdido casi el 87% de nuestros humedales y a una velocidad tres veces más rápida que la pérdida de bosques naturales.  Esto ha ocasionado una reducción de la biodiversidad, afectando al 81% de las especies continentales y a un 36% de las especies marinas y costeras.  Entre las mayores amenazas está la contaminación por basura, aguas residuales e industriales; el cambio de uso de suelo; la escorrentía agrícola; la erosión y el cambio climático.  El calentamiento global está incrementando la temperatura de los océanos, elevando el nivel del mar y derritiendo los polos. Y según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), un incremento del 1.5°C en la temperatura global podría acabar con casi el 90% de los arrecifes coralinos del mundo, una pérdida irreversible. Actuando para salvar a los humedales Ante este escenario, se requieren acciones urgentes en diferentes ámbitos, como: Realizar campañas de restauración. Algunos ejemplos incluyen campañas de reforestación de los bosques de manglar y restauración de arrecifes de coral. Declarar áreas protegidas para conservar los humedales y las especies que dependen de ellos.  Desarrollar políticas que permitan el uso racional de los humedales, en donde se priorice la conservación.  Prohibir la destrucción de estos ecosistemas en cualquier tipo de proyecto, turístico, de infraestructura o de desarrollo. Tener plantas de tratamiento de agua y evitar que los drenajes contaminen los humedales.  Cada 2 de febrero se celebra el Día Mundial de los Humedales, conmemorando la firma del Convención Ramsar, el único tratado intergubernamental para su conservación y uso racional. Este año la celebración está enfocada en los humedales frente al cambio climático, una cuestión que nos invita a reflexionar sobre el verdadero valor de los humedales, los servicios críticos que nos brindan y la urgencia de preservarlos. Somos capaces de hacerle frente al ante el cambio climático. Y salvar nuestros humedales puede ser el primer paso para salvar nuestro planeta y a nosotros mismos.  

Leer más

PAnelists

Seminario virtual "Respuesta global al cambio climático: Reflexiones tras la COP24"

En este seminario, expertos de la sociedad civil conversaron sobre los resultados de la vigésima cuarta versión de la Cumbre del Clima de Naciones Unidas, la COP24, particularmente sobre lo que implican para América Latina.   Panelistas Enrique Maurtua Konstantinidis, Centro Regional de Cambio Climatico y Toma de Decisiones: Avances en el diseño del Libro de Reglas para la puesta en marcha del Acuerdo de París. Sandra Guzmán, Grupo de Financiamiento Climático para Latinoamérica y el Caribe (GFLAC): Inclusión del informe del IPCC y las decisiones sobre financiamiento climático. Astrid Puentes Riaño, Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA): El rol de los derechos humanos en las negociaciones. Karla Maass Wolfenson, Climate Action Network International (CAN): Reflexión sobre lo que viene con miras a 2020. Moderó: Karla Maass, CAN.   Grabación  

Leer más

10 buenas noticias ambientales para América Latina en 2018

Este año se caracterizó por triunfos en la creación de protecciones legales y en el establecimiento de políticas favorables al ambiente y los derechos humanos en la región. Pocas veces existen, en un solo año, tantos avances institucionales que sientan precedentes.   Aquí te presentamos diez ejemplos:   1. Por primera vez, la Corte Interamericana reconoció el ambiente sano como derecho “fundamental” La Corte concluyó que el ambiente sano es un derecho autónomo, “fundamental para la existencia de la humanidad”, y se pronunció por primera vez respecto del contenido del mismo. La relación entre ambiente y derechos humanos puede sonar obvia, pero hasta febrero de este año, cuando la decisión de la Corte se dio a conocer públicamente, no había precedentes de esta magnitud en el reconocimiento de ese vínculo. La decisión es una opinión que responde a una consulta hecha por Colombia. En ella, la Corte reconoció además que el cambio climático impacta en el goce de los derechos humanos, en especial en las poblaciones más vulnerables. La OC-23, como se le conoce, estableció un precedente histórico para la protección de los derechos humanos en el continente y será una herramienta importante para lograr justicia ambiental en la región. CONOCE MÁS 2. Se aprueba el primer tratado sobre asuntos ambientales de la región   Hasta finales de este año, 16 países han firmado el Acuerdo de Escazú, único en su tipo. No sólo es el primer tratado sobre asuntos ambientales de América Latina y el Caribe, es también el primero en el mundo que incluye disposiciones sobre los defensores de los derechos humanos en asuntos ambientales. Su objetivo principal es garantizar los derechos al acceso a la información ambiental, a la participación pública en procesos de toma de decisiones ambientales y a la justicia en asuntos ambientales. CONOCE MÁS 3. Peces loro reciben protección especial en México Los peculiares y coloridos peces loro se alimentan de las macroalgas que crecen sobre los corales quitándoles luz y oxígeno. Debido a la sobrepesca y otros factores, las poblaciones de peces loro han disminuido y, por lo tanto, los corales están en mayor riesgo. Por ello, diez especies de este pez están en proceso de ser incluidas por el gobierno en la lista mexicana de fauna protegida. CONOCE MÁS 4. Pueblos indígenas reconocidos en el financiamiento climático Tras años de trabajo por parte de organizaciones indígenas alrededor del mundo, el Fondo Verde del Clima aprobó una Política de Pueblos Indígenas con el objetivo de proteger, reconocer, respetar y promover sus derechos dentro del financiamiento de proyectos climáticos. La decisión fue recibida con esperanza en un mundo que requiere acciones inmediatas de mitigación y adaptación al cambio climático. Políticas como ésta contribuyen a evitar que el financiamiento climático vulnere los derechos de las personas más afectadas. CONOCE MÁS 5. Un plan regional para proteger a los jaguares Catorce países y organizaciones conservacionistas lanzaron el Plan Jaguar 2030, con la intención de proteger los corredores o rutas naturales de vinculación de las poblaciones de esta especie, el carnívoro más grande de América Latina sin depredadores naturales. Las poblaciones del jaguar se extienden por 18 países, pero disminuyen aceleradamente por la caza furtiva, la fragmentación de su hábitat y los conflictos con actividades humanas. En El Salvador y Uruguay, se ha declarado extinto. El el plan es una esperanza para su protección a nivel internacional y entre fronteras. CONOCE MÁS 6. Colombia le dice no a pruebas piloto de fracking La Autoridad de Licencias Ambientales de Colombia (ANLA) negó el permiso para que la empresa ConocoPhillips realizara las primeras pruebas piloto de fractura hidráulica para la extracción de hidrocarburos en San Martin y Aguachica, Cesar. La ANLA argumentó que la información presentada por la empresa era “insuficiente” para conocer el manejo y disposición del agua, también cuestionó su evaluación ambiental y su plan de contingencia. Por lo pronto, la iniciativa está archivada. Continuar apostando por los combustibles fósiles nos aleja de las metas climáticas, es importante apostar por una transición energética. CONOCE MÁS 7. Una lucha regional ante el fracking llega a la CIDH Organizaciones y comunidades de toda la región unieron esfuerzos para llevar por primera vez ante la Comisión Interamericana casos de violaciones de derechos humanos y amenazas al ambiente provocados por la extracción de hidrocarburos mediante fracturación hidráulica. Después de varias luchas locales, éste fue el primer momento en que se evidenció ante un organismo regional los daños documentados en varios países, desde Estados Unidos hasta Argentina. La información presentada llamó el interés de la Comisión. ¡La unión hace la fuerza! A propósito de este tema, el nuevo presidente de México dijo que no se hará más fracking. CONOCE MÁS 8. Un tratado para proteger dos terceras partes de los océanos Tras una década de debates, este año inició la negociación en la ONU de un tratado jurídicamente vinculante para proteger la biodiversidad en alta mar, como se conoce a las áreas marinas que están fuera de jurisdicciones nacionales. Las negociaciones se llevarán a cabo hasta 2020. Pese a que alta mar representa el 64% de la superficie total de los océanos y a que los mares absorban el 90% del calor provocado por el calentamiento global, no existe un tratado que proteja este ecosistema, solo regulaciones fragmentadas. CONOCE MÁS 9. Chile clausura definitivamente la mina Pascua Lama En octubre de este año, autoridades chilenas confirmaron la clausura definitiva de Pascua Lama, un proyecto minero de explotación de oro en la frontera entre Chile y Argentina. Barrick Gold, la empresa a cargo del proyecto, fue multada por 33 violaciones a la normativa ambiental chilena. Pascua Lama generó daños a fauna y flora nativa. Pueblos indígenas de la región, que documentaron la contaminación de un río y afectaciones a los glaciares, fuente importante de agua, celebraron la decisión. Ahora se busca detener el proyecto en el lado argentino. CONOCE MÁS 10. Argentina rompe récord de creación de parques nacionales Antes de terminar el año, Argentina anunció la creación de dos áreas marinas protegidas: Estricta y Namuncurá-Banco Burdwood II, importantes para la cría y desove de peces con alto valor comercial. Con este par, el país suma seis áreas naturales declaradas como parques nacionales solo en 2018, algo histórico. Los otros parques son: Traslasierra, Aconquija, Ciervo de los pantanos e Iguerá. Argentina se ha propuesto lograr para 2020 la protección del 10% de sus mares. CONOCE MÁS  

Leer más

¿Por qué trabajamos para lograr justicia climática en América Latina?

“Los problemas del mundo son muchísimos, pero ninguno parece tan transversal y peligroso como el cambio climático”, dice Florencia Ortúzar, abogada de AIDA. “Es realmente el gran desafío de nuestra generación”. En AIDA estamos conscientes de la magnitud del problema. Por ello incorporamos y promovemos la justicia climática como concepto clave en todas nuestras líneas de trabajo. Esto nos lleva a evitar la implementación de actividades que agravan el cambio climático y, al mismo tiempo, promover alternativas sostenibles que respeten el ambiente y los derechos de las comunidades en desventaja. “Lo que me mueve a contribuir a la lucha contra el cambio climático es la conciencia de que tenemos un problema enorme sobre nuestras espaldas, y la determinación de que no podemos rendirnos”, dice Florencia. Su motivación es la de todo el equipo de AIDA: abogados/as, científicos/as y profesionales en comunicación, administración y recaudación de fondos. Cuando era niña, Florencia recibió de su papá un regalo muy especial: una insignia que decía “world saver” (salvadora del mundo). Ese día, en una playa de su natal Chile, Florencia enganchó la insignia a su ropa y comenzó a recoger basura, limpiando la playa. El regalo fue el encargo de una misión. Florencia estudió Derecho para trabajar por la protección de bosques, ríos, animales y de todo  aquello que conforma la naturaleza. “La suerte me acompañaba cuando me encontré con AIDA, la organización en la que me he formado y a través de la cual he podido hacer mi aporte”. Florencia integra el equipo legal del Programa de Cambio Climático de AIDA, cuyo objetivo es contribuir a que América Latina, una de las regiones más vulnerables a la crisis climática, lidere los cambios requeridos a nivel mundial para evitar mayores catástrofes. En alianza con organizaciones aliadas y de la mano de comunidades, trabajamos para frenar el avance ciego del fracking y de las grandes represas, cuya implementación implica importantes emisiones de metano, un gas de efecto invernadero 34 veces más potente que el dióxido de carbono. Trabajamos además para crear conciencia y educar a los responsables de políticas públicas sobre la importancia de controlar las emisiones de los contaminantes climáticos de vida corta. Buscamos también proteger ecosistemas terrestres y marinos que capturan emisiones de carbono, ayudando a mitigar el cambio climático, como los arrecifes de coral, manglares, humedales y páramos. Hacemos seguimiento a las negociaciones climáticas internacionales e incidimos para que los países de la región cuenten con los recursos económicos necesarios para afrontar el cambio climático y para que el financiamiento climático respete los derechos humanos. “Aunque muchos de los efectos del cambio climático ya están ocurriendo y son inevitables, los esfuerzos que sigamos haciendo por detener el problema y adaptarnos a él serán bien agradecidos por las generaciones futuras, que nada tuvieron que ver con el daño causado”, dice Florencia, quien transmite el mensaje allá donde va, animando a otras personas a sumarse a la lucha. “Me niego a que seamos la última generación en disfrutar de las maravillas naturales de nuestro planeta”.  

Leer más