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Foto: Suzanne LivingstoneVictoria: Declaran zona restringida a refugio de tortugas baulas
En mayo del 2008, en dos fallos separados, el Gobierno de Costa Rica adoptó una postura a favor de las tortugas baulas y en contra de los intereses comerciales empeñados en construir dentro del territorio protegido de estas especies en peligro de extinción.
Las tortugas baulas —una especie contemporánea de los dinosaurios— viven en constante peligro en su hábitat costarricense. La mala planificación y la ausencia de un proceso de vigilancia terminaron por destruir las playas de anidamiento en Flamingo y Tamarindo.
Esta vez las empresas constructoras tenían sus mirada puesta en el Parque Nacional Marino las Baulas (PNMB), hábitat protegido de algunas de las playas de anidamiento de tortugas baulas, uno de los más importantes del Océano Pacífico oriental.
Se implementó una reglamentación municipal de zonificación que autorizaría la construcción dentro de una parte del PNMB. No obstante, AIDA y CEDARENA, su socio local, junto con el Leatherback Trust (Fundación de Tortugas Baulas), montaron una exitosa campaña en defensa del parque.
La Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de Costa Rica anuló la reglamentación municipal de zonificación, dejando a salvo a las tortugas baulas y a sus playas de anidamiento. Este fallo vino luego de otra victoria jurídica por parte de AIDA, CEDARENA y Justicia por la Naturaleza, quienes exigimos al gobierno expropiar los terrenos privados que caían dentro de los límites del PNMB y que, de lo contrario, estarían destinados a ser patios de recreo para turistas.
La tortuga baula aún está bajo amenaza por la urbanización turística, la pesca, la caza furtiva, el robo de huevos de tortuga y la contaminación. No obstante, AIDA y sus socios han demostrado que la ley se puede utilizar para hacer cambios importantes.
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Segundos antes de las 13:15 del martes 19 de septiembre, la Tierra nos recordó lo frágil que es la vida. En cuanto se sintió el primer movimiento y la alerta sísmica confirmó lo que pasaba, el equipo en la oficina de Ciudad de México suspendimos una llamada con personas en cinco países y salimos a la calle. Las palabras son insuficientes para describir el cúmulo de emociones que nos inundarían las siguientes horas y días. Sentimos miedo y alegría, ansiedad y solidaridad, nerviosismo y esperanza. Apenas dos horas antes, participamos en el simulacro en honor a las víctimas del terremoto de hace 32 años exactamente. Si bien para algunos habitantes de la Ciudad de México estos ejercicios son un protocolo repetitivo, en AIDA lo seguimos siempre pues estamos integrados por talentos de toda América Latina, algunos de ellos de regiones donde no hay sismos. Gracias a eso, supimos qué hacer. Como pudimos, nos encontramos en el punto de reunión. Nos tranquilizó ver que los equipos de AIDA y de CEMDA —con quienes compartimos instalaciones— estaban bien. La calma nos duró poco, pues fueron llegando informes de calles cercanas. Derrumbes, fugas de gas, cortes de luz y de comunicación. La ciudad suspendió actividades. La gente que podía se volcó a ayudar. Las calles donde hubo daños se inundaron de ríos de voluntarios. Astrid Puentes, codirectora de AIDA, dio refugio al equipo que, como pudo, regresó a sus hogares al final de la tarde. Lamentablemente, los daños dejaron inhabitable la casa donde se hospedaba una de nuestras pasantes. Estos han sido días difíciles. Las actividades de AIDA se vieron afectadas porque nuestro equipo formó parte de las labores de ayuda. Vimos tantas muestras de solidaridad que, a pesar de la tragedia, la humildad y confianza de los y las mexicanas nos despierta una fuerza esperanzadora que jamás habíamos sentido. No existió oficio que no pudiera auxiliar en algo. Hemos visto mujeres y hombres terapeutas, abogados, motociclistas, cocineros, herreros, arquitectos, albañiles, periodistas, payasos ofreciendo sus conocimientos a una sola causa: ayudar a otras personas, las conozcamos o no. No saldremos de esto inmunes. Si bien las oficinas de AIDA se encuentran en perfectas condiciones, las noticias de amigos que han perdido seres queridos o sus hogares continúan llegando. Sabemos, porque ahora lo vemos, que los habitantes de México tienen una fuerza espectacular para tomar en sus manos palas y corazones. Sabemos que la reconstrucción que nos espera, tendrá sus cimientos en la solidaridad y la empatía. Tenemos la confianza que millones de personas despiertas y actuando como verdaderos ciudadanos conscientes e involucrados seguirán trabajando activos por nuestra ciudad y país. Volvemos a nuestras actividades conscientes de que miles de personas necesitan ayuda, no sólo en la Ciudad de México, sino en los estados de Morelos, Puebla, Oaxaca, Veracruz, Tabasco y Chiapas. Trabajamos para ellos y para todo el continente. Trabajamos para esta Tierra que nos ha recordado que la vida es un instante y siempre vale la pena luchar por ella. Atte. El equipo de AIDA en la Ciudad de México: Astrid, Ava, Cecilia, Laura, Paulina, Rodrigo y Víctor. ¡#FuerzaMéxico!
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Algunos de mis recuerdos más preciados de la infancia ocurrieron en o cerca de un río. Aún recuerdo la sensación del agua helada en mis pies y cómo la corriente me jalaba suavemente entre piedras y ramas. En vacaciones, con mis primos, solíamos aventarnos a un río que estaba cerca de la casa de campo de mis tíos, desde lo alto de rocas o desde las fuertes ramas de un árbol. Recuerdo además viajes por carretera en los que atravesábamos los grandes ríos del sur de México a través de puentes muy largos. Siempre he pensado que los ríos son las venas del planeta. Los ríos y sus afluentes llevan en sus aguas nutrientes a humedales, lagos y al mar. También llevan oxígeno y son el hogar de miles de animales. Y son fuente de agua para millones de personas en pequeños poblados y grandes ciudades. Nos dan alimento, entretenimiento, transporte y vida. Los desastres naturales recientes nos han recordado que —aunque nos empeñemos en hacerlo— no hay límites, represas, diques o ductos que puedan controlar al agua. Aunque es cierto que, implementadas adecuadamente, las represas pueden ser beneficiosas, en muchos casos y particularmente en proyectos de gran envergadura, los daños son mayores que los beneficios. Actualmente, existen más de 300 proyectos de grandes represas en construcción o planeados en América Latina. Ello está ocurriendo sin que se realicen, en la mayoría de los casos, evaluaciones adecuadas respecto de los impactos ambientales y sociales. El resultado son comunidades desplazadas de sus hogares, bosques deforestados, ríos sin peces, etc. Bloqueando nuestras venas El agua que fluye en ríos y conjuntos de ríos es vital para mantener el equilibro natural del planeta y sus condiciones de funcionamiento, entre ellas el clima. Es como la sangre que circula por el complejo sistema de nuestro cuerpo. Una de las principales causas de muerte en las personas son los infartos o enfermedades cardiovasculares, derivadas del colapso o taponamiento de arterias o venas. En el planeta, por el contrario, sólo un tercio de los grandes ríos del planeta continúan libres, sin presas ni canales. Entonces, sin ser médico o biólogo, me pregunto: ¿estamos rumbo al colapso del sistema al bloquear, entubar, manipular y contaminar las venas de la Tierra, que es también un organismo vivo como nosotros? Si el ciclo hidrológico es el principal regulador del clima, ¿es la actual crisis climática una de las respuestas de nuestro entorno natural a los daños causados en su sistema circulatorio? Una causa de extinción La desembocadura del río Colorado en el mar de Cortes, al noreste de México, es una zona rica para la vida marina del Golfo de California, incluyendo la vaquita marina, una especie de marsopa casi extinta. El caudal llevaba al mar sedimento con muchos nutrientes, pero ya no. Desde su nacimiento en las montañas de Colorado, hasta el fin de su cauce principal, en el río Colorado se han construido más de 10 grandes presas y 80 desviaciones de agua para la agricultura y otros usos. El Golfo ahora recibe muy poca agua del río, lo cual afecta no solo a la vaquita marina sino también a los pescadores de la zona. Nadie menciona que la casi desaparición de esa especie puede deberse en gran medida, a la destrucción de su hábitat por el represamiento del río. El último río libre También en México está el río San Pedro Mezquital, el último río que fluye libre en la Sierra Madre Occidental. Sus aguas vinculan y son fuente de identidad y cultura para los pueblos indígenas de la región. Su cauce, de más de 500 kilómetros de longitud, conecta los bosques de la sierra con los manglares de la costa, desembocando en Marismas Nacionales, el manglar más extenso del Pacífico Mexicano. Marismas Nacionales es un humedal de importancia internacional, sustento de las más de 12 mil familias dedicadas a la pesca, la agricultura y el turismo. Pero el San Pedro Mezquital está en riesgo, por la intención del gobierno mexicano de construir allí una represa hidroeléctrica. Si el cauce del río es interrumpido, su aporte de nutrientes aguas abajo se reduciría drásticamente, poniendo así en peligro la existencia de Marismas Nacionales, su biodiversidad y la rica economía de la zona, destruyendo además al menos 14 sitios sagrados para las comunidades indígenas. Estamos a tiempo de cambiar el rumbo y evitar el colapso del mundo natural que nos rodea, el único que tenemos. En AIDA entendemos la importancia de los ríos y buscamos protegerlos de proyectos inadecuadamente implementados. Si hacemos ejercicio y comemos sano para evitar infartos, ¿por qué no dejar de contaminar o bloquear el curso natural y libre de nuestros ríos para gozar de un ambiente sano?
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Varios países de América Latina están apostando por la explotación de gas y petróleo no convencionales mediante la técnica de la fractura hidráulica (fracking). Esta práctica, prohibida ya en diversas partes del mundo, tiene impactos negativos serios sobre los territorios y la vida de las personas. Ante esta amenaza, la respuesta de comunidades campesinas e indígenas afectadas ha sido contundente: exigen que se protejan, respeten y garanticen sus derechos, que no se den permisos para actividades de fracking en sus tierras y territorios, y que esa técnica se prohíba. Grabación Presentaciones Otros documentos La lucha en México contra la fractura hidráulica
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