Derechos Humanos


Suitcase art: Human Rights project
Derechos Humanos

Carta abierta a los Estados y a las Instituciones Financieras de Desarrollo

En los aniversarios de la Declaración de las Naciones Unidas sobre el Derecho al Desarrollo (4 de diciembre), la Declaración sobre los Defensores de los Derechos Humanos (9 de diciembre) y la Declaración Universal de los Derechos Humanos (10 de diciembre), grupos de la sociedad civil de todo el mundo llaman la atención sobre las amenazas únicas que enfrentan las personas defensoras de derechos humanos en el contexto de los megaproyectos y otras intervenciones de desarrollo.   Las personas defensoras de los derechos humanos son una fuerza crítica para la protección de los derechos humanos y son parte integral para lograr el desarrollo sostenible. Son vitales para proteger la tierra y el medio ambiente, asegurar condiciones de trabajo justas y seguras, combatir la corrupción, respetar las culturas tradicionales y hacer responsables a los gobiernos. Sin embargo, aquellas personas que expresan sus opiniones o buscan incidir en el desarrollo y las inversiones son estigmatizados de manera rutinaria como “anti-desarrollo”, y están sujetos a hostigamiento judicial, amenazas y ataques violentos.   Desde la adopción de la Declaración sobre los Defensores de los Derechos Humanos hace 20 años, se estima que unas 3.500 personas defensoras de los derechos humanos han sido asesinadas por su labor pacífica en la defensa de los derechos de los demás. Sólo en 2017, al menos 312 defensores y defensoras de los derechos humanos fueron asesinados, 67 por ciento de los cuales trabajaban en defensa de la tierra y el territorio en el contexto de grandes inversiones, industrias extractivas y grandes empresas.   Hoy en día, los mismos gobiernos que adoptaron estos importantes instrumentos de derechos humanos pueden en realidad socavar esos esfuerzos a través de las acciones de sus bancos nacionales de desarrollo o la cooperación bilateral y multilateral para el desarrollo. Cuando las intervenciones de desarrollo ignoran los derechos humanos, o se imponen a las comunidades sin su consentimiento o participación, a menudo no logran generar desarrollo o reducir la pobreza, y en su lugar terminan contribuyendo a abusos de los derechos y poniendo a las personas defensoras en riesgo.   Es por eso que la Campaña Personas Defensoras en el Desarrollo hace un llamado a los bancos de desarrollo, los Estados y otros actores del desarrollo para que cumplan con estos aniversarios de derechos humanos, destacando el importante papel que desempeñan las personas defensoras en el desarrollo sostenible y comprometiéndose públicamente a:   Asegurar que las intervenciones de desarrollo apoyen la realización de los derechos humanos y eviten abusos, Promover un entorno propicio para la participación pública en los procesos de desarrollo, y Tomar las medidas necesarias para salvaguardar a las personas defensoras en el contexto de las actividades de desarrollo.   Lea la Carta Abierta firmada por más de 200 grupos Encuentre aquí más información

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Carta aberta da Alta Comissária da ONU sobre a integração dos direitos humanos na ação contra a mudança global do clima

Excelência, Enquanto eu escrevo para você hoje, os direitos humanos estão sob ameaça de uma força que desafia as bases de toda a vida neste planeta que compartilhamos. As conclusões do Painel Intergovernamental sobre Mudanças Climáticas no seu relatório especial sobre o Aquecimento Global de 1,5 °C não poderiam ter sido mais claras. A mudança climática já está afetando a vida das pessoas, o gozo efetivo de seus direitos e os ecossistemas dos quais todos dependemos. Preservar o futuro da humanidade prevenindo os piores impactos da mudança climática requer que a comunidade internacional trabalhe em conjunto para executar agora medidas climáticas, eficazes, ambiciosas, urgentes e baseadas nos direitos humanos. No próximo mês, em Katowice, na Polônia, Estados e outras partes interessadas se reunirão para finalizar uma série de decisões críticas sobre o programa de trabalho do Acordo de Paris de 2015, sob a Convenção-Quadro das Nações Unidas sobre Mudança do Clima. Estas decisões irão reger a ação contra a mudança global do clima sob o Acordo de Paris para o futuro indefinido. É fundamental que o resultado da COP24 em Katowice se baseie em compromissos concretos para preservar a dignidade e os direitos humanos, a fim de fazer jus ao o legado e propósito do Acordo de Paris, assim como aos esforços mundiais para alcançar o desenvolvimento sustentável e erradicar a pobreza extrema. Também devemos olhar além da COP24 para a implementação do Acordo de Paris nos próximos anos. Ao longo dos próximos dois anos, muitos governos terão a possibilidade de apresentar e/ou atualizar suas primeiras contribuições nacionalmente determinadas. Isso dá ao seu governo a oportunidade de fortalecer os compromissos refletidos em sua contribuição inicialmente pretendida. Clamo a todas as autoridades que considerem urgentemente tal medida. Sabemos que a soma total das contribuições nacionalmente determinadas pelos Estados nos coloca em aproximadamente 3°C de aquecimento, mais do que o dobro da meta que a comunidade internacional concordou em envidar esforços para alcançar três anos atrás em Paris. As consequências desse nível de mudança climática são inimagináveis. Nações, ecossistemas, pessoas e modos de vida inteiros poderiam deixar de existir. Além de que inúmeras vidas vão ser irreparavelmente afetadas, começando com aqueles que já sofrem discriminação devido ao seu gênero; devido ao seu status econômico; devido ao fato de serem membros de povos indígenas ou minorias; devido ao fato de serem imigrantes, ou internamente deslocados; devido a sua idade; ou porque são pessoas com deficiência. Estados têm obrigações de direitos humanos de garantir que aqueles impactados pela mudança do clima, especialmente aqueles em situação de vulnerabilidade, tenham acesso a medidas de mitigação efetivas e aos meios necessários de adaptação para disfrutar a vida com dignidade. Eles também têm a obrigação de fortalecer os seus compromissos de mitigação a fim de prevenir os piores impactos da mudança do clima. Para alcançar esses objetivos, Estados devem trabalhar individualmente e coletivamente para regular as emissões de gases do efeito estufa, para mobilizar recursos adequados para adaptação e mitigação da mudança do clima, e para garantir a participação significativa de todas as pessoas na ação contra a mudança global do clima. Estou profundamente comprometida com o desafio de defender os direitos de milhões de pessoas ameaçadas pela mudança do clima, agora e nos próximos anos. Para contribuir para esta crítica luta, meu Escritório vai estender todo o suporte possível para os Estados Membros na negociação e implementação de ações climáticas baseadas nos direitos humanos. Nesse sentido, meu Escritório estará disponível para oferecer, caso possa ser útil, orientação em diversas medidas cruciais para a proteção dos direitos humanos na ação climática. Continuaremos a trabalhar com Governos e outras partes interessadas para promover a ação climática e os resultados da COP24 que beneficiem tanto pessoas quanto o planeta. Por favor aceite, Excelência, as garantias da minha mais alta consideração.   Michelle Bachelet Alta Comissária das Nações Unidas para os Direitos Humanos   Missões Permanentes para as Nações Unidas Em Genebra e Nova York.  

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Carta Abierta de la Alta Comisionada de la ONU sobre la integración de los derechos humanos en la acción climática

(traducción no oficial del inglés) Excelencia, Hoy mientras escribo, los derechos humanos están bajo la amenaza de una fuerza que desafía los cimientos de toda vida en el planeta que compartimos. Los hallazgos del Panel Intergubernamental de Cambio Climático en su informe especial acerca del Calentamiento Global de 1.5oC, no podrían ser más claros. El cambio climático ya está afectando la vida de las personas, el disfrute efectivo de sus derechos, y los ecosistemas de los que todos dependemos. Preservar el futuro de la humanidad previniendo los peores impactos del cambio climático, requiere que la comunidad internacional trabaje conjuntamente para tomar ahora mismo medidas climáticas eficaces, ambiciosas, urgentes, y basadas en los derechos humanos. El próximo mes, en Katowice, Polonia, los Estados y otras partes interesadas se reunirán para finalizar una serie de decisiones críticas sobre el programa de trabajo del Acuerdo de Paris 2015 en virtud de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Estas decisiones regirán la acción climática bajo el Acuerdo de Paris para el futuro indefinido. Es fundamental que el resultado de la COP24 en Katowice se base en compromisos concretos para defender la dignidad y los derechos humanos, a fin de cumplir con el legado y el propósito del Acuerdo de París, así como con los esfuerzos mundiales para alcanzar el desarrollo sostenible y erradicar la pobreza extrema. También debemos ver más allá de la COP24 para la implementación del Acuerdo de Paris en los años venideros. En el transcurso de los próximos dos años, muchos gobiernos tendrán la posibilidad de presentar y/o actualizar sus primeras contribuciones determinadas a nivel nacional. Esto le da a su gobierno la oportunidad de fortalecer los compromisos reflejados en su contribución inicial prevista. Estoy haciendo un llamado a todas las autoridades que consideren con urgencia este movimiento. Sabemos que la suma total de las contribuciones aportadas y determinadas por los Estados actuales a nivel nacional, nos ubican en aproximadamente 3oC de calentamiento, más del doble del objetivo que la comunidad internacional acordó alcanzar mediante esfuerzos hace tres años en París. Las consecuencias de este grado de cambio climático son impensables. Naciones enteras, ecosistemas, pueblos y modos de vida, podrían simplemente dejar de existir. E incontables vidas serán dañadas irreparablemente, empezando por aquellos quienes ya enfrentan discriminación por su género; por su estatus económico; por ser miembros de grupos indígenas o minorías; por ser migrantes, o desplazados internos; por su edad; o porque son personas con discapacidades. Los Estados tienen una obligación de derechos humanos para asegurar que quienes sean afectados por el cambio climático, particularmente aquellos en condiciones de vulnerabilidad, tengan acceso a recursos efectivos y los medios de adaptación necesarios para disfrutar la vida dignamente. También tienen la obligación de fortalecer sus compromisos de mitigación para prevenir los peores impactos de cambio climático. Para alcanzar estos objetivos, los Estados deben trabajar individual y colectivamente para regular las emisiones de gases de efecto invernadero, movilizar recursos adecuados para la mitigación y adaptación al cambio climático, y garantizar la significativa participación de todas las personas en la acción climática. Estoy profundamente comprometida con la lucha por defender los derechos de millones de personas amenazadas por el cambio climático, ahora y en los años venideros. Mi Oficina brindará todo el apoyo posible a los Estados miembros en la negociación e implementación de las acciones climáticas basadas en los derechos humanos, en esta crítica lucha. En este sentido, mi Oficina está lista para brindar orientación sobre una serie de medidas cruciales para la protección de los derechos humanos en la acción climática, si eso fuera útil. Continuaremos trabajando con los gobiernos y otras partes interesadas para promover la acción climática y un resultado de la COP24 que beneficie tanto a las personas como al planeta. Por favor su Excelencia, reciba mi más alta consideración.   Michelle Bachelet Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos   Misiones permanentes para las Naciones Unidas En Ginebra y Nueva York.  

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Fracking, Derechos Humanos

El primer día que se habló de fracking ante la CIDH

Era de por sí ya un momento excepcional. La Alianza Latinoamericana Frente al Fracking había organizado un encuentro regional, estábamos en Colombia personas de 7 países de Latinoamérica reunidas cara a cara. Entonces, nos llegó una gran noticia: la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) había aceptado nuestra petición para una audiencia. Estallamos en una alegría colectiva. Representantes de organizaciones, abogados, activistas, científicos y habitantes de comunidades afectadas realizábamos el encuentro Territorios Libres de Fracking, ofreciendo talleres, conferencias de prensa y conversatorios sobre la fractura hidráulica —método de extracción no convencional de hidrocarburos— y sus impactos en la vida, la salud y el ambiente. Ahora, no sólo tendríamos un público diferente, sino que sería la primera vez que se hablaría de fracking ante la CIDH.   La alegría se convirtió en la encomienda inmediata de preparar en sólo veinte días una exposición que en veinte minutos resumiera de la mejor manera todos y cada unos de los efectos que ha tenido el fracking en el continente americano. Trabajamos día y noche para que todo estuviera listo ese 3 de octubre en Boulder, Colorado. Fue tan poco el tiempo que a Gabriel Cherqui, vocero de las comunidades mapuches afectadas en Neuquén, Argentina, por el megaproyecto Vaca Muerta, le fue imposible conseguir el visado y hacer el trámite necesario para viajar a Estados Unidos. Convertir años en minutos Quizás lo más difícil fue resumir miles de documentos e historias en tan poco tiempo. Nos había tomado años sistematizar la información especializada sobre el tema y conseguir la aceptación de la audiencia informativa, solicitada con más de 120 firmas de respaldo. Otro desafío fue tejer de forma sólida la relación entre el fracking y la violación de derechos humanos, un tema que ya habíamos identificado que a la Comisión le interesaría abordar, dada la inmensidad y complejidad del problema. Desarrollamos una estrategia: Roberto Ochandio, extrabajador, petrolero y geógrafo, expuso los pormenores técnicos necesarios para entender el fracking; Liliana Ávila, abogada de AIDA, enlistó cómo el uso de la técnica ha vulnerado el derecho al ambiente sano, la vida, la salud, la consulta y a la información de las comunidades afectadas; Alejandra Jiménez, de la Alianza Mexicana contra el Fracking, dio a conocer los casos en México, donde el acceso al agua ha sido comprometido; Santiago Cané, de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) de Argentina, abordó la contaminación, daños directos, falta de consulta y persecución de las comunidades de Neuquén; y Doris Estela Gutiérrez, presidenta de Corporación Defensora del Agua, Territorio y Ecosistemas (CORDATEC), habló sobre la promoción de las consultas públicas en Colombia, así como de la criminalización y amenazas a la vida de los defensores del territorio.  Destacamos que apostar por los hidrocarburos, y por esta técnica, significa también alejarnos del combate al cambio climático pues el fracking emite metano y otros gases de efecto invernadero que aceleran el calentamiento global. Fue todo un reto. No queríamos dejar la voz de nadie a un lado. Escuchar y aprender: una esperanza La mirada de los comisionados y cómo apuntaban datos y testimonios en los veinte minutos que duró nuestra intervención nos dejaba claro que estábamos abriendo una ventana a la esperanza. El carácter multifacético del fracking —con aspectos como el desarrollo, la contaminación, el cambio climático y los derechos humanos— llamaba su interés. No sólo presenciábamos la primera vez que se hablaba de fracking ante la Comisión, sino una audiencia donde cinco expositores resumían la preocupación de más de 120 solicitantes, con una sola causa en común. Lo que vino después fue un diálogo en el que los comisionados nos preguntaron por media hora más detalles sobre la técnica, dudas sobre el desarrollo en los países, la calidad del agua, los daños a la salud pública y una preocupación ante lo mucho que nos aleja esta técnica de las metas climáticas. Solicitamos a la Comisión que inste a los Estados a que adopten medidas para evitar violaciones a los derechos humanos relacionadas con el fracking; a que generen información pública, veraz e imparcial, basada en evidencia científica; y a que protejan los derechos humanos allí donde el uso de la técnica avanza a ciegas. Le pedimos dar seguimiento al tema, particularmente a los impactos negativos del fracking en los derechos económicos, sociales y culturales; en la vida de mujeres, niños, niñas y adolescentes; y en la vida y territorios de pueblos indígenas. Le requerimos dar seguimiento a las agresiones a defensores y defensoras de derechos humanos y buscar medidas de protección para quienes están en riesgo. Quedaron muchas preguntas, muchas otras preocupaciones que como Alianza hemos detectado en América Latina, pero ciertamente este momento nos fortaleció. En lo que respecta al derecho internacional, esta audiencia sienta precedentes regionales y hace uso de los argumentos de la Opinión Consultiva 23 que la Corte Interamericana de Derechos Humanos emitió sobre derechos humanos y ambiente. Es claro que este momento fue un pequeño paso, pero también fue claro que hay oídos dispuestos a escuchar. Por nuestra parte, seguiremos haciendo uso de las herramientas legales del derecho internacional para proteger a las comunidades que puedan verse afectadas por el fracking.  

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Seminario virtual "Evidenciando los daños del fracking ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos"

El pasado 3 de octubre, en una audiencia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), integrantes de la Alianza Latinoamericana Frente al Fracking evidenciaron los daños en la salud humana y en el ambiente, y la consecuente vulneración de derechos humanos, que implica el desarrollo de la fractura hidráulica o fracking en América Latina.   En este seminario, se habló en detalle de los derechos humanos vulnerados por el uso del fracking en la región y de las solicitudes que la sociedad civil hizo a la Comisión para que se adopten medidas adecuadas y urgentes al respecto.   Panelistas Roberto Ochandio, Alianza Latinoamericana Frente al Fracking: Aspectos importantes para entender el fracking. Liliana Ávila, AIDA: Fracking y vulneración de derechos humanos. Alejandra Jiménez, Alianza Mexicana Contra el Fracking: Afectaciones al derecho humano al agua y al derecho a la salud, la experiencia de México. Santiago Cané, Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN): El fracking contra los pueblos, el caso de Argentina. Dorys Gutierrez, Corporación Defensora del Agua, Territorio y Ecosistemas (CORDATEC): Criminalización de la protesta en Colombia. Moderó: Claudia Velarde, AIDA.   Grabación   Presentaciones 1. Presentación de Alejandra Jiménez, de la Alianza Mexicana Contra el Fracking:   2. Presentación de Santiago Cané, de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN):  

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El informe climático del IPCC: la ciencia habló y debemos actuar ahora

Lo ha dicho la comunidad científica internacional: lo único que nos puede salvar de una catástrofe climática es un cambio radical e inmediato. Los próximos once años son los más importantes en la historia del planeta al respecto. La respuesta que se le dé a este llamado determinará el futuro de muchas personas. En su más reciente análisis, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC por sus siglas en inglés), establece los impactos que podrían ocurrir si la temperatura promedio del planeta supera los 2°C, y los compara con los que ocurrirían si logramos frenar el calentamiento o al menos evitar que sea mayor a 1.5°C. El Acuerdo de París, acuerdo internacional para frenar el cambio climático vigente desde 2016, establece como objetivo mantener el aumento de la temperatura muy por debajo de 2ºC con respecto a los niveles preindustriales, y continuar los esfuerzos por limitarlo a 1.5ºC. Los impactos del calentamiento global Las conclusiones de los expertos son tajantes: esos 0.5° C extra serían letales para millones de personas y sus formas de vida. Con un calentamiento de 2°C o más, se espera: más y peores olas de calor, sequías e inundaciones; que el mar suba 10 centímetros más de lo que subiría si el calentamiento llega sólo a 1.5ºC, lo que implica inundaciones costeras y filtración de agua de mar a zonas agrícolas y fuentes de agua dulce, una cuestión de vida o muerte para unos 10 millones de personas; con respecto a la biodiversidad, que el riesgo de perder la mitad de su hábitat se duplique para plantas y vertebrados, y que se triplique para insectos, considerando a las más de 100 mil especies estudiadas; la desaparición de más del 99% de los arrecifes de coral, pero podremos salvar entre 10 y 30% de lo que queda si estabilizamos el termómetro del planeta para que no supere los 1.5°C; que aumente el alcance de los mosquitos que transmiten enfermedades como la malaria y el dengue; y estragos en los cultivos y ganadería, afectando severamente la seguridad alimentaria mundial. Y ¿cómo estamos? No muy bien. El planeta se ha calentado ya en 1°C desde antes de la era industrial y en 2017 las emisiones contaminantes responsables de ese calentamiento subieron nuevamente. Los compromisos actuales hechos por los países para cumplir con lo establecido en el Acuerdo de París no son suficientes. De quedarnos en ellos, llegaríamos a los 3°C en 2030, con consecuencias que es mejor ni imaginar por ahora. Cambiemos nuestro destino climático ¿Qué hay de las soluciones? Lograr que la temperatura del planeta no pase de los 1.5°C es posible, pero requiere cambios sin precedentes. Para lograrlo, las emisiones deberían bajar en 45% entre 2010 y 2030, y deberían llegar a cero emisiones netas para 2050. Esto quiere decir que no se emita más de lo que los bosques y sumideros naturales de carbono puedan capturar. Ello requiere: que las industrias más contaminantes, particularmente las productoras de combustibles fósiles, hagan cambios radicales; que la energía renovable sea la norma para el 2050 (entre 70 y 85% del total);   que las plantas generadoras de energía a carbón desaparezcan; que el transporte funcione con electricidad limpia; y que se expandan, mantengan y cuiden los bosques y otros sumideros naturales de carbono, encargados de retirar las emisiones de la atmósfera. El informe de los expertos reconoce una gran oportunidad: la mitigación de los contaminantes climáticos de vida corta (CCVC), nombre genérico que se le da al carbono negro u hollín, al metano, a los hidrofluorocarbonos (HFC) y al ozono troposférico. Al ser climáticamente más intensos que el dióxido de carbono (CO2), los CCVC son causantes de la mitad del calentamiento del planeta. Además, por su corta duración en la atmósfera, tienen un rol clave en la reducción del calentamiento en el corto plazo. Reducir sus emisiones implica resultados positivos más pronto en cuanto al calentamiento del planeta e importantes beneficios para el bienestar humano, como la disminución de la contaminación y sus daños a la salud y un mejor rendimiento de los cultivos. Pero pocos países han incluido la reducción de estos contaminantes en sus compromisos nacionales frente al cambio climático. En AIDA trabajamos para que los países avancen en el control de estas emisiones. Siendo la región con el mayor potencial para energías renovables, Latinoamérica tiene la oportunidad de ser un ejemplo para el resto del planeta. El riesgo que la región enfrenta es grande y bien vale la pena el esfuerzo para evitarlo. El cambio climático amenaza con sacudir todo nuestro equilibrio, lo que incluye el derretimiento de glaciares andinos, menos lluvia y más inundaciones, escasez de agua dulce, extinción de especies, más incendios y propagación de especies invasoras, pérdida de corales y biodiversidad marina, inseguridad alimentaria, e impactos a la salud de las personas y a sus medios de subsistencia. El panorama es claro: demorar y mantener el calentamiento mundial por debajo de los 1.5°C no es tarea fácil, pero la ciencia ha dicho que es posible. Tenemos lo necesario para lograrlo: conocimiento científico y capacidad tecnológica y financiera. La responsabilidad principal es de los gobiernos, de los tomadores de decisión y del sector privado, que deben dar el impulso para lograr, entre todos, un cambio sin precedentes. No olvidemos nunca que el cambio es posible y además deseable. Un mundo bajo en emisiones es también un mundo más limpio y más justo para nosotros y para quienes llegarán. ¿A quién no le gustaría eso?  

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Seminario virtual "Informe IPCC: Tendencias e impactos del 1,5ºC. ¿De quién es el turno ahora?"

Conoce más a detalle el informe sobre el 1.5ºC presentado por el Panel Intergubernamental de Cambio Climático, en voz de autoras del informe y activistas en materia de cambio climático.   Dicho informe marcará un hito en el combate contra el cambio climático en el mundo y en este seminario expertas latinoamericanas nos dieron su opinión al respecto.   panelistas Carolina Vera: Profesora-Investigadora de la Universidad de Buenos Aires-CONICET, Argentina, y Vicepresidenta del Bureau del IPCC/WG1. Inés Camilloni: Dpto. de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos (FCEN-UBA), Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (UBA/CONICET), y autora líder-Informe 1.5ºC. Mónica Araya: Fundadora y Directora de Costa Rica Limpia. Paula Ellinger: Gerente de Programa en Fundación Avina. Tania Guillén Bolaños: Climate Service Center Germany (GERICS) y Chapter scientist-Informe 1.5ºC. Moderó: Sandra Guzmán, Coordinadora General del Grupo de Financiamiento Climático para Latinoamérica y el Caribe (GFLAC).   Grabación   Presentaciones 1. Presentación de Carolina Vera, Vicepresidenta del Bureau del IPCC/WG1:   2. Presentación de Inés Camilloni, autora líder-Informe 1.5ºC​:   3. Presentación de Tania Guillén Bolaños, Chapter scientist-Informe 1.5ºC​:   OTRO MATERIAL RELEVANTE  

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Derechos Humanos, Fracking

Sociedad civil advierte ante CIDH violaciones a los derechos humanos ocasionadas por el fracking en Latinoamérica

Boulder, Colorado. Representantes de comunidades y organizaciones de diversos países de  América Latina —entre ellos Argentina, México y Colombia— expusieron ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) los impactos actuales y potenciales que la técnica de fractura hidráulica (fracking), utilizada para la extracción no convencional de hidrocarburos, tiene sobre los derechos humanos y el ambiente.La audiencia se realizó en respuesta a una petición suscrita por más de 126 organizaciones de 11 países de las Américas, en el marco del 169° período ordinario de sesiones que la CIDH celebra esta semana en la ciudad de Boulder, Colorado.La principal solicitud a la CIDH y a las Relatorías para los diversos países, en el marco de esta audiencia, fue instar a los Estados a que adopten medidas eficaces y oportunas para prevenir violaciones a los derechos humanos en el contexto de actividades de exploración y explotación de hidrocarburos, así como la aplicación del principio de precaución frente a posibles daños ambientales a causa del fracking.“En América Latina, el fracking se ha realizado sin informar ni consultar adecuadamente a la población afectada, vulnerándose así su derecho a la información, participación, consulta y consentimiento previos”, destacó Liliana Ávila, Abogada Sénior de la Asociación Interamericana de Derecho Ambiental (AIDA), durante la audiencia. “La demanda de agua para esta actividad compite con el uso de agua para el consumo humano, y la contaminación que produce en aguas, suelos y aire, afecta gravemente el disfrute del derecho al medio ambiente sano y compromete el goce efectivo de otros derechos como la vida digna, la integridad personal, la salud, la alimentación, el agua y la vivienda adecuada”.En la audiencia se enfatizó que las mujeres sufren desproporcionadamente los impactos de esta actividad debido a las daños potenciales en su salud reproductiva y a que la falta de acceso al agua provocada por la sobreexplotación y contaminación que el fracking conlleva, tiene un impacto mayor sobre las mujeres debido a los roles de cuidado socialmente asignados.Refiriéndose a la experiencia de las comunidades mapuches de Argentina, Santiago Cané, de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), destacó que “se producen hechos de violencia contra quienes defienden el ambiente y sus derechos. Institucionalmente, podemos hablar de la criminalización de la protesta social como una forma de intimidación para eliminar la resistencia a los proyectos de fracking. La prosecución de causas penales contra los líderes de las comunidades que se oponen al desarrollo del fracking ha llegado a convertirse en una campaña mediática e institucional por la que se busca instalar la idea de que las comunidades mapuches integran un grupo terrorista.”En México, “específicamente en el municipio de Papantla, Veracruz —que de acuerdo a solicitudes de acceso a la información es el municipio con mayor número de pozos de fracking en el país—, donde la población pertenece mayoritariamente al pueblo totonaca, esta técnica de explotación ha provocado el desvío de manantiales y el desecamiento de pozos artesanos, con lo que muchas comunidades perdieron sus fuentes naturales de agua y han visto comprometida su salud y deterioradas sus condiciones de vida”, manifestó Alejandra Jiménez, de la Alianza Mexicana Contra el Fracking.Dorys Gutiérrez, de la organización colombiana Corporación Defensora del Agua, Territorio y Ecosistemas, señaló que: “En Europa, 18 países han aplicado el principio de precaución para no permitir o restringir esta práctica y en Australia, 4 de 8 territorios tienen prohibiciones o moratorias. Entonces, si el fracking es tan bueno, ¿por qué en tantos lugares es ampliamente rechazado?”Según datos recopilados por la Alianza Latinoamericana Frente al Fracking, en América Latina existen cerca de 5,000 pozos de fracking. En Argentina, existen aproximadamente 2,000 pozos. Mientras, en Chile, según datos oficiales, actualmente se ha aprobado la fracturación de 182 pozos, la gran mayoría en la isla de Tierra del Fuego. En el caso de México, el número de pozos de fracking supera los 3,350.A pesar de este incremento, se ha avanzado también en prohibiciones y restricciones al fracking en tres estados de Estados Unidos, en Uruguay, en la provincia argentina de Entre Ríos y en más de 300 municipios de Brasil.La expansión del uso de esta técnica está causando y puede causar graves impactos en los derechos humanos. El avance del fracking representa una amenaza para la consolidación del marco jurídico que el Sistema Interamericano de Derechos Humanos viene impulsando y que incluye las obligaciones de los Estados y la protección internacional a los derechos humanos y el ambiente.Contactos de prensa:Victor Quintanilla (México), AIDA, [email protected], +521 5570522107Arturo Contreras (en Boulder, Colorado), +521 5533320505 

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Grandes hidroeléctricas: por qué no optar por ellas

Por Florencia Ortúzar y Monti Aguirre* (Texto publicado originalmente en Animal Político) La energía hidroeléctrica fue uno de los principales motores de desarrollo para muchos países de Latinoamérica, y aún representa parte importante de la matriz energética de la región. Pero ¿es realmente la mejor opción, considerando la experiencia y el contexto actual? A propósito de un texto publicado en “Energía para el futuro”, blog del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), hemos reflexionado sobre lo que significa seguir apostando por grandes hidroeléctricas en la región. A continuación, las tres razones por las que creemos que no son la mejor opción: 1. Existen mejores alternativas a la hidroelectricidad que deben considerarse desde la planeación Antes de elegir una alternativa energética, debe existir una planificación estratégica que analice necesidades de energía y la mejor forma de atenderlas. En este análisis se deben considerar todas las opciones posibles, para asegurar que la escogida sea la más beneficiosa. Es preocupante que esto no suceda. Por ejemplo, para la construcción de la represa Hidroituango, pensada para ser la más grande de Colombia y asociada con graves daños socioambientales, el gobierno decidió no hacer una evaluación previa de alternativas. Aunque la ley no lo exigía en su momento, era recomendable y es un estándar internacional mínimo que al menos las grandes instituciones financieras deberían aplicar al invertir en proyectos de este tipo. Hoy, otras fuentes energéticas, como la eólica y la solar, han demostrado ser económicamente competitivas, más rápidas de echar a andar y menos vulnerables ante un clima cambiante que las grandes hidroeléctricas. Las innovaciones en redes inteligentes, almacenamiento y baterías resuelven el problema de la intermitencia, haciendo innecesarias nuevas hidroeléctricas. Además, están la geotermia, la energía de las mareas y las olas y otras alternativas cuyo potencial ni  hemos vislumbrado. La promoción de grandes hidroeléctricas retrasa la implementación de soluciones hacia la transición energética que la región y el planeta necesitan. De hecho, según estudios del mismo BID, América Latina tiene la mayor cantidad y variedad de fuentes de energía renovable en el mundo; y sus recursos renovables podrían proporcionar casi siete veces la capacidad eléctrica instalada a nivel mundial, excluyendo a las hidroeléctricas. Por ello, aunque la región tenga aún un alto potencial de energía hidroeléctrica sin aprovechar, es preciso hacer una evaluación integral de la situación, incluyendo de costos y beneficios frente a las demás opciones energéticas posibles. Solo entonces puede decidirse si conviene seguir explotando el potencial hidroeléctrico restante, o si es mejor optar por otros tipos de energía, evitando los impactos ambientales, sociales y hasta financieros que la hidroelectricidad implica. 2. Las grandes hidroeléctricas causan daños socioambientales y no son rentables Se ha demostrado recurrentemente que los daños socioambientales causados por hidroeléctricas son ampliamente mayores que lo inicialmente considerado. Además de desplazamientos forzados y criminalización de quienes se oponen a ellas, las represas inundan tierras, reducen el flujo de los ríos y cambian la naturaleza de los estuarios, destruyendo ecosistemas y causando incluso la extinción de especies. Todo esto impacta la vida de las comunidades aledañas, saboteando también sus posibilidades de adaptarse al cambio climático. En términos económicos, un estudio de la Universidad de Oxford, que analizó cientos de represas construidas alrededor del mundo, concluyó que "incluso sin contabilizar los impactos negativos en la sociedad y el ambiente, los costos reales de las grandes represas son demasiado altos para generar un rendimiento positivo". El estudio evidencia que los presupuestos para construir grandes represas y los tiempos que tardan en estar operativas son sistemáticamente subestimados. Un ejemplo lo dio la represa Belo Monte, que costando el doble de lo presupuestado, resultó ser la obra pública más cara que se ha implementado en la Amazonía; o el proyecto hidroeléctrico Alto Maipo en Chile, cuyo presupuesto se ha doblado más de cuatro veces desde que su construcción fue autorizada en 2009.   En algunos países se ha optado por el desmantelamiento de grandes represas, reconociendo que sus costos han sobrepasado los beneficios; y algunas empresas privadas han descartado proyectos hidroeléctricos, por no ser viables ni rentables. Estados Unidos adoptó, como política de Estado, rechazar cualquier préstamo, donación, estrategia o política para apoyar la construcción de grandes hidroeléctricas. 3. Agravan el cambio climático y se tornan riesgosas con los cambios del clima El cambio climático es uno de los aspectos que urge considerar al hablar de la pertinencia de la hidroelectricidad. Los embalses de las grandes represas generan cantidades significativas de gases contaminantes, especialmente metano, un gas de efecto invernadero 30 veces más potente que el CO2. Asimismo, su construcción daña sumideros naturales de carbono, incluidos bosques y ríos. Por esto, antes de optar por una hidroeléctrica, se deben hacer análisis sobre emisiones de CO2 y metano, lo que no necesariamente ocurre actualmente. Otro aspecto a considerar es la vulnerabilidad de estos proyectos ante las variaciones del clima. Las precipitaciones extremas aumentan la sedimentación en las represas, reduciendo su vida útil; y las sequías, cada vez más frecuentes, las tornan ineficientes. Mientras más represas pierden eficiencia, Latinoamérica, altamente dependiente de la hidroelectricidad, es más vulnerable energéticamente. Más grave aún es que las represas son peligrosas ante eventos climáticos extremos. Así lo demostró, por ejemplo, la crisis en Laos, donde una represa “cedió” ante el mal clima, haciendo desaparecer poblados completos. En Virginia, Estados Unidos, se han ordenado evacuaciones masivas por el riesgo de que una represa colapse por las lluvias; y en Kerala, India, las lluvias torrenciales, sumado al mal manejo de varias represas, han causado inundaciones sin precedentes. En ciertos países, ya es un problema serio reconocido que, con el tiempo, más y más plantas hidroeléctricas sean reportadas peligrosas, lo que requiere grandes inversiones para resguardar a las poblaciones aguas abajo.  Como representantes de la sociedad civil, trabajando por una región más justa y sostenible, instamos a que instituciones financieras como el BID apoyen el cambio que necesitamos. Esperamos entonces que dejen de invertir en grandes proyectos hidroeléctricos, que han demostrado una y otra vez ser dañinos para el ambiente y para comunidades locales, ser costosos para los países y poco flexibles en tiempos de cambio climático. Ya es tiempo de una mejor planeación energética y de invertir en proyectos de energía renovable no convencional, basados en estudios de impacto social y ambiental completos, independientes y de la más alta calidad, y cuya planificación e implementación respete los derechos humanos.   * Florencia Ortúzar es abogada del Programa de Cambio Climático de AIDA y Monti Aguirre es coordinadora del Programa para Latinoamérica de International Rivers.  

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